Revista Opinión

Visitando el mini-zoo de Guadalajara

Publicado el 18 marzo 2014 por Algodistinto @algodistinto78
Este fin de semana, tocó ver fauna, pero fauna de verdad.Hartos de ver la fauna urbana que nos hemos encontrado en los últimos meses de lluvias a base de visitar centros comerciales y demás espacios cerrados, decidimos hacer algo diferente. Como los animalitos son una de nuestras pasiones y nos gusta casi cualquier bicho viviente, decidimos pasar el fin de semana en plena naturaleza. Despues de mucho decidir entre las distintas ofertas de ocio animal que ofrecen Madrid y los alrededores, decidimos no quedarnos en Madrid. Sí, suena raro, pero en la capital del ocio de animales (Zoo, Faunia, Safari  y otros muchos menores), no encontramos algo adecuado.Visitando el mini-zoo de GuadalajaraLamentamente, el cuidado y cariño a los animales, se está convirtiendo en un negocio más con animales en reductos infrahumanos (que esto es lógico, puesto que no son humanos) y que les aleja de su hábitat natural. Decidimos buscar un lugar donde estuvieran animales que no pudieran subsistir por sí mismos, eso que se llama centro de recuperación de fauna.La única vez que visité el zoo, lo disfruté por la ilusión de mi sobrina y lo sufrí al ver a los animales pasando unos calor, otros frío, otros cansados de tanta gente. En esta ocasión fue diferente, porque los animales que vimos no tendrían posibilidad de vivir libremente por diversas causas y así, al menos, tienen una oportunidad para tener una vida.Pusimos rumbo a Guadalajara para encontrarnos con animales de todo tipo, pero sobre todo nacionales. No hay leones, tigres, cebras, monos ni delfines, pero sí dos nutrias y algún ave tropical. Este mini-zoo se puede visitar en un par de horas, aunque la visita se puede alargar mucho más en función del interés que tenga el visitante en los animales.Dentro de los privilegios que ofrece, están la posibilidad de contemplar de cerca osos pardos, linces y zorros. Los animales están en un espacio bastante reducido (un poco más reducido que en el zoo de Madrid), pero tal vez la falta de agobio que tienen en otras instalaciones hacen que estén con más vida, más activos.El lugar está pensado como una zona de esparcimiento familiar, en un parque junto al río Henares, con merenderos y un restaurante en su interior. Se puede introducir todo tipo de comida y bebida, en incluso animales con correa. Lo mejor de todo el recinto, además de saber que son animales que están allí para darles una segunda oportunidad, es que no tiene ningún fin comercial, puesto que el único sitio en el que había que pagar era en el restaurante. Todo gratis, algo que es un lujo en estos tiempos.Visitando el mini-zoo de Guadalajara

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