Por la vía del algoritmo y el escándalo, dos cosas se cruzaron en las redes sociales esta semana. El debate en Venezuela por una pieza audiovisual de un medio internacional, que abrió varios frentes de discusión, y un estudio de Financial Times Strategies y la Northwestern University sobre los hábitos informativos de los jóvenes ponen el acento en una preocupación de reciente data: la percepción actual del periodismo. Proyectar el futuro de esta profesión no solo pasa por pensar en las próximas décadas, sino también por escudriñar el concepto que se le atribuye hoy. La cuestión no está libre de temor: dado el cariz de estos temas, uno está a punto de pensar que el periodismo se está percibiendo colectivamente como una entelequia.
En cuanto al debate sobre el medio internacional, entre otros puntos, es necesario detenerse en los desafíos que representan las narrativas digitales para retratar un tema con el rigor, la ética y la seriedad que amerita un trabajo periodístico. Mientras algunos cuestionaban la precisión de los datos manejados en el video que desató la discusión, otros resolvieron el asunto indicando que, en tiempo de redes sociales, prima la forma sobre el fondo, algo que en absoluto puede ser equivalente a la famosa expresión: «La forma es el fondo». Es una real preocupación, especialmente cuando el sistema mediático está en una transformación de roles, mientras otras prácticas comunicativas, como la publicidad y la propaganda, pasan bien coladitas ante nuestros ojos.
La preocupación por responder a los formatos predominantes en plataformas como TikTok no es gratuita: las empresas periodísticas tienen sus ojos puestos sobre la juventud y, en un mundo hipermedia que tiende a privilegiar lo audiovisual, los aprietos son mayores. Los jóvenes serán dentro de poco la audiencia mayoritaria, pero su conexión con lo mediático se construye en el presente. Quienes crecimos marcados por la lectura diaria del periódico en casa lo entendemos perfectamente, así como también sabemos que la percepción general del rol de los medios de comunicación era mucho más clara.
Hoy, el panorama es más difuso por distintas razones, al punto de que los jóvenes demandan al periodismo credibilidad, dinamismo, profundidad y creatividad. De acuerdo con el estudio de Financial Times Strategies y la Northwestern University, realizado con el apoyo de Google News Initiative, las nuevas audiencias desean «cada vez más contenido que no solo sea relevante y confiable, sino también presentado de manera accesible y atractiva». Pero, ¿no se supone que esos principios son fundamentales en nuestra profesión? ¿No es eso lo que se enseña en las aulas universitarias? ¿Cómo es posible llegar a pensar que el periodismo nunca fue lo que supuestamente es?
Resolver estos dilemas no pasa por tiktotificar el reporterismo, ni por tener presencia en todas las redes sociales, dada la caída de tráfico en sitios web informativos. Como he escuchado de periodistas experimentados, las claves están en la raíz: el periodismo es el equilibrio entre la veracidad, el compromiso con la verdad, la comprensión de la realidad, el rigor y la creatividad. Salirse de ese marco, ya sea en un periódico o en un reel de Instagram, es perder el sendero.
Rosa E. Pellegrino