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Cuando estás preparado, aparecen las oportunidades para florecer y mostrar todo aquello que has aprendido interiormente en el frío, sombrío y largo invierno! Todo estaba ahí, en tu interior, preparándose para, en el momento oportuno, brotar y compartirlo con los demás! Tu aroma, tu color, todo aquello que te hacen ser Tú, singular, mágico e irrepetible! Y, ya fuera y sin miedo, llega ese oportuno momento en que formas ya parte por pleno derecho de ese gran Universo que te acoge y que sirve de magestuoso escenario de todo eso que has venido a hacer a este mundo nuestro, durante ese breve periodo de tiempo que es nuestra vida!

No hay flores que se queden encapsuladas en su semilla o bulbo, no hay flor que no deba nacer y crecer muchas veces en una tierra yerma o rocosa salvando las dificultades, no hay flor que brote sin su singular aroma y su característico vestido de colores… Aunque para ello solo deba esperar -y desear con toda su energía- el momento preciso, ni antes ni después de lo previsto! Solo que el ser humano, de cualquier tipo, raza, sexo o condición, es un ser libre y puede escoger cuándo hacerlo! No puede resistirse a ese interminable cliclo, solo puede modular la intensidad y evitar infructuosamente de vivirlo o de compartirlo, por miedo! Ese es nuestro gran Don, el ser capaces de decidir amar y fluir con la vida o, simplemente, sufrir e intentar controlarla o esquivarla, evitando su interminable y vital ciclo! Muchas veces olvidamos que amar o sufrir son simples actitudes en la vida…

Por eso la vida nos regala oportunidades, circunstancias -que juzgamos injusta y precipitadamente como buenas o malas- y hechos pasajeros para despertar a la vida y crecer con ella, para luego difrutar y compartir lo mejor de nosotros con los demás, creando ese escenario único que es la vida… ya sin miedo! Se aprende a amar -o a brotar hacia afuera- en el momento en que adquieres confianza en ti y en la propia vida! Es entonces cuando aparece la Primavera del Alma, ese momento que nunca antes habías vivido, sino en sueños! Y, cuando al fin llega -a veces de forma sutil pero sorprendente- esa primavera y le permitimos fluir, resalta tu mejor color, sabor, aroma, figura y fragancia, para que todos la vean! Has aprendido a vivir sin miedo… o a amar, llámale como quieras… pues es tu especial y ya eterna desde entonces florida Primavera!

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