Revista América Latina

Violencia Inducida

Publicado el 15 mayo 2012 por Jmartoranoster
Posted on 15 mayo, 2012 by AYMARA GERDEL
Investigaciones extranjeras por décadas han tratado de explicar nuestros problemas. Esa es la norma o ha sido la norma para tratar de cualificar o cuantificar el tema asociado a la violencia, sus causas y consecuencias en nuestras naciones. Sin embargo la información estadística sobre violencia por armas de fuego en el continente Americano, así como en buena parte del mundo es insuficiente, debido al escaso uso de la estadística – registros administrativos, censos y encuestas- en los distintos países.

En nuestro país existen carencias importantes de registros administrativos confiables que permitan integrar un sistema generador de información sobre las múltiples variables asociadas al tema de la violencia. Información de calidad y oportuna, definida según los parámetros del plan estadístico nacional, que alimente al sistema estadístico nacional con el objetivo de elaborar políticas públicas capaces de reducir los niveles de violencia en nuestro país.El Gobierno y el Estado Venezolano han reconocido estas deficiencias, avanzando en la creación de la Comisión Presidencial para el Control de Armas y Municiones, el estudio de las necesidades y condiciones particulares de nuestra población en torno al tema de la violencia. Así como la restructuración del Sistema Judicial Venezolano, la creación de la Universidad Experimental de la Seguridad (UNES), la construcción de un proyecto de Ley para el control de Armas y Municiones, producto de un proceso de consulta nacional para la elaboración de políticas públicas que se complementen con el lanzamiento de la Misión Seguridad. 

