MUÑECO DIABÓLICO (Lars Klevberg, 2019)
Remake del clásico de 1988 que sirve como una actualización de la historia original de Don Mancini al proponer al nuevo Chucky como una especie de Alexa (un dispositivo que se conecta para servir de asistente domótico). La idea es buena, y aunque no termina de sacársele demasiado partido, la película aprueba gracias a las dosis de mala leche y crítica encubierta (ojo al inicio, que muestra la producción en serie de los muñecos en una planta de Vietnam), a lo que hay que sumar un acusado componente gore que se desata en el desproporcionado desenlace. Tal vez lo más controvertido está en el propio diseño de Chucky, que si bien no acaba de ser redondo, está bien aprovechado en cuanto a su gestualidad, que no parece tan digital como realmente es. Y la voz de Mark Hamill resulta perfecta para el pequeño muñeco asesino. Me ha gustado.
INSTINTO MATERNAL (Olivier Masset-Depasse, 2018)
Película francesa adscrita al thriller con tintes hithcockianos que inquieta en su premisa: la muerte de un niño al caer de la ventana de su casa, y los reproches que la madre hace a la vecina por no estar atenta a ello. Aunque había mimbres para hacer una película con una profunda carga psicológica y hasta terrorífica, el director opta por recrear el ambiente plano de un telefilme de sobremesa, restando mucho impacto a la propuesta.
Quizá lo más destacable lo encontramos en la intensa interpretación de Veerle Baetens, actriz protagonista con bastante presencia que le da empaque a la cinta. En cambio, el niño que hace de su hijo adopta un aire inquietante totalmente innecesario, que solo sirve para añadir un extra de confusión en el espectador que, en este caso, no ayuda.
SPIDERMAN: LEJOS DE CASA (Jon Watts, 2019)
Aunque había interés por ver cómo se desarrollaba la primera película post Vengadores: Endgame, Spiderman: lejos de casa sirve para confirmar la tendencia actual del universo cinematográfico Marvel. Esto es, dejar lo verdaderamente relevante para los eventos, y rodar las películas de héroes en solitario con el piloto automático en marcha. Por ello, esta nueva producción no aporta absolutamente nada, acercándose si cabe aún más a un espectro de público adolescente. Esto de por sí no es negativo, es más, se agradecen los cambios de tono respecto a otras películas de superhéroes. Sin embargo, es una pena que la comedia se sustente tan solo con gracietas insulsas y chistes paupérrimos. Lo mejor son las secuencias de enfrentamiento con Misterio, y se hacen demasiado cortas. Como me sucedió en Black Panther, Ant-Man y la Avispa, Capitana Marvel o la propia Spiderman: Homecoming, terminé aburriéndome bastante. La sensación que me queda es la del desaprovechamiento de un director tan prometedor en sus inicios como Jon Watts.
LOS MUERTOS NO MUEREN (Jim Jarmusch, 2019)
Hacía ya mucho que no me acercaba al cine de Jim Jarmusch, y la sorpresa que me he llevado con Los muertos no mueren ha sido morrocotuda, en el sentido más negativo. Parece mentira que un realizador tan prestigioso y tan bien considerado como autor dentro del campo independiente, haya firmado una película tan vacía, tan desganada, tan aburrida. Nada hay salvable en esta producción por la que desfila un reparto de grandes actores que, sorprendentemente, están tan desubicados como la propia historia. La comedia no hace ni pizca de gracia, el supuesto componente de crítica social es de primero de preescolar, y todo se desarrolla sin alcanzar nunca un tono coherente ni un sentido concreto. Hay un par de momentos en los que los protagonistas hablan directamente del guion de la película, y creo que son los únicos que han debido leerlo, porque su existencia es más que dudosa. Da pena ver a tanto buen actor en este bodrio, y a un otrora interesante director lanzar semejante estafa al público. Horrorosa.