Tenía una entrada doble gratuita que caducaba el 31 de diciembre y era ya muy avanzado el mes, así que tenía que aprovecharla sí o sí. Por cierto, nada más entrar hice una buena obra donando la entrada que me sobraba a un grupo de señoras a las que se veía que no les sobraba el dinero...
Ya había visitado este museo en mis años universitarios, pero apenas recordaba la visita más allá del trabajo que tenía que realizar y además me llamaba la atención la exposición temporal. También necesitaba despejarme un poco.
No obstante, con una madre escayolada que no puede casi ni moverse (de ahí la necesidad de despejarme), no podía perder mucho tiempo fuera de casa, así que mi visita tenía que ser corta, de modo que decidí empezar por la exposición temporal y luego ver lo que me diera tiempo de la exposición permanente. Sobrevaloré la amplitud de la colección, porque en cuestión de una hora había visto todo. Vale que no soy de las que se paran una hora delante de cada cuadro, pero no iba deprisa y sí que me paraba un ratito a disfrutar de los que me llamaban la atención. Pero vamos por partes:
Si hay que reconocerle algo, es que los cuadros están muy bien escogidos y que están bien ordenados. Según vas paseando por las salas, si sigues el orden, vas apreciando toda la evolución de la historia del arte desde la pintura italiana más primitiva hasta el arte contemporáneo de los años 80. Hay, eso sí, dos colecciones dentro de la exposición permanente: la Colección Permanente y la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Aunque más o menos siguen en el mismo orden, es inevitable que se aprecie un salto cuando pasas de la una a la otra.
Hay una buena variedad de cada estilo representado, aunque no encontrarás demasiados carteles explicativos; imagino que lo que quieren es que tires de audioguía, aunque hay tantos grupos con guía que te puedes enterar de muchas cosas solo con pasar al lado de alguno de ellos.
Pero bueno, el caso es que está bien. Por mis gustos (después del impresionismo ya no disfruto tanto del arte, la verdad, aunque haya cosas interesantes) la planta que más me ha gustado es la segunda y buena parte de la primera (empieza desde arriba y vas bajando). Aunque, como ya he dicho, es asumible verlo todo en relativamente poco tiempo.
Esta exposición básicamente mezcla obras impresionistas con obras contemporáneas a estas de fotografía. Se puede apreciar cómo tienen muchas cosas en común, como por ejemplo los encuadres o los temas, y en algunos casos se retroalimentaban.
La exposición está dividida en bloques temáticos: bosques, paisajes, agua, campo, monumentos, ciudad, retrato y cuerpo. La verdad es que me han gustado de más a menos, porque lo que me gusta del impresionismo son los paisajes y cómo juegan con la luz. No obstante, la parte fotográfica de retrato y cuerpo tenía mucho interés.