Pese a que el mundo cristiano atraviesa una de las peores crisis de toda su historia, la figura de la Virgen María parece sobreponerse a cualquier tormenta de fe y se muestra incólume, en algunos lugares del planeta con más fuerza que en otros, pero resistiendo cultural y religiosamente en cada uno de ellos.
En mi caso particular, cuando viajo, siempre intento una aproximación con el mundo religioso ya que encuentro en él datos que me unen y me ponen enseguida en contacto con la esencia misma del lugar. Así como muchos viajeros tienen la manía de llegar a un sitio y comprar el diario para enterarse de las noticias, yo encuentro en las iglesias algún elemento – que juro no sé cuál es- que me da la pauta de como vive, piensa y siente esa sociedad.
Así es como a lo largo de estos quince años de viajero atesoré imágenes de vírgenes de todas las características y estéticas que puedan imaginarse (con rostros de bellas señoras europeas, de piel morena y aliadas de los indígenas, lujosamente vestidas con ropajes artesanales y hasta las que son realizadas con los materiales más sencillos como la madera tallada a cuchillo o el barro cocido como las que hacen en Panajachel, Guatemala).
Mientras seleccionaba las mejores imágenes para compartir con ustedes en este día de la Virgen llegué a la resolución del misterio de porqué encontraba en ellas una pista para comenzar a entender a la sociedad de la cual provienen. Y la respuesta fue sencilla: por que ellas no son otra cosa que la representación fidedigna de la visión de su pueblo. Con su estética, sus ropas, sus expresiones y las gracias concedidas condensan el inconciente colectivo popular y adoptan las características que los fieles del lugar le imprimen según su necesidad de identificación.
De ese modo se explica por qué en Bolivia, por ejemplo, los fieles se cortan el cabello cuando se les cumple la promesa implorada (y luego ese cabello pasa a formar parte de las vírgenes que pueblan las miles de iglesias que coexisten en el país), o bien, por qué la Virgen de Guadalupe guarda la clásica estética barroca de los mexicanos y aparece en cuanta catedral o templo de importancia se visite ( hay réplicas de ella en la Catedral de Notre Dame de París, la Almudena de Madrid e incluso en nuestra Catedral porteña).
El 8 de diciembre forma parte de las festividaes oficiales y por ello es feriado en casi todo el mundo cristiano. Al Vaticano seguramente llegarán en procesión miles de fieles de todo el mundo y lo mismo sucederá en cada uno de los países en los que se profesa el catolicismo. Una vez más, como todos los años, la creencia en la ascensión de la madre de Cristo renovará los votos de fe y con ella el mito de la existencia de la mujer más importante de la historia de occidente.