Revista Viajes

Visitando wakanki : el reino de las orquideas

Por Pablosolorzano

Muchas son las opciones que los alrededores de Moyobamba brindan al viajero curioso y ávido de lugares en los cuales poder tener un contacto directo con la esplendorosa naturaleza de la selva peruana. Por eso, en esta entrada relatamos nuestras andanzas por un rosario de lugares ubicados al sur de la ciudad, cada uno tan interesante como el otro y que seguro motivará a más de uno a quedarse en esta capital del departamento de San Martín para ir al encuentro de esos sitios donde no nos lleva nada más que nuestra inquietud y curiosidad.
Como ya dijimos en la entrada anterior esta región es célebre por sus plantaciones de orquídeas, hermosa planta a la que han dedicado monumentos y fiestas. Ya son célebres los “orquidearios” moyobambinos entre los cuales está el WAKANKI en el que se puede apreciar esa delicadeza vegetal en su máximo esplendor. Ubicado a 4 kilómetros al sur de Moyobamba, es posible llegar allí en un mototaxi (5 soles) y desde la carretera caminar hasta las mismas puertas del lugar por un sendero sin desvíos. La entrada cuesta 3 soles. Mi interés era sobre todo conocer a José Altamirano, dueño de este jardín y sobre quien había leído en una edición de la revista peruana Viajeros; él es una especie de “hombre orquesta” de varias iniciativas  y su determinación e ingenio está llevando adelante algunos de los más interesantes proyectos turísticos y de protección de la naturaleza de la zona.
Las áreas aledañas a Wakanki fueron en su tiempo deforestadas y mal usadas por campesinos invasores ávidos de nuevos espaciosdonde sembrar y cosechar dejando a su paso una desastrosa herencia de tierras arrasadas e infértiles y en el camino condenaban a la desaparición absoluta a muchas plantas entre las cuales estaban las ya muy amenazadas orquídeas. Es en ese momento en el que la familia Altamirano decide crear este refugio para ellas y le pusieron por nombre Wakanki que es una palabra que alude a una princesa en una leyenda inca. Hoy los resultados de ese esfuerzo saltan a la vista: se ha empezado a trabajar en comunidad para reforestar, algunos extranjeros han venido a comprar tierras y a seguir con el espíritu de la iniciativa y si todo sigue así seguro que en el futuro estaremos hablando de uno de las mejores y más fructíferas iniciativas en cuanto al cuidado, recuperación y respeto a nuestra ya bastante maltratada selva. 
Lamentablemente no encontramos a José pues había viajado pero en su reemplazo no podíamos tener mejores guías: dos guapas, amigables y sonrientes niñas que eran todo un dechado de conocimiento de plantas, naturaleza y costumbres; conocimiento del que ya quisiera uno al menos tener un pequeña porción. Ellas eran Milagritos, hija de José, y su prima Loana. Luego de andar por un pequeño puente de madera nuestras guías nos condujeron por un enrevesado camino que se abría paso entre la refrescante semioscuridad de un mundo vegetal. Por fin llegamos hasta el corazón del jardín y aquí y allá aparecieron como tímidas explosiones de color en medio de la fresca sombra las hermosas y extrañas puntas de las heliconias “pico de oro” y colgando de las ramas de los árboles, como pendientes que las adornasen, las orquídeas “Góngora” (Gongora spp).

VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Heliconia - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideas góngora - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


Milagritos me ve apuntando todo lo que ella dice y al ver mi ignorancia para escribir correctamente los nombres científicos que ella me dicta decide tomar mi cuaderno de apuntes y con su letra redonda y ladeada escribe una lista de todas las plantas que vemos. Se lo agradezco infinitamente, era como que me dictaran en chino sin embargo a la enana se le veía tan segura de sí misma trascribiendo toda la información que le pedía. Aun sabiendo de antemano la respuesta les pregunto a las niñas qué van a estudiar cuando sean mayores: “Forestales” me responden casi al unísono. Qué tranquilidad, pienso, al menos una parte de nuestra selva estará en buenas manos en el futuro. Este amor por las plantas y la naturaleza les viene a las niñas desde la cuna, sus abuelos, padres y tíos están todos unidos en el esfuerzo por cuidar y mimar a muchas de las especies de orquídeas en peligro de extinción y se han puesto como meta descubrir y catalogar nuevas especies. 
Es hora de conocer la orquídea brassia lanceana que tiene unos pétalos y sépalos alargados que la hacen parecer una araña (aunque le llaman avispa) pero que tienen una deliciosa fragancia. Más allá las niñas nos señalan el flamígero rojo del anturio cuya flor parece un corazón en carne viva atravesada por un espádice verde. En una parte del camino Milagritos ve tiradas unas semillas a las que se conoce como “llama plata” y luego de juntarlas nos la regala deseando que nos beneficie siempre. Desde entonces las llevamos donde sea que vayamos.

VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquídea Brassia - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Anturio rojo - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Semillas Llamaplata y una chicharra - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


Es la oportunidad de ver los níveos pétalos abiertos de una cucarda que cuelga en el vacío apenas sostenida por una larga rama. A continuación aparecen las Bromelias como pequeñas llamaradas con sus pétalos rígidos y encendidos, abiertos y con muchas puntas que las hacen parecer estrellas de fuego. Enhiesta y sobresaliente entre muchos arbustos vimos a la Mishquipanca y sus frutos oblongos que parecen pecanas y que guardan en su interior un tinte rojizo usado para teñir prendas.  No podían faltar los “borceguíes” o también llamado “zapatito de bebe” que es una flor de un verde casi diáfano y tan nimia y delicada como lo podría ser el calzado de un recién nacido, de hecho la forma la tiene.

VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Cucarda - Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


Otro de los motivos por los que quería conocer a José Altamirano, era para pedirle que nos llevase por un sendero que se abre paso por el bosque húmedo de la quebrada de Mishquiyaquillo que está considerada como Área de Conservación Ambiental y el cual es protegido por la Asociación de Campesinos de Mishquiyaquillo liderada, cómo no, por José Altamirano. En las quebradas de esta área de conservación se capta el agua que satisface la sed de los moyobambinos y además es un lugar privilegiado por su riqueza aviar, de hecho es considerado como “la mejor localidad para aves endémicas” por el prestigioso ornitólogo Gunnar Engblom.
La periodista Anna Cartagena, en una crónica publicada en la revista VIAJEROS en abril del 2006, indica que caminando por la quebrada de Mishquiyaquillo se pueden ver “cascadas, miradores… gran diversidad de colibríes y pasar por diferentes pisos ecológicos que van desde los 940 hasta los 1600 m.s.n.s.m.” y hasta pasear por una “cascada de las mariposas” todo lo cual suena más que interesante. Es una lástima no haber podido tener más información o tiempo para hacer esa caminata que debe ser espectacular. Espero que la Asociación de Campesinos brinde más información y ponga indicaciones en la ruta para poder visitar este lugar que pinta como un espacio que promete y mucho.  

VISITANDO WAKANKI : EL REINO DE LAS ORQUIDEAS

Orquideario Wakanki - Moyobamba - San Martín


Nos despedimos de Milagritos y Loana, las futuras científicas, y les agradecimos el guiado y la excelente experiencia que nos permitieron vivir en medio de la explosión de vida y verdor en el que tienen la suerte de vivir. El viaje debía seguir… 
Pablo

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