En 1844 Alexandre Dumas y el protagonista de su novela El conde de Montecristo dieron fama al castillo de If, situado en la isla del mismo nombre, frente a la costa marsellesa. Lo cierto es que If fue en realidad un lugar tan tenebroso como se representa en las numerosas novelas y películas que se han escrito acerca de este lugar. Actualmente, la fortificación está destinado a un uso histórico y turístico, formando parte del Centre de Monuments Nationaux de Francia y recibiendo al año a más de 90.000 visitantes.
La construcción del castillo de If se inicia en el siglo XVI, por orden de Francisco I en 1527, para proteger el puerto y la ciudad de Marsella. Sin embargo, no es hasta el siglo XVII cuando la fortaleza se convierte en prisión y empieza a forjar su leyenda.
La edificación fue levantada con piedras procedentes de conventos e iglesias en ruinas y a ella se destinaron presos políticos y religiosos. Además de personajes legendarios como El hombre de la máscara de hierro o El conde de Montecristo, en la cárcel estuvieron recluidas personas celebres como el conde de Mirabeau o el capitán de navío Jean Baptiste Chataud, que introdujo la peste en Marsella. Actualmente se puede visitar el agujero que Edmond hizo en una de las celdas para intentar escapar, aunque jamás se tuvo constancia de que la historia El conde de Montecristo estuviera inspirada por hechos reales.
La fortaleza abandonó sus funciones de prisión tras la rebelión de los comuneros en 1871 y permanece abierta al público desde 1890. Existen ferrys que conectan la isla con la ciudad de Marsella para todos aquellos que deseen visitarlo. Si estáis pensando presenciar los escenarios de la novela de amor y venganza, mejor hacerlo con un buen seguro de viaje a Francia, por lo que pueda pasar en el interior del castillo…
Su situación geográfica hacía del castillo de If la prisión perfecta, de la cual nadie pudo escapar nunca, a excepción del personaje literario Edmond Dantés. En nuestros días, lo convierten en un paraje natural único desde el que se divisa la ciudad de Marsella, bañada por las turquesas aguas del Mediterráneo.