La Violencia obstétrica es un término inventado gracias a la maravillosa e increíble habilidad del progrerrojerío, sin importarle hacer el más profundo ridículo para inventarse nombres de problemas que no existen en su agenda de crear división, más que preocuparse por el bienestar de las mujeres.
Se inventó para justificar su parasitismo apoyando a unas locas que se quejaban de lo que no sabían e intentar hacer creer que luchaban por ellas, ya que los problemas reales de estas no los sabían solucionar.
Evidentemente es una clase de violencia machista, vicaria y transversal. Da igual que en el campo ginecólogo esté ocupado en su mayoría por mujeres. Lo importante es pillar cacho y mantener los chiringuitos.
Esta violencia empieza cuando nace el médico y se recrudece cuando se saca el título.
En realidad es simple y llanamente mala praxis. Es cierto que hay bastantes tratos muy cuestionables hacia las embarazadas, pero no es por misoginia, sino porque hay médicos (y médicas) que son puta escoria y tratan mal a los pacientes en general con tal de tener partos rápidos y terminar antes su turno. Pero claro, eso no da para montar un Observatorio y trincar pasta.