Cuando las pelas escasean y uno no puede comprar todos los libros que quisiera no queda otro remedio que la relectura. Y como no hace mucho leí la última novela de Virginie Despentes (Bye bye Blondie) y me gustó, pues ahora he releído esta otra: Lo bueno de verdad.
Está a tres pasos del escenario, ahí donde no llegan los focos. Primeras filas de público, gente amontonada hablando de pie, puntas rojas de los pitillos, algarabía. Dos tipos del sonido se agitan en el escenario, uno retoca un último detalle, otro modifica el sonido de los monitores. No siente las piernas, sólo la garganta, hay un abismo ahí dentro, no quiere ir. Se muere de ganas de estar, tiembla de pies a cabeza. La llaman para salir. Es un tiempo distinto, sin conciencia de nada, un momento en que hace las cosas hipnotizada, con el automático puesto. El escenario hundido en la oscuridad, la gente abajo en un fundido de caras atravesado por un susurro mientras ella va subiendo. Nunca lo conseguirá. Ni siquiera moverse un centímetro, ni siquiera abrir la boca. Focos sobre ella, cegada, y el trozo arranca. Tiene tiempo para pensar: "Se me habrá olvidado la letra y no me saldrá la voz". Siente vergüenza de estar ahí y que todos la vean. Se siente ridícula, humillada, exhibida. Qué coño pinta ahí, plantada ahí, bajo todas las miradas. Y cómo colocar los brazos y cómo poner las piernas y cómo desaparecer, no tener que hacer eso.
Nicolas la observa, está en el fondo oscuro del escenario, conecta el sonido, asustado por si algo se jode, pero todo funciona. A ella se la ve incómoda, rígida. La mayoría de la gente de la sala ni se molesta en escucharla, siguen hablando y esperan al grupo de verdad. En la primera fila, algunas cabezas prestan atención, unas cabezas se mueven ligeramente. Ya es algo. Con la voz que tiene, en serio, joder, siempre con la misma historia, no se trata de saber colocarla, sino de arrancar.
Virginie Despentes. Lo bueno de verdad. Editorial Anagrama, 2001. Traducción de Isabelle Bordallo.
En esta novela, Lo bueno de verdad, de 212 páginas, El exterminador de e-rratas, solo ha detectado una:
- (pág. 149)
MAL: y sitente tener que decirle
BIEN: y siente tener que decirle