Revista Cultura y Ocio
A medida que el domingo languidece se me va asentando el fin de semana, desde el viernes cabrón hasta este ahora de pincho moruno, sudoroso, todo mácula, como una película en versión original y al reproductor le da por no abrirme los subtítulos. Emasculado de denotaciones y por supuesto de connotaciones, me muevo, me arrastro más que nada por contexto: todo me suena a cirílico y a arañas negras taconándome pelandronas la base del cerebelo. Que venga Tarkovsky y me lo traduzca a magia o me bajo.
Por otro lado, ya venía cargándome la puta manía del reciente Woody Allen de retratarme a la pija intelligentsia en formato telefilme. No ha sabido apercibirse de que a estas alturas de circo ya no hay una jodida clase media que le ría los chistes —si es que alguna vez la hubo— y que ahora más que nunca hay unos muy pocos con mucha pasta y expediente de escuela de pago y el resto somos turba. Como digo, no ha querido apercibirse o bien no le ha dado la gana. Al fin y al cabo estamos hablando de un genio del siglo XX y todo lo último que lleva hasta aquí desde Desmontando a Harry son sus minutos de la basura. Que le quiten lo bailado.
De todos modos me ha gustado la de este año, si quitamos a Banderas, claro, sobre todo si quitamos a Banderas, eso sí, que le den una pastilla, un diazepan, algo... Porque la pija intelligentsia también puede ser gañana, gilipuertas, y eso es un punto que le doy a pesar de que me la haya vuelto a colar con la textura telefilm y con la Naomi Watts más destrempante que me he tirado a la cara. Misógino vengativo cuatrojos...
Ah, y también importante: hay un escritor que nunca escribe, no al menos en pantalla, sólo juega a las cartas y lee los libros de otro, y vive del cuento de la escritura mientras la esposa y la suegra le pagan las facturas, mientras se la pela espiando a la vecina exótica y buenorra por la ventana, y roba los libros de otro porque los suyos son una mierda, o dicen los editores de mierda que sus libros lo son, mierda, aunque a saber quién apesta más en todo este asunto. Qué bueno. Qué risa. Qué copón. Me descojonaría de risa de no ser porque se me atraviesa el despertador.
Y mañana es lunes de nuevo y toca currar.
Y me cago en la puta.