Hace unas semanas os mostrábamos cómo habíamos redecorado esta estructura de lámpara que hallamos en la calle con su funda de ganchillo.
Os podéis imaginar lo sucia que ésta estaba, así que lo primero que hicimos fue descoserla (venía cosida al armazón metálico) , para después lavarla y dejarla al sol, el mejor blanqueante natural que conocemos y que, efectivamente, terminó de quitar algunas manchas amarillentas que el jabón no había conseguido retirar.
Volvimos a colocar el vestido de croché sobre la base y, entonces, entendimos el porqué de que estuviera anteriormente cosido; era necesario mantenerlo tenso para que se adaptara perfectamente a su esqueleto. Pero la idea de coser no estaba entre nuestros planes, así que, recurrimos a este encaje elástico cortando pequeños trozos con los que...
... fuimos uniendo, con nudos, la labor a la estructura.
Tanto por abajo...
... como por arriba. Además, ensartamos algunas flores...
Muy pocas, las suficientes para darle el toque romántico y femenino que, a nuestro modo de ver, faltaba.
Con los lacitos de encaje hemos conseguido dejar perfectamente estirada y en su sitio la labor de ganchillo que, la verdad, luce como nueva tras pasar por nuestras humildes manos...
Lo confesamos, nos hemos enamorado de la estampa final de la lámpara, y nos encantaría que la viera ahora quien se deshizo de ella ... Y a vosotros, ¿Qué os parece?
¡FELIZ FIN DE SEMANA!