La  Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de La Seguridad Ciudadana 2009, señalo que el 94 % de los homicidios en nuestro país eran cometidos con armas de fuego y solo el 6 % eran sin armas de fuego.  En cuanto a las personas víctimas de algún delito, sobresalen los robos y los hurtos que representan el 81%, seguido de la primera minoría con un 9%, desagregada de la siguiente forma: lesiones personales 4%, corrupción 2%, abuso sexual 0.02%, homicidios, extorsión y secuestros con 1% respectivamente. Las segunda y tercera minoría integrada por las personas víctimas de amenazas y estafas constituyen un 6% y 4% de la población que fue afectada por un delito.  Tomando en cuenta el estrato social de esta población tenemos que el 83% de las personas víctimas de delitos, pertenecen a los estratos con menos recursos –estratos cuatro (IV) y cinco (V) – seguidos del estrato tres (III) con 12,43 %  y finalmente los estratos uno (I) y dos (II) con casi un 3% de la población.  Si revisamos como se distribuyen estas personas  por grupo etario, tenemos que tanto las victimas como los victimarios se encuentran en un rango de edad comprendido ente  15 y 44 años –son en su mayoría hombres jóvenes activos  económicamente–. Resumiendo, solo el 1 % de las personas afectadas por delitos fueron víctimas de homicidios. Si desagregamos por sexo tenemos que los hombres representan el 77% de las víctimas y el 93% de los victimarios.  Maquiavelo en el Príncipe, escribe: “existen tres modos para conservar un Estado habituado a vivir en Libertad y con leyes propias: el primero, aniquilarlo; el segundo, residir en él; y el tercero, dejar que viva con sus leyes, obteniendo de él sus tributos y creando en su interior una oligarquía que haga perdurar su fidelidad”. Aunque no estamos en el mismo contexto histórico, en pleno siglo XXI estas prácticas están más vigentes que nunca.   El uso de las armas de fuego con escasa o ninguna regulación, se traduce en el  costo de vidas humanas bien sea producto de los conflictos armados entre Estados o dentro de los Estados y los homicidios por armas de fuego al margen de estos conflictos. Estudios realizados por Amnistía Internacional determinan que cada año se pierden al menos 250.000 vidas en conflictos armados. Además, se calcula que cada año se cometen 300.000 homicidios producto de conflictos personales con armas de fuego, asaltos y accidentes. Cuando hablamos de violencia no podemos ser tan reduccionistas y cuantificar la violencia solo a través de la tasa de homicidios, ya que existen múltiples factores que inciden directa o indirectamente en el fenómeno.  Sin embargo, es pertinente señalar que la tasa de homicidios es el indicador que se usa a nivel mundial para cuantificar  el número de homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes en un determinado periodo y en una determinada área geográfica.  Según estadísticas publicadas por organismos internacionales el problema se agudiza en el continente Americano por sus crecientes índices de violencia. Según las cifras disponibles América Central registro 29 homicidios por cada 100.000 habitantes, América del Sur 26 y el Caribe 18. La tasa de homicidios en la región Americana solo es superada por el continente Africano -debido a sus conflictos armados-. Colombia, el Salvador, Honduras, Jamaica, Guatemala,  Brasil, Venezuela y México encabeza el ranking de los países del continente Americano con el mayor índice de homicidio por arma de fuego. Los países  Latinoamericanos constituyen el 13 % de la población mundial, pero responden al 42% de los homicidios por arma de fuego.  Cuantificar las lesiones por armas de fuego, es algo sumamente complejo, ya que las lesiones son más numerosas que las muertes por arma de fuego. Se estima que cerca de 1.5 millones de personas en el  mundo son heridas anualmente por armas de fuego. Pero esto no es casual, ya que diariamente se bombardea a nuestras poblaciones con altas cargas de violencia.  América Latina representa para las grandes potencias, una región de importancia estratégica para tratar de solventar la crisis estructural que padece el sistema capitalista.  Por tal motivo estos países están aplicando un modelo de dominación y homogenización cultural –Todos seguimos las mismas modas en el vestido, la música, la comida, los autos, la lectura y hasta la investigación científica–  integrado por múltiples factores concebido con el objetivo de seguir sometiendo a nuestros pueblos a través de la colonización de las mentes más jóvenes, promoviendo la violencia en todas sus formas. Este modelo garantizara la mano de obra barata para su consumo, fuente segura y accesible para la adquisición de recursos naturales, Gobiernos cómplices con el poder hegemónico, organismos multilaterales al servicio del sistema capitalista, el libre mercado, depósitos para sus desechos altamente contaminantes, miles de kilómetros de tierras fértiles para el cultivo de organismos genéticamente modificados, etc.  Estratégicamente las grandes potencias están usando la industria de los medios de comunicación, la industria de las Armas y Municiones, la industria del miedo, la industria del cine y el entretenimiento, y finalmente la industria de los estupefacientes y sustancias ilícitas para penetrar ideológicamente a nuestros jóvenes, alienar sus sociedades con el fin de obtener pueblos sumisos que reproduzcan la miseria y puedan financiar a los países hegemónicos.  Los medios de comunicación –presa, radio, televisión y redes sociales – en la actualidad reproducen la violencia, se usan como herramienta para manipular las conciencias, evitan el debate de ideas, promueven la pérdida del dialogo, minimizan la construcción de saberes a su mínima expresión y garantizan que las clases dominantes mantengan el poder que históricamente han tenido sobre las masas.  Galeano en su libro Patas Arriba, habla sobre la Industria del miedo: “El miedo es la materia prima de las prosperas industrias de la seguridad privada y el control social”. Durante la última década se incremento la venta de alarmas, gas pimienta, cámaras de video, chalecos anti balas, armas blancas, entre otras herramientas que sirvan como mecanismos de “defensa”. Especialistas en Marketing, dicen, “Nuestra mejor publicidad son los noticieros de televisión”. Uno de los negocios que más se lucra con la violencia a través de inducción  del miedo en la población mundial, es el sector asegurador. Las empresas de seguro absolutamente a todo le ponen un precio y lo que no es rentable o no produce lucro -tiene más riesgo de siniestralidad- simplemente no es asegurable para ellas.  La industria globalizada del cine y el entretenimiento –Juegos de Video – bombardean a la población de violencia en todas sus formas, principalmente a las nuevas generaciones. Mortal Combat , Race, Atari 2600, Duke Nukem, Grand Theft Auto serie, Custer’s Revenge y Doom son unos de los miles  de juegos violentos que ha cuestionado la opinión pública mundial. En EEUU, la violencia forma parte integral del 60% de los programas. Se estima que un Joven estadounidense habrá visto 200.000 actos violentos en la televisión, incluyendo 16.000 asesinatos, antes de cumplir 18 años. Al concluir la escuela primaria un niño ha visto en la televisión 8 mil asesinatos y 100 mil actos de violencia. Según el  Instituto Internacional de investigación de la Paz de Estocolmo para el año 2009 los EEUU se ubicaba el primer lugar de los países exportadores de armas pequeñas y ligeras con el 67% de mercado mundial. Así mismo ocupa el primer lugar con 51.415 de miles de millones de $ en exportaciones de armas no convencionales. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señala a los EEUU como el país más consumidor de drogas en el mundo.  ¿Pero qué hacer? Creemos que algunas de las políticas públicas más importantes para resolver el problema de la violencia deben ir direccionadas a transformar el sistema educativo en todos sus niveles para combatir la violencia y revisar a profundidad el contenido altamente violento en los medios de comunicación. Ludovico Silva, decía, “Los hombres son esclavos de la ideología que se les impone a su conciencia”. Hoy el pueblo organizado en Venezuela junto al Gobierno Bolivariano forja iniciativas para combatir ideológicamente a la violencia, armando conciencias. Aymara Gerdel  http://aymaragerdel.blogspot.com/

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