Viva la libertad es un película italiana del director Roberto Andò, basada en una novela escrita por el propio director (El trono vacío) yestrenada en mayo de 2013 que se suma a una tendencia creciente que pone el foco en cómo se ejerce el poder.En este filme se aborda la historia de un líder político, candidato a la presidencia del principal partido de la oposición italiana que huye en secreto a París después de que una militante le increpe en el transcurso de un mitin. Esta hipotética situación ocurre en mitad de la campaña electoral, de modo que el principal asesor de la formación se ve obligado a tomar una decisión de urgencia: sustituir al político en fuga con su hermano gemelo, un brillante filósofo que padece trastorno bipolar y vive recluido en un centro psiquiátrico.
Tras la sustitución, el resultado es impresionante: en poco tiempo este doble recupera la ilusión del electorado de centro-izquierda y remonta los pobres resultados que el partido estaba obteniendo en las encuestas. Su fórmula es bien sencilla: decir la verdad y ejercer la autocrítica.
Viva la libertad pone el dedo en la llaga al presentar el mundo político como un espacio ocupado por meros mensajeros sin ninguna necesidad de hacer las cosas, basta solamente con anunciarlas. Así evidencia que el hombre culto es un ser humano considerado inútil desde la perspectiva política, pero tiene la capacidad de traducir en modo comprensivo lo que es muy complejo, mientras que el político tiene un pensamiento pervertido porque no puede decir la verdad y no puede expresar la complejidad. Es lo que llamamos retórica política: vender aquello que se sabe, o se cree que se sabe, que la gente quiere comprar.
Curiosamente, la película de Andó, Viva la libertad, ha tenido una dimensión profética en Italia: la crisis de Gobierno del Partido Democrático (de centro-izquierda) después de su victoria electoral de febrero de 2013, ha llevado al primer ministro electo, Pier Luigi Bersani, a tomar la decisión de dimitir del cargo por la imposibilidad de formar Gobierno y acabó sustituido finalmente por el actual primer ministro, Matteo Renzi.
Para Andó, estas situaciones se suceden porque en el momento en el que vivimos vemos hombres políticos que no están seguros de lo que hacen y entonces muestran su angustia, su dificultad. Además, el propio director quiere llamar a la reflexión de por qué en la literatura italiana no aparece más a menudo el personaje del hombre político, dado que Italia es el país de Maquiavelo, el escritor que ha dado una definición teórica de la política.
La idea mítica que se tiene del político es que está fuera de su propia vida porque tiene que dar la vida por su oficio, algo que al menos ahora es una falsedad. El político se convierte en impenetrable y no conocemos sus pensamientos o sus sentimientos, en cambio basta mirarlos a los ojos a través de la televisión para comprender lo inadecuados que son y cómo tratan de enmascarar su angustia con la retórica.
Este escritor y cineasta a través de Viva la libertad se muestra muy crítico con la clase política de su país, pero niega que su intención sea cuestionar el sistema. Andó ha creado una historia que cuenta no solo la impotencia de la política, sino también las ganas de la gente de salir de esa impotencia. No es solo un estado de agonía, también un estado vital.
La película refleja la desafección y desconfianza por parte de la ciudadanía que, según Andò, tienen cura: más política y más empeño civil, empezando por los artistas.
En Italia, en los últimos años, se ha podido ver Il Divo, un retrato de corte felliniano del histórico líder de la Democracia Cristiana Giulio Andreotti en el que se mostraban las maniobras en el poder del que fue en tres ocasiones primer ministro de Italia. El actor que lo representaba es el mismo que encarna a estos dos gemelos en Viva la libertad: Toni Servillo.
Tal vez en España nos falte un tratamiento más exhaustivo desde un punto de vista intelectual, bien a través del cine como hace Viva la libertad, o por medio de otros instrumentos (música, literatura, pintura, etc.), sobre los aspectos más controvertidos de nuestra sociedad, como la política o la manera en que se ejerce el poder político, el tráfico de influencias, etc; para que a fuerza de evidenciar nuestros males pudiera surgir una conciencia crítica y responsable ejercida por los ciudadanos con total consciencia y responsabilidad cívica que conllevara al la fijación de unos objetivos que nos ofrecieran un futuro como colectivo.