Revista Poesía

Viscerales (4):

Por Davidgonzalez
PLIEGO DE DESCARGO / DANIEL RUIZ GARCÍA:
- El sol es un bebé orinando sobre los tejados.
Y yo decía: Oh, y ella sonreía, porque además yo era muy explícito, era muy obvio, decía: Oh, y en realidad tenía ganas de follarla otra vez, tenía ganas de tumbarla y darle leña salvaje, o bien de meterle la polla en la boca, pero ella ya no quería, porque fumaba desnuda y me daba un coscorrón o me pellizcaba el culo y sonreía y decía anda, déjame, y vístete, llegarás tarde al trabajo.
INERTIA SATANÁS / DAVID MURDERS:
Estoy desnudo, llevo botas, medias y ligueros, todo negro como el petróleo. Sujeto el asa de una correa de cuero negro con el flanco de los cuatro dedos frontales de mi mano derecha extendido hacia arriba, alineados y unidos, dibujando un ángulo oblicuo con el plano horizontal de la estancia, con el brazo semi-extendido hacia delante y hacia un lado, elevado lo justo para mantener a raya a las tres perras sarnosas que tengo a los pies de la tele.
VIDAS PARALELAS / JOAQUÍN PIQUERAS:

(...) a pesar de la analogías, el tamaño es importante: uno es no tener más que dos mudas de ropa heredadas del hermano mayor, saber qué es un menú rico en carencias, saber cómo florecen los callos en las manos, aplastar las ansias de aprender a golpes de ignorancia paterna, de sádicos maestros de palmeta en ristre, conocer de primera mano qué es sentir vergüenza de uno mismo, la humillación, el resentimiento de clase, no conocer más sexualidad que la extensión de la mano, (...)
Viscerales (4):
LA GAVIOTA / FRANCISCO SPINOGLIO:
Todo parecía idílico, pero de repente irrumpió en la escena una gaviota herida que iba brincando de roca en roca. Tenía un ala casi del todo desprendida, quizá debido al roce con una hélice, y presentaba un desgarro profundo por el que no paraba de gotear sangre. Se arrastraba por el arrecife tratando de volar, pero pronto se dio cuenta de la imposibilidad de sus intenciones y se quedó inmóvil a la espera de que alguien acudiera en su ayuda.
MIEDO / MARÍA COUCEIRO:
Cuando era pequeña me temblaban las piernas por las mañanas. Abría los ojos y espontáneamente ellas temblaban como un acto reflejo.Es difícil salir de la cama con tanto miedo.
"Puedo quedarme aquí y esperar a que termine todo y puede que así llegue a vieja".
EL VÍDEO / JULIO VALDEÓN BLANCO:
Raúl volvió a casa convencido de que vivía en un país deteriorado, reino de los vagos, de adolescentes quinquis, tarados, analfabetos, chupones. Sentado en el sofá, frente al aparato de aire acondicionado, hacía cábalas. Extasiado, creía haber descubierto la idea que lo haría, si no rico, al menos habitual de Puerto Vallarta. El negocio, la bomba, titilaba en un blog que copiabaa a su vez una noticia de Wall Street Journal.

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