Visita a Manuel Gómez Artesanos.

Comenzaré diciendo que mi visita a Manuel Gómez Artesanos, hace un par de semanas, fue de esas en las que te quedas con ganas de mucho más. La pasión con la que Luis Manuel Gómez, ya jubilado, cuenta las anécdotas y pormenores de cada detalle que ronda a su alrededor y que ha formado parte de toda su vida desde la niñez, es totalmente contagiosa a la par que interesante.
Además nos encontramos con Arantxa Gómez, su hija, que toma el relevo de este negocio casi nonagenario dentro del mundo zapatero.

Desde que me tomé en serio SinAbrochar he ido descubriendo que todo este mundo más que ser la fría industria de la indumentaria, es una fuente de experiencias y vivencias sin igual. En determinados establecimientos ya no sólo compramos camisas, trajes o zapatos, sino toda la experiencia que viene aparejada a ellos.
Sin duda, a poco que entras en Manuel Gómez Artesanos y hablas un poco con sus responsables te das cuenta de que la experiencia allí está garantizada.

Luis Manuel Gómez nos cuenta con todo lujo de detalles desde el origen de ese Ghillie Brogue que podemos ver a la izquierda de la imagen superior, hasta la forma de coser el bordón de la puntera en un mocasín.
Para quien se haya quedado con la duda, el Ghillie Brogue es de entre todos los modelos el más veterano de esta conocida zapatería. Y es, podríamos decir, la versión más cívica del zapato típico escocés para vestir con Kilt.

Ya sabemos que una de las cosas que más valoramos los usuarios y potenciales clientes es la atención. Y en Manuel Gómez Artesanos me demostraron en pocos minutos que la atención es cercana, personalizada y sobre todo que saben de lo que hablan. 
Este último punto es otro factor importante a destacar. Porque ya sabemos la rabia que nos dá entrar en un sitio en el que sabemos más que el dependiente. En este caso creedme que no será así. Si tenemos la suerte de ver merodear a Luis Manuel Gómez por allí tendremos asegurada una instructiva charla sobre zapatos o cualquier modelo en concreto, a poco que le preguntemos.

Pero hablemos un poco de la historia de este establecimiento, y es que su comienzo fue ciertamente fortuito. Todo empezó cuando su fundador, Manuel Gómez, aún siendo un adolestente sufrió un pequeño traspiés en bicicleta que le obligó a recaer en la capital para operarse. Dicho accidente le dejó secuelas y su médico le recomendó que debía considerar su futuro profesional bien como sastre o zapatero. Y la fortuna hizo que se decantase por el mundo de la zapatería.
Tras aprender el oficio en una de las mejores zapaterías a medida de la época, Miranda, se instauró en un local de la calle Ayala, en Madrid.
Desde entonces y hasta hoy día, la zapatería que recibe el nombre de su fundador ha estado realizando zapatos con las mejores pieles y confección de la que han sido capaces de realizar.
Además de poder adquirir los zapatos que encontramos en colección, también nos permiten realizar encargos bajo pedido y seleccionar las pieles, acabados y detalles que deseemos. Y enviárnoslo a cualquier parte del mundo.

Es tal la pasión y orgullo -y no es para menos- que sienten tanto Luis Manuel como su hija Arantxa, que me hicieron entrega de varios recortes de periódicos de la década de los 70, 80 y 90 en los que se hacía referencia a sus zapatos y establecimiento. Incluso me obsequiaron con un trozo de piel del extinto curtidor alemán Carl Freudenberg, que según Luis Manuel era el mejor Box-Calf que se podía encontrar.  -Desde aquí agradezco el detalle que guardaré con cariño-.
Lo dicho, personalmente no les conocía -aunque había escuchado hablar de ellos en el Foro a alguien-, y me encantó poder descubrir de primera mano su trabajo, que por cierto se ve plasmado en la calidad de sus zapatos nada más tenerlos en las manos.
Les auguro un gran éxito en esta nueva etapa que pretende emprende la tercera generación de propietarios y estoy seguro de que descubriremos mucho más de ellos en SinAbrochar.
Mientras tanto, si queréis descubrirlo por vosotros mismos…
C/ Ayala, 62. Madrid.