Revista Cine

Visionado: "Jobs", de Joshua Michael Stern. "Biopic sin vida"

Publicado el 15 noviembre 2013 por Cinetario @Cinetario

Nota: * *

Frente a otro tipo de géneros, los biopics cuentan con el aliciente añadido de recrearnos la vida, obra y milagros de un personaje al que se le presupone el don de despertar cierto interés entre el público. Sin embargo, no por ello el cineasta que intenta resucitar para la gran pantalla a un contemporáneo o a un 'muerto ilustre' tiene todos los ases en la manga para lanzar una película de calidad. Ni siquiera cuando el tipo en cuestión es una especie de héroe americano, de aquellos que se han  hecho a sí mismos,  y con un lado oscuro inquietante.


En este caso, Jobs aburre y las principales peripecias biográficas de su protagonista conectan con el espectador a través de una emoción fría. Más que un cineasta creando una obra, Joshua Michael Stern parece un notario que da 'Fe' de los diferentes acontecimientos que registran una vida y una carrera empresarial de éxito. Así, con este tono de educado cronista, nos muestra a Steve Jobs en vísperas de iniciar su carrera, en su condición de joven indómito que no se somete a ninguna regla de juego. Seguiremos junto a él en diferentes momentos esenciales de su vida/empresa como la presentación pública del iPod, pasando por los diferentes altibajos de su trayectoria, como el momento en el que fue 'expulsado' de su propia compañía. El clímax llega junto a su regreso triunfal a Apple donde el Jobs seguirá revelando al mundo  nuevos ingenios tecnológicos. 
El film nos presenta la visión empresarial de Steve Jobs, su apuesta por la innovación como dogma de Fe irrenunciable y nos deja a la intemperie su personalidad traicionera, incapaz de vincularse emocionalmente a ningún ser humano y, en muchas ocasiones, de guardar un mínimo respeto a parejas, colegas, subalternos y amigos. (Incluso 'vendió' a su inseparable, Steve Wozniak, el artífice del primer ordenador personal de Apple).
Cuesta mucho comprender como Matt Whiteley, guionista del film, y Stern no han sacado más partido de un hombre tan aparentemente 'inerte' y complejo como Jobs en su vida personal, una persona que tan sólo parecía comprometido con su condición de visionario condenado a pasar a la Historia. Pero es así. La película flojea sin remedio, a pesar de los esfuerzos meritorios de un Ashton Kutcher al que se le nota enamorado del personaje, pero incapaz de lograr comunicar de una manera creativa ese sentimiento. ¿Resultado de un guión flojo?, ¿demasiada veneración hacia un 'genio' al que el actor compara con el mismísimo Da Vinci?
Estamos de acuerdo con el cineasta y con su vocación de resultar honesto ante la biografía de Jobs. No hacía falta montar una historia épica en torno a él que engrandeciera su figura para bien o para mal, ni dar pábulo a todas las leyendas que circularon en torno suyo, sin embargo, a la película le sobra formalidad y le faltan esos pequeños detalles que dotan de humanidad al personaje. Como la pose arrogante e infantil del Zuckerberg al que dio vida cinematográfica un David Fincher rabiosamente creativo, a la hora de narrar las grandezas y miserias de otro de los iconos de la globalización tecnológica.
Esta es una película que pasará sin pena ni gloria y que, en muchos casos, está consiguiendo lo impensable: defraudar de la misma manera a los incondicionales de la factoría Apple y a los tipos que se acercan con morbosa curiosidad por primera vez al personajeNo sería de extrañar que Steve Jobs anduviera inquieto en su tumba por aquello de que su paso a la inmortalidad, en la Gran Pantalla, ha sido de lo más discreta. Seguramente hubiera preferido menos honestidad y más 'diseño' en torno a su retrato.


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