El Movimiento Feminista ha sido secuestrado por una élite radical y fuertemente politizada, que se parapeta tras las reivindicaciones legítimas y justas que las mujeres realizan al conjunto de la sociedad para imponer sus ideas y alcanzar el poder. Encabezado por gente llena de odio y amparado en el socialismo y el comunismo, la noble y justa lucha por la igualdad de la mujer y la defensa de sus derechos ha quedado seriamente prostituida. Hoy es el día internacional de la mujer y es hora de que luchemos todos juntos, hombres y mujeres, por la dignidad de la mujer, postrada, relegada y maltratada muchas veces por las leyes, las costumbres y la cultura, pero sin aplastar a los hombres, sin discriminarlos, sin convertirlos en los enemigos a batir, lejos siempre de ese feminismo radical que elimina los valores genuinos de la mujer y que es más propio de machorras frustradas que de verdaderas mujeres en lucha. ---
No hay que pelear por las categorías ni por venganzas. Hay que pelear por los seres humanos individuales y por su libertad para vivir como les plazca y hacer con su cuerpo lo que quieran. Este es el Movimiento Feminista que hay que construir, fuera de ideologías políticas, de totalitarismos y de populismos.
Doris Lessing, de soltera Doris May Tayler, que publicó también bajo el pseudónimo de Jane Somers, escritora británica, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2007, fue la gran inspiradora del moderno moderno movimiento de liberación de la mujer. Inteligente y con un horizonte amplio y lúcido, supo ver antes de morir que la lucha por la liberación femenina iba a ser manipulada y pervertida por los totalitarios de izquierda y no se cansó de advertir que esa lucha nunca debe realizarse contra el hombre, sino con el hombre como aliado, justo lo contrario de lo que están haciendo las feministas locas y vengativas que, con el apoyo de las izquierdas marxistas, se están apropiando del movimiento y envileciéndolo.
El día de la mujer no sólo debería luchar por la dignidad femenina, sino también por prevenir fervientemente al movimiento de que ciertos apoyos radicales y llenos de odio pueden acabar con el y contra las mentiras, mitos y propósitos de esta herejía que prostituye el movimiento feminista original, aquél que sí ha logrado grandes victorias en el campo de la libertad y de la igualdad.
Este Movimiento Feminista Radical prostituido, el que se abre paso al amparo de las tiranías, busca reglamentar y controlar las relaciones interpersonales en función del género y del sexo. Su visión del feminismo se apoya en aquella que sostuviera Simone de Beauvoir, que vinculaba la lógica marxista con la dominación patriarcal y, de tal modo, con la lucha por la liberación de la mujer como tal, como categoría, como clase. Para este radicalismo, la lucha contra lo que denominan “sistema capitalista” y feminismo es lo mismo,
El feminismo ha acumulado páginas gloriosas en la historia reciente, pero el feminismo que milita en la izquierda se está degradando, equivocándose hoy en la estrategia, pervertiendo sus metas, llenándose de odio y haciéndose tozudo, sectario y lobbysta.
Sus últimas "fechorías" son sorprendentes y hasta escalofriantes: han estimulado esa locura que llaman "discriminación positiva", han logrado que las "leyes de género" aplasten al hombre, han aceptado la indignante "cuota" y han confundido "igualdad" con "paridad", dos conceptos que no son iguales; uno es constitucional y el otro un abuso totalitario.
La mujer debe escalar y ocupar el puesto que le corresponde en la vida, en la sociedad, en el hogar y en la política, que no es exactamente el mismo que el que corresponde a los hombres, pero que es igualmente digno y quizás más valioso porque la mujer, además de los valores comunes, agrega uno que la hace especialmente grande y poderosa: es la que en verdad custodia la vida y la familia, algo que la convierte en piedra angular de la especie.
El mundo debería asumir como meta que los valores femeninos entren en la política y la mejoren. Pero el gran problema de las mujeres en la política es que, para llegar a la cúspide, han tenido que competir con hombres, lo que les ha obligado a masculinizar sus carreras y a perder en el trayecto sus valores feneninos genuínos. Cuando llegan al poder, las mujeres suelen decepcionar porque se comportan como sus colegas masculinos y no aportan al liderazgo los valores que se esperan: menos violencia, más concordia, más sentido de la justicia y de la igualdad, más democracia y una invencible defensa de la paz.
El actual gobierno español que preside Pedro Sánchez, incapaz de ver sus vicios antidemocráticos, ha convertido ese feminismo desquiciado en uno de sus estandartes políticos y electorales y se ha sumado a la cofradía del odio que degrada y pervierte el feminismo verdadero.
Detrás del fenómeno está una degradación de la democracia y de la nobleza del juego político, que se parece demasiado a la que han experimentado la mayoría de los partidos políticos actuales, que hace que todas las ideas, principios y objetivos, hasta los más fundamentales, sucumban o se supediten a la conquista y disfrute del poder, el objetivo prioritario y, sin duda, el gran cáncer de la democracia y de la misma España como nación.
Francisco Rubiales