ELI (Ciaran Foy, 2019)
Arriesgada propuesta de Netflix que juega la baza de un niño como protagonista y que cuenta con algunos elementos curiosos. Ciaran Foy, perpretador de Sinister 2, nos lanza en Eli una trama de niño con enfermedad rara (no puede entrar en contacto con el aire, ya que la piel se le quema) que es trasladado por sus padres a una aislada mansión donde trabajo una doctora especialista en curar ese tipo de afecciones.
Con la mansión, la película ya entra en una dicotomía extraña. Pero es el delirante giro final lo que despeña a Eli a un abismo insalvable. Digamos que la película apuesta por lo más temerario sin ningún tipo de reparo, en un autoatentado suicida que la hace volar por los aires. Aunque la impresión última es de absoluta tomadura de pelo, le concedo a Eli la valentía de ir a por todas y el exponerse abiertamente sin temor a las críticas. Solo por eso ya me cae simpática. Ahora bien, me resulta imposible recomendarla a nadie.
GOODNIGHT MOMMY (Veronika Franz, Severin Fiala, 2014)
Ambigua y seca película alemana que nos lleva a una apartada y modernista casa en mitad de la nada. Allí, dos hermanos gemelos se entretienen como pueden mientras su madre, que lleva la cabeza vendada, pasa gran parte del tiempo en la cama. Goodnight mommy (rebautizada como Dulces sueños, mamá) se ancla a un ritmo lento y misterioso, muy deudor del cine de Haneke, plantando continuas dudas en el espectador. El alto grado de sugerencia del filme incide en su inquietante contenido, revelándose como una atractiva propuesta para los amantes del terror cocido a fuego lento. Es esta una de esas películas en las que el pausado desarrollo es indispensable para que el impacto funcione como es debido. Lástima que la pareja de directores traicionen su intención en alguna escena que resulta poco honesta para con el espectador. Pese a ello, altamente recomendable.
THE NIGHTINGALE (Jennifer Kent, 2019)Jennifer Kent, directora de The Babadook, cambia de tercio para llevarnos a una película de época ambientada en una colonia británica en 1825. Lo que se nos propone es una historia de rape and revenge adaptada a las particularidades de aquel período, y que impacta en algunos tramos por su seca crudeza. The Nightingale huye de la espectacularidad para ofrecer una ambientación de plano corto que resulta muy efectiva gracias a la iluminación y al realismo de las imágenes. Entre las películas de venganza y el western oscuro, el filme de Jennifer Kent avanza tomándose su tiempo, pero solo patina al extender su metraje en exceso. Sin embargo, tanto las interpretaciones como el acertado guion, que plantea interesantes relaciones entre personajes y situaciones delicadas, sostienen la película sin problema, por lo que se revela como una propuesta que no defrauda.
HONEYMOON (Leigh Janiak, 2014)
Honeymoon es una producción independiente de bajo presupuesto en la que una pareja de recién casados acude a una cabaña en mitad de un paraje montañoso para pasar unos días de luna de miel. Aunque la premisa no es original, la trama logra sorprender al virar hacia un camino que no es el esperado. El desarrollo de la película lleva un ritmo tranquilo pero adecuado, logrando acentuar la lenta transformación de una situación idílica en un pequeño infierno personal. La química entre los actores protagonistas eleva la película por encima de la media, siendo especialmente destacable la naturalidad de Rose Leslie en su interpretación. Con una atmósfera densa que se va cargando a medida que avanza el metraje, Honeymoon puede satisfacer más de lo que parece al aficionado al terror.