Nota: * * * *
Si observamos fijamente el cartel de esta nueva película de Spike Jonze sin haber leído absolutamente nada sobre su argumento, las interpretaciones pueden ser infinitas. Un primer plano en rojo rosáceo, un bigote, unos ojos claros, una expresión entre el amor y el dolor. Pero en realidad dice casi todo del trasfondo sentimental de esta historia del realizador, guionista y actor estadounidense. Los ojos casi transparentes de su protagonista, Joaquin Phoenix, miran a alguien que no vemos, que no somos nosotros, que es invisible. La miran a ella, Her, la voz de Scarlett Johansson, dándole vida a un sistema operativo (OS) en un futuro que no parece tan lejano y abriendo un sinfín de preguntas sobre la dicotomía realidad-ficción.
Por eso en realidad no debemos volvernos locos. Her no es más que un relato romántico. Un romance 2.0, pero contado con una belleza que la hace grande. Es un tratado sobre la imposibilidad del amor y la complejidad de las relaciones humanas por la vía de las nuevas tecnologías. Es la historia de un hombre solitario, a punto de divorciarse, con el corazón roto, y redactor profesional de cartas de amor, que encuentra en la voz femenina de un OS un motivo para enamorarse, para volver a descubrir con entusiasmo los detalles más insignificantes de su vida.
Aunque ya sin la poderosa presencia literaria de su guionista más valioso, Charlie Kaufman, Jonze consigue componer una conmovedora apología del romanticismo, derrochando sentimientos y convirtiendo el aprendizaje emocional en el aire con el que respira todo el metraje. Para ello se sirve de un íntimo y entrañable Joaquin Phoenix, que vuelve a demostrarnos su polifacético registro de roles, en esta ocasión recordándonos al traumatizado antihéroe de Two Lovers, en un papel donde el dolor, la soledad y la vida son la verdadera carta de amor que Jonze quiere hacer llegar hasta donde seamos capaces de sentir. La voz de Scarlett ahí sólo es la metáfora, la posibilidad de encontrar un refugio virtual donde volver a sentir que algo merezca la pena.
Sabemos que su originalidad no reside en el argumento, por otra parte revisado ya (de aquella manera) por Steven Spielberg, por la magnífica serie Black Mirror, e incluso por nuestro Kike Maíllo en Eva, entre otros muchos. Es su ambientación retro-futurista, anacrónica y limpia, su icónico y delicado tratamiento de las imágenes y del guion, y su profunda filosofía lo que la convierten en algo especial. ¿Qué es real y qué no lo es en cuestiones de inteligencia artificial? Nos preguntamos conforme sus protagonistas lo hacen material. ¿Hace falta un cuerpo? ¿Es posible el amor fuera del plano físico? Es ahí, en el nombre de lo que es real porque simplemente sucede, de lo que también está condenado a deteriorarse con el tiempo, donde su mensaje se hace fuerte.
Recordamos al Principito promulgando aquello de que “lo esencial es invisible a los ojos” y no hemos podido por tanto dejar de preguntarnos si esta inteligente, lírica, meditada y también cómica historia de amor no contagia mucho de esa concepción extracorporal del mundo. Pero al margen de ello, lo incuestionable es que Her nos hace reflexionar, va directa al corazón y entre las últimas líneas de su abstracto y esquivo final, está la confirmación de su mensaje: no evitar todo aquello que nos haga volver a sentir el entusiasmo, la intensidad, la alegría.
Os dejamos el tráiler subtitulado y, a continuación, la reproducción completa de “scores” creados por el grupo canadiense Arcade Fire para la película: