Revista Opinión

Visita de Tillerson, retorno al garrote y la zanahoria del Siglo XIX

Publicado el 14 febrero 2018 por Santamambisa1

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Por Geovany Lugo

El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, concluyó una gira por algunos países de América Latina y el Caribe como parte de la política de la Administración de ocuparse, en lo posible, de darle un espaldarazo a aquellas naciones del área que bailan al compás de la música imperial y darles “atención” por el papel que juegan esos territorios en el ámbito comercial, de seguridad, y política exterior.

No es de extrañar que Tillerson, antes de salir al periplo, en una conferencia realizada en la universidad de Austin, Texas, tuviera manifestaciones prepotentes, injerencistas e imperialistas contra Cuba y Venezuela que marcaron su posterior guión.

Allí el señor Tillerson, calificó de “actitud imperialista” a China y Rusia y les advirtió sobre la “dependencia excesiva” de las naciones del área a estas dos potencias.

Seguidamente agregó que “… la región no necesita nuevas potencias imperialistas…” lo que en buen español significa: ¡Esta zona es mía!

Vale recordar que el presidente Trump, quien tildó grosera e insultante a los ciudadanos salvadoreños y haitianos diciendo que son unos ¡SHIT HOLE! (“letrinas” en español), es el mandatario que está llevando a cabo un nuevo capítulo de política imperial.

Parece que el señor Tillerson y todos los que trazan el derrotero político en Estados Unidos, han olvidado que la pobreza, las desigualdades, la explotación de sus recursos y la manipulación de las políticas locales, han sido por la dependencia que han tenido estos países de los Estados Unidos. Eso ha hecho que se empiece a mirar hacia otros lados; en esa dirección están Rusia y China.

Esto es lo que preocupa a la administración Trump, pues como han declarado en reiteradas ocasiones, considera a América Latina como su “patio trasero”, o sea, que le pertenece.

El primer país que pisó el Secretario de Estado fue México, a cuya población emigrante le han injuriado llamándolos “delincuentes y drogadictos” y en cuya frontera común pretende construir un muro de contención para estos ciudadanos.

Además han amenazado con salir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con los prejuicios económicos que esto le traería a México.

No obstante, la indigna subordinación y aprobación del Presidente Peña Nieto, permitió a Tillerson proseguir con el guión preestablecido de alinearlo en su cruzada contra Venezuela ordenándole mayores presiones al gobierno de Maduro.

Su segunda escala fue Argentina, país que junto a Colombia y Perú, son los más críticos de la Revolución Bolivariana y forman parte del triste célebre “Grupo de Lima”, engendro apoyado por Estados Unidos en su accionar contra los países y gobiernos progresistas, en particular Venezuela.

Como era de esperar, el acólito presidente Mauricio Macri, vitoreó la visita del canciller norteño e inclinó la cabeza ante su mano, apoyando los planes de sanciones a los hidrocarburos venezolanos que gesta Estados Unidos.

Seguidamente llegó a Perú, territorio que está sirviendo también de terreno fértil para la promoción de planes subversivos, ordenados por sus amos, con financiamiento externo.

Organizaciones como la Agencia Internacional para el desarrollo (USAID), el Instituto Republicano (IRI), el Centro para la Apertura al Desarrollo (CADAL), la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y el Instituto Político de Perú (IPL) entre otras, financian, o son financiados, para estos planes lo que les permite proseguir con sus propósitos subversivos y desestabilizadores.

No podía faltar una visita a Colombia, país que también ocupa un lugar privilegiado en la cruzada que se lleva a cabo contra Venezuela, y donde existe caldo de cultivo para los planes norteamericanos contra países del área. Trump considera al gobierno de Juan Manuel Santos “uno de sus mejores socios estratégicos y aliados en la región” lo cual le facilita presionarlo a su antojo en contra de Venezuela y otros regímenes progresistas.

Debemos recordar que la frontera común con Venezuela, es una vía atractiva para cualquier maniobra desestabilizadora contra el gobierno de Maduro, además, en el país existe un número de bases y efectivos norteamericanos emplazados allí, con el pretexto del combate a las drogas.

A esta preocupación se une las recientes amenazas del mandatario norteamericano cuando señaló que incluso no descartaba una ataque militar a Venezuela para derrocar el gobierno y la reciente visita del Jefe del Comando Sur Kart Tidd a Colombia, sin una justificación muy clara.

Con la intención de “pigmentar” su gira, Tillerson seleccionó a Jamaica como su destino final. La isla caribeña, gobernada por la derecha, fue de los pocos que votó por abstención en la ONU a la propuesta de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y no está dispuesta a poner en peligro ser importante receptores del turismo norteño, base fundamental de su economía.

El Secretario Rex Tillerson, al hacer referencia a la famosa Doctrina Monroe, que fue en el Siglo XIX una de las políticas de dominación implementadas por el imperialismo contra los pueblos Latinoamericanos, quiere hacer valedera la frase de “América para los Americanos”. Esto demuestra que, a pesar del tiempo transcurrido, el interés norteamericano siempre fue mantener el control de su “patio trasero”.

Es importante recordarle a la Administración Trump que no estamos en el Siglo XIX.


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