Revista Opinión

¡Viva Rusia! ¡Muera España!

Publicado el 22 marzo 2025 por Franky
España es hoy la gran víctima del odio que domina nuestra nación, casi con la misma intensidad que se odiaba en vísperas de la Guerra Civil. Durante la República, mientras miles de españoles se enfrentaban y morían en los frentes de la Guerra Civil, los socialistas gritaban ¡Viva Rusia! y ¡Muera España! Aquel odio a España, escondido durante la etapa de Felipe González, sigue vivo en el PSOE y ahora, con Sánchez, está aflorando. Los socialistas niegan que odien a España, pero obras son amores y no buenas razones. Lo que está haciendo el sanchismo con España, con un Sánchez aferrado al poder que vende España a trozos, que la llena de pobres, corrupción, abuso de poder, injusticia, asalto a la democracia y tiranía, sólo puede ser producto del odio, nunca del amor. En el sanchismo no hay ni una gota de patriotismo. Si lo hubiera, todo sería distinto: Sánchez habría convocado elecciones, muchos socialistas corruptos estarían en las cárceles, la Justicia no estaría acosada, la Constitución sería respetada y las alianzas y los coqueteos del sanchismo con partidos que odian la nación, como BILDU, ERC, Junts, el PNV y el comunismo de Podemos y Sumar, serían inviables. --- ¡Viva Rusia! ¡Muera España! Los sentimientos antiespañoles del PSOE fueron cuidadosamente ocultados en la Transición y durante la etapa de Felipe González porque no convenían a la política socialista de captación de poder y de votos, pero nunca murieron. Con Zapatero empezaron a aflorar, impulsados por la ley de Memoria Histórica y el espíritu de revancha, pero ha sido con Pedro Sánchez cuando han estallado de nuevo y han hecho posible las alianzas sanchistas con partidos llenos de odio a España.

Se odia a España no sólo diciéndole "Te odio", sino también al empobrecerla, dividirla, gobernarla en contra de la voluntad popular, amparando el independentismo y el golpismo, indultando a los delincuentes que quisieron destruir la unidad, esquilmando a los españoles con impuestos y despilfarro, cambiando leyes para facilitar la corrupción, asaltando el poder judicial, aislando internacionalmente el país, desprestigiándolo, mintiendo, incumpliendo las promesas electorales y realizando agresiones a la Constitución y la democracia.

Hoy no gritan ¡Muera España! porque en esta época la política es más suave y sutil, aunque no menos eficaz y maligna. No se tortura, pero se logra que la población se autocensure por miedo al poder; no se fusila, pero se aniquila moral y profesionalmente a los disidentes; no se hace alarde del odio, pero se apoya y ampara a los que odian a España y quieren destruirla, con los que se gobierna y a los que se colma de inversiones, ventajas y beneficios.

Lo sorprendente e incomprensible no es que Ábalos, amigo y lugarteniente de Sánchez, esté tan podrido y que Sánchez y su gobierno hayan perdido toda la ética y el decoro, sino que todo un partido como el PSOE, con millones de militantes y votantes, convivan sin vomitar con tanta porquería apestosa e infame.

Millones de españoles creen ya que los únicos años en los que los socialistas no robaron ni maltrