Toledo es conocido por su gran patrimonio monumental que atrae a miles de turistas todos las semanas. Pero no todo son monumentos en Toledo, ya que desde hace tres meses cuenta con una exposición de lo más original, poco dada en una ciudad como Toledo, y que viene a romper los cánones establecidos.
Desde el 27 de marzo, el museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha situado en el antiguo convento toledano de Santa Fe, cuenta con una de las exposiciones más importantes de las Vanguardias europeas, la Colección Roberto Polo.
¿Quién en Roberto Polo?
Roberto Polo nació en La Habana en 1951, dentro de una familia de origen español e italiano. Sus primeros pasos le llevó a estudiar Bellas Artes en Estados Unidos, llegando a dirigir tres galerías de arte: Jacob Frères Limited en Nueva York, Galerie Historismus en París y Roberto Polo Gallery en Bruselas.
Pero una parte importante de su vida es la relacionada con el coleccionismo. Siendo mecenas y donante de multitud de instituciones y museos; galardonado en varios países por sus labores filantrópicas.
El hecho que su colección dedicada a las Vanguardias europeas se ubique en Toledo no es azar, sino una apuesta personal de Roberto Polo. Ya que sus amigos españoles, le decía que los toledanos eran muy reacios a la modernidad, por lo que abrirlo aquí era un hito para la ciudad.
El lugar
El que la colección se sitúe en el Convento de Santa Fe, le añade más valor si cabe. Ya que este edificio se construyó sobre un antiguo palacio musulmán. Con la restauración del inmueble han salido a la luz joyas como la Capilla de Belén (una pequeña qubba de diseño califal que se utilizó posteriormente como mausoleo) o como la sala de los alfarjes, Capilla de Santa Fe, el Claustro...
El proyecto del Convento de Santa Fe lo ha firmado el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade, conocido por sus intervenciones en el Museo Abstracto de Cuenca y en el Museo Arqueológico Nacional.
¿Qué vamos a encontrar?
La colección ocupa hasta 12 salas del antiguo convento, con un total de 250 obras que van desde las vanguardias históricas hasta el siglo XXI, incluyendo los realismos del periodo de entreguerras, obras abstractas y contemporáneas desde los noventa a la actualidad.
No podría estar mejor ubicado, ya que se encuentra justo a la salida de las escaleras mecánicas que suben al casco antiguo de Toledo. Aquí nos recibe un grupo escultórico de diez guardianes de casi 4 metros del artista Miquel Navarro y que se llama " Figuras de Batalla ".
Una vez en el interior, lo primero que veremos son los restos de las primeras construcciones sobre las que se construyó el convento, y paneles sobre su historia. Si tenéis miedo a las alturas como yo, podéis pasar por el pasillo lateral para no pisar la cristalera.
También interesantes son los arcos de origen árabe que todavía se conserva en las puertas de acceso y en la sala siguiente. Una cosa curiosa, es que la intención de Roberto Polo es que las obras se comunicaran con el edificio, algo muy poético que significa que las obras fuera en conjunción con la parte del convento en la que nos encontramos.
Que si estamos delante de las tumbas de los monjes que mejor que el cuadro de "The Entry of Christ into New York II" con una imagen postapocalíptica.
O entrar en la capilla del convento y ver un Cristo de nueve metros de Nino Longobardi y un rosario de María Roosen.
A continuación llegamos a la joya del convento, lo que fue un mausoleo, con tumbas y todo. Esconde los restos de una capilla cristiana y otra musulmana, cuya intención es separar mediante una réplica de la capilla que puedan trasladar y conservar los diferentes frescos de las dos épocas. Una obra de ingeniería que esperemos contemplar próximamente.
Seguimos nuestro paseo entre las obras de Roberto Polo, y salimos al patio, o mejor dicho el claustro del convento. Aquí sus paredes han servido de lienzo para esta simpática obra, de la que Adrián pudo disfrutar imaginando que representaba cada forma.
Subimos a la primera planta, y nos empieza a entrar hambre solo con ver entre cuadro.
La colección empieza ser más abstracta, pero encontramos curiosidades como esta colección de retratos cuyas cabezas simulan la forma de un tocón.
Pero no hay que olvidar donde nos encontramos, ya que al entrar a la parte alta nos asombra las vistas de las bóvedas del convento, esto sí que no se ven en cualquier museo. Desde Aquí, podemos acceder al Museo de Santa Cruz donde se realizan exposiciones temporales.
Terminamos aquí nuestra visita a la Colección Roberto Polo, fuimos sin ideas preconcebidas y nos sorprendió, primero el edificio (una joya poco conocida de la ciudad) y después la colección. Tanto sea un entendido de arte como si no, su perfecta ubicación y la calidad de la colección que se expone, le hace una visita original y diferente a la que puedes encontrar en la ciudad. Si ya has pasado por el Museo de El Greco y buscas algo diferente date una vuelta por este museo.