![VIOLENCIA INCESANTE VIOLENCIA INCESANTE](http://m1.paperblog.com/i/12/123559/violencia-incesante-L-1.jpeg)
Una gran parte de la sociedad está vacía, anestesiada y enferma; le arrebatan sus fundamentos tradicionales y su valores religiosos quedando desnuda y a la intemperie y calla, guarda silencio cómplice y cobarde, no rechista, no protesta. Se deja romper la familia y arrebatar los principios que la sustentan, la responsabilidad, la disciplina, el aguantar la contrariedad y respetar a los demás; y así se permite asentarse en la permisividad y la pasividad y deja crecer a los niños sin educación, al aire de sus instintos y de sus fáciles deseos, sin someterse a la norma y sin ejercitar la voluntad con la repetición de actos; de modo que no educa a los niños, y, por ello, admite las lúdicas LOGSE y LOE. Se busca el loco placer y la vana felicidad; se le rinde mísero culto al dinero.
La educación de los hijos es una función insoslayable de los padres. Su dejación y descuido tiene efectos graves e irrecuperables para el desarrollo de la personalidad del niño. Los padres han de guiar y castigar los errores de los hijos; la educación no está en conceder todos los gustos que les piden, con ello, no educan, malcrían al hijo, están haciendo un monstruo tirano. El niño requiere cariño y reprensión, amor y disciplina, en una atención y reconducción diarias. El padre y la madre, en conjunción acorde, han de sembrar en el hijo los valores esenciales y los principios éticos y humanos, regarlos, laborearlos y cuidarlos con amor y firmeza constantes. La labor educativa en el seno familiar comienza desde el principio y no puede sustituirla nadie. La escuela viene después a construir imprescindiblemente sobre los cimientos que puso aquella. En la casa, aprende el niño los rudimentos esenciales y decisivos de su educación; con la orientación y corrección de la madre y con la disciplina y autoridad del padre, y sobre todo con el ejemplo, va sabiendo el valor de la honradez, del trabajo, de la renuncia a los gustos con responsabilidad en el cumplimiento del deber; este ejercicio es fundamental para el desarrollo de la persona.
C. Mudarra