Había llegado casi a la mitad de mi estancia en Japón y ya empezaba a darle vueltas a que esto se acabaría a finales de Diciembre y que tendría que volver a España a retomar otra vez mi vida. Estaba aprendiendo a muy buen ritmo debido a la dedicación que le ponía en aprender y a la exigencia de ir cada día a clase. La relación con Yuka iba muy bien a pesar del poco tiempo que llevábamos creía que había encontrado la persona ideal con la que compartir mi vida.
Por todo esto pensé que no era el momento de volver y empecé a buscar alternativas para poder quedarme. Necesitaba dos cosas imprescindibles: ampliar mi visado que expiraba a finales de diciembre y dinero. Me puse a trabajar en lo primero y en las posibilidades que tenia. Los suecos me comentaron lo que ellos y la mayoría de estudiantes de mi escuela que querían ampliar su visado hacían, irse de fin de semana a Corea del Sur y al volver tendría tres meses mas en el visado, una solución basada en una pequeña trampa pero que no me convencía.
Decidí darme un paseo hasta la oficina de inmigración en Tokyo que estaba cerca de Shinagawa. Allí pude hablar con una persona que justamente hablaba español, aunque no pudo ayudarme ya que las dos opciones que tenia eran o bien optar por un visado de estudiante algo con lo que tendría que presentar mucha información y avales de familiares y la otra que encontrara un trabajo con una empresa japonesa y que ellos me facilitaran los tramites.Aun así para cambiar de visado tendría que salir del país y volver a entrar para hacer el cambio de visado.
Descarte la opción del visado de estudiante y me decidí por buscar un trabajo ya que con esa opción mataría dos pájaros de un tiro: visado y dinero. Fui hasta la embajada española en Tokyo situada en Roppongi. Pedí si tenían algún tipo de bolsa de trabajo la cual no tenían, pero me facilitaron una lista de escuelas de español en Tokyo. Había pensado que quizá podría encontrar algún tipo de trabajo a tiempo parcial como profesor de conversación en español. Sonaba bien y parecía buena idea, pero fui tan ”feliz” que no pensé en que si ellos tenían que hacer los papeles de mi visado quizá buscarían a otra persona que no los necesitara. Esto se vio reflejado en los resultados y es que envié cerca de cincuenta mails cual “nigeriano millonario” a estas escuelas y solo recibí contestación de una, la cual se disculpo por no tener ninguna plaza disponible.
Mi compañero tailandes ”Yo” del que os hable en otra anterior entrada me propuso que si quería trabajar tenia amigos en Roppongi que me darían trabajo en Pubs o discotecas, chocando radicalmente con lo que nos habían avisado en la escuela de que no aceptáramos. Evidentemente le dije que no, ya que me jugaba que me expulsaran del país por trabajar de forma ilegal y en algo considerado un empleo de “riesgo”,a Yuka tampoco le hacia mucha gracia aunque así consiguiera alargar mi estancia.
Sin opción alguna me quede con la opción de salir y volver a entrar al país para renovar mi visado pero aun así a un quedaba el tema del dinero. A falta de poder conseguirlo por mi cuenta, tuve que pedirlo prestado a mi familia. Aunque ellos no lo veían claro del todo y me pidieron que siguiera con el plan de volver en diciembre y una vez en España lo hablaríamos para poder volver en Enero. Así que pase el mes que me quedaba en Japón con la incertidumbre de si podría volver en Enero.
Continuara