Entrevista realizada por Viviana Gálvez
Violeta Barrientos Silva, escritora y activista feminista, vuelve a poner el dedo en la llaga de la Lima conservadora, esta vez con su taller Políticas/poéticas del cuerpo. En él busca reflexionar sobre el cuerpo y cómo es abordado, tanto a partir de las expresiones artísticas como las políticas públicas en general. Conversamos con ella sobre los temas a tratar en el taller y nos advirtió: “Resultará provocador reflexionar sobre las pulsiones activo/pasivo en esta sociedad y las fantasías de dominación ‒suena pornográfico y lo es‒ de los cuerpos institucionales sobre el resto de ciudadanos”.
¿Cómo surge el taller Políticas/poéticas del cuerpo?
Este taller es un proyecto antiguo que siempre fue un deseo no cumplido totalmente. Quería reunir al público en general y artistas que tengan el interés de reflexionar y crear en torno al tema del cuerpo, que ha sido el eje de mis estudios y también de mi trabajo y activismo. Como parte del material a ser analizado, nos centraremos en aquellas performances políticas así como producciones artísticas que interpelan a la cultura.
¿Por qué el cuerpo como eje?
El cuerpo es un tema inagotable. En este taller en particular, por ejemplo, se busca plantear algunos asuntos de actualidad: el cuerpo que se escapa de su destino biológico y, por lo tanto, que deja sin piso al racismo o sexismo; la superación de lo biológico en la era de lo posthumano, en la que la tecnología complementa al cuerpo; los poderes de un cuerpo que deja atrás los moldes culturales en los que fue concebido siempre. Toda esta revolución corporal nos da mucho material con el cual crear.
Para situarnos en el Perú, nuestra reflexión también incluye a los cuerpos institucionales que han dominado la historia del país y sus mentalidades; es decir, los cuerpos masculinos y jerárquicos de los ejércitos de la tierra y del cielo.
El taller además cuenta con la participación de artistas, ¿en qué consiste esto?
De momento, entre los asistentes hay artistas plásticos y de performance, así como personas interesadas en la reflexión filosófica y política. Todos ellos han sido invitados también a exponer en grupo sus propios planteamientos.
Lima es todavía una plaza conservadora en comparación con otras ciudades de la región, ¿cómo son las expresiones culturales limeñas relacionadas al cuerpo?
Claro que sí, Lima es conservadora por su propia historia de control de mentalidades. Un tema como el cuerpo, que se discute desde los ‘90 del siglo pasado, solo entra de a pocos en la discusión política, en la currícula universitaria. No hay desarrollo de otras disciplinas más allá de las médicas al respecto, como si aún no fuéramos conscientes de que el cuerpo es parte de nuestra propia subjetividad, más allá de los dictados de la moda y la estética. Por ello, resultará provocador, por ejemplo, reflexionar sobre las pulsiones activo/pasivo en esta sociedad y las fantasías de dominación ‒suena pornográfico y lo es‒ de los cuerpos institucionales sobre el resto de ciudadanos.
Uno de los temas que aborda el taller es el de "el cuerpo universal (blanco, masculino, sujeto) y el otro cuerpo (de color, femenino, objeto)". ¿Cómo explicar esta diferencia de cuerpos a una persona que no está relacionada a estos conceptos?
En la actualidad hay una revuelta de los “otros” cuerpos, de aquellos cuerpos de sujetos que no fueron hegemónicos y que hoy quieren proyectar su propia imagen y no ser aquello que se espera que sean. Ahora las mujeres hablan de sus propios deseos, cuerpos y pulsiones; las identidades raciales de igual manera; las sexuales lo mismo. Antes, el “dominado” debía quedarse callado ante la invasión de sus fronteras corporales ‒apropiación de su trabajo, de su tiempo, de su deseo‒ por alguien “de más poder”. Hoy eso empieza a quedar de lado y provoca también reacciones de resistencia del poder; pero el proceso ya es irreversible por mucho que demore llevarse a cabo un cambio más profundo.
A propósito de esto último, tu has estado involucrada en el movimiento feminista en el Perú desde 1984. ¿Cuál es tu análisis sobre lo que viene sucediendo en Lima, donde cada vez se denuncian más casos de violencia contra la mujer?
Se tiene más sensibilidad. Hay más sanciones, más mujeres que toman conciencia de sus derechos viniendo de distintos estratos sociales, pues hay que tomar en cuenta que no es lo mismo la visibilidad de una mujer con privilegios que la de una mujer que no los tiene. El problema es que la “visibilización” por los medios no debería ser una exhibición de los métodos y artes sobre cómo se llevó a cabo un feminicidio. Ya tenemos bastante con la mujer en vida, por siglos, que es objeto de pornografía como para hacerla ahora muerta objeto del morbo. Se trata de analizar una realidad social donde también el análisis del agresor y no solo su castigo “ejemplificador” tiene mucho que decir.
Volviendo al tema del taller, ¿existe algún artista de Lima o Perú, de cualquier disciplina, que recomiendes seguir?
El arte a recomendar es el que escandalice por estar removiendo los viejos parámetros. En cuanto a nombres concretos: la poesía de Carmen Ollé o Enrique Verástegui; la escritura y performance de G. Campuzano; el arte de Cristina Planas; la performance de Elena Tejada, entre otros.
¿Qué artistas internacionales relacionados a la temática del cuerpo son tus preferidos?
Tengo muchísimos que cruzan los siglos, desde Hieronimus Bosch hasta llegar a Francis Bacon; los planteamientos de Monique Wittig y su reflexión sexo/genérica, así como su obra literaria; Pedro Lemebel, Diamela Eltit, César Moro, entre los latinoamericanos. Hay muchísimos más que hablan no solo de placer sino del dolor, de la enfermedad ‒sobre todo crónica‒ como una forma de existencia del cuerpo. A esto hay que añadir a filósofos y ahora antropólogos que alimentan el mismo enfoque, en una suerte de desquite ante el monopolio de una razón descorporeizada a través de los siglos.
El taller Políticas/poéticas del cuerpo inició el 25 de febrero y va hasta el 6 de abril, todos los lunes de 6:45 pm a 8:45 pm en el Fondo de Cultura Económica. Aún hay oportunidad de inscribirse.