Por: Javier Sancho
El viernes pasado tuvimos la suerte de visitar el que
será el epicentro del campus de la nueva universidad de económicas WU, obra del
estudio Zaha Hadid.
Gracias a la guía de un amigo arquitecto, Raphael Siebert,
que ha llevado a cabo las obras del que será nueva biblioteca y centro de
estudios de la WU a través de Vasko+partner, recorrimos encantados el
interior del mismo. Previo al descubrimiento de sus entresijos, observamos la
imponente presencia del voladizo que domina el punto central del campus. Si
bien la fachada no es su punto fuerte, la pieza flotante negra domina sobre sus
alrededores y aloja un espacio espectacular, comentado más adelante. Contrasta
por igual con los variopintos colores de la intervención del CRAB studio,
el acero corten omnipresente en la pieza de la oficina que ganó el concurso
para el plan general, BUS architektur, las tiras de Carme Pinós...
Un poco más alejado se divisa el abstracto fragmento del estudio no.mad,
en varias opiniones compartidas la mejor
intromisión en el recinto.
Tras flanquear la puerta, se abre ante los futuros
estudiantes el ágora cubierta: un muy agradable espacio, sorprendente,
proporcionado y atractivo, más aún cuando sean retiradas las lonas y andamios
que cubren parte de los lucernarios de la cubierta. Alrededor de éste se
disponen, con muros de inclinaciones variadas, los diferentes bloques que
conforman y contienen las diferentes estancias. Desgraciadamente la normativa y
sus controversias han dejado su marca y nadie se sentirá indiferente ante el
pasamanos de la escalera, un vidrio que cubre a cierta altura un atrio para
evitar transmisión de sonidos,... Por igual, un elemento sorprendente en muchos
espacios comunes será el tapiz del suelo, una extravagante moqueta violeta que
seguramente albergará más de un encuentro y charla eventual.
En nuestro ascenso hacia el voladizo, observamos el ágora
central desde las salas que se disponen directamente hacia ella, espacios
comunes de estudio, relax, lectura... La estructura es interesante, sobre todo
en la parte que concierne al gran saliente y los pilares inclinados que
transmiten las cargas del mismo hasta la superficie. La luz transcurre tamizada
al interior, cayendo desde las incisiones de la cubierta a través de los atrios
en las diversas habitaciones. Un sistema de reserva temporal de las salas,
permitirá que las personas con tarjeta universitaria gocen de un espacio de
reuniones aislado cuando así lo deseen
Por fin, llegamos al lugar donde muchos universitarios se
quedarán ensimismados observando el Prater y el Skyline de Viena, mientras sus
pensamientos vuelan sobre la verde y tupida cubierta de árboles que se extiende
ante ellos. Un espacio a doble altura en su límite con la lámina de vidrio, al
que se accede por igual desde la previa bandeja, retraída de tal manera que la
luz llega a los rincones de la misma sin esfuerzo.
De vuelta al suelo, el recorrido se prolonga echando un
breve vistazo a otro de los edificios anexos, en este caso el perteneciente al
estudio Hitoshi Abe, del que destaca su serpenteante incisión interna
donde se macla la escalera que da accesos a las tres plantas.
Viena, sol, Prater... todavía hace calor cuando acabamos.
Nada mejor que una buena cerveza a la vez que evaluamos los buenos momentos, de
la obra... y de la vida.
Gracias por la genial guía, Rapha; y por la invitación,
Katinka
Hasta luego,
b´aC
Javi