Revista Viajes
Vitré tiene un patrimonio arquitectónico absolutamente excepcional. Proveniente en su mayoría de los siglos XV y XVI pasear por sus estrechas calles adoquinadas es un verdadero placer. Un paseo muy muy pausado pues, al menos en nuestro caso, es verdaderamente difícil no levantar la visita a cada paso y admirar las preciosas edificaciones que conforman la localidad. El castillo medieval de Vitré es una maravilla. Con sus torreones y levantado sobre un peñasco el castillo de Vitré domina la defensa de toda la campiña, y resulta imponente contemplarlo en la Rue du Château desde la amplia plaza del castillo,frente a una de sus entradas tal como si fuera una construcción de "exin castillos" a escala 1:1. De hecho es el mejor ejemplo de arquitectura militar medieval de toda la Bretaña, de acceso gratuito, y que hoy en día acoge las oficinas del ayuntamiento. Desde luego los funcionarios municipales son unos privilegiados al trabajar en estas oficinas con tantísima historia.
Las casas de entramado de madera son una constante en las calles de Vitré. Numerosas construcciones heredadas a partir del siglo XV levantadas por los ricos y poderosos comerciantes establecidos en la ciudad de Vitré y en la que establecían sus tiendas en la planta baja y su vivienda en las superiores. En algunos casos sus tejados llegan casi a besarse unos con otros, y los largos voladizos para desaguar con rapidez el agua de la lluvia protegen las fachadas de la humedad propia de los largos inviernos bretones.
Los muros del Castillo medieval de Vitré lindan con las antiguas construcciones de viviendas de los comerciantes, en muchos de los casos auténticas mansiones cuyos propietarios pertenecían a diferentes gremios, tales como curtidores o comerciantes de telas de cáñamo. Y han llegado hasta nuestros días intactas.
Sin duda éste es uno de mis rincones favoritos de Vitré. El Albergue del Castillo- L´Auberge du Chateau- es un lugar increíble, un alojamiento único en un enclave único de Vitré. Los edificios que componen el albergue se apoyan unos a otros, con sus fachadas cremas y sus entramado de madera, da la impresión que no podrían sobrevivir en pie unos sin otros. En sus bajos un encantador restaurante ofrece las mejores recetas de la gastronomía bretona.
Tras dedicar el resto de la mañana a recorrer casi rincón de Vitré, incluida la Catedral de Notre Dame dentro del recinto amurallado de la ciudad, llegó el momento de saborear por primera vez la gastronomía Bretona, es o si, sin poder probar el vino de la región. Es lo que tiene desplazarse en coche.
Una galette bretona rellena y...
...un magret de pato asado
Fougères
Tras pasar una entretenida mañana paseando por la calles de Vitré, el resto del día hasta la llegada de la noche la dedicamos a conocer otra de las poblaciones con más historia de la Bretaña. Fougères es otra preciosa ciudad medieval que ha contribuido a la historia común y a la riqueza que antaño tuvo la región de la Bretaña, y su cercanía entre ambas hace que sea muy fácil visitarlas en le mismo día. Desde el mirador del Jardín Público se puede contemplar en toda su extensión el tamaño del Castillo de Fougères, uno de los más importantes de Francia por extensión, y disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad baja que creció al abrigo del castillo. En el siglo XII la ciudad se organizó en dos barrios al comenzar desarrollarse también una ciudad alta, el Saint Leonard y el Saint Sulpice.
El Jardín Público en lo más alto del barrio medieval ofrece un espacio para el relax y el descanso. Pero lo mejor son las vistas panorámicas que pudimos contemplar de toda la ciudad de Fougères. Aquí es fácil situar el barrio medieval, la ciudad alta y la inmensa fortaleza de granito que es el Castillo de Fougères.
El río Nançon
La Iglesia de San Leonardo junto a la entrada al Jardín Público
El Teatro Victor Hugo preside la la Plaza del Teatro. El famoso escritor francés visitó Fougéres en algunas ocasiones, y la localidad no ha perdido la ocasión en aprovechar el tirón de su nombre para bautizar a su teatro. En la misma plaza se puede disfrutar en la terraza de una encantadora creperie o recabar información de Fougéres en sus oficina de turismo.
El Beffroi, es decir el campanario, es la única construcción de este tipo que perdura en nuestros días junto al de la localidad de Dinan. Estas torres se levantaban como símbolos de grandeza de las ciudades y también con fines más prácticos como las de torres de vigilancia para detectar posibles incendios u otras amenazas externas a la localidad.
Pasear por los calles empedradas del barrio medieval de Fougéres con sus vistosas y numerosas casas de fachadas de entramado de madera, cuyos antiguos propietarios ocupaban los diferentes gremios de la ciudad-curtidores, sastres, carpinteros-, es una de las mejores experiencias que hicimos en la ciudad. Y es que Fougères no ha perdido nada de encanto en más de diez siglos de pujante historia y la Plaza del Mercado es otro ejemplo también. Algunas pequeñas tiendas de productos típicos hacen más entretenida y didáctica la visita.
La puerta y el foso sur de la fortaleza de Fougères fue nuestro lugar de despedida de esta ciudad con una arquitectura medieval sorprendente, con una enorme fortaleza casi única en Europa rodeada por fosos de agua, un enclave natural maravilloso rodeado por las riberas del río Nançon. Una ciudad, una región que hay que visitar, que hay que conocer y a la que hay que dedicar el suficiente tiempo para poder asimilar tanta belleza, tanta historia.
Posted in: Francia , Viaje en coche verano 2011 Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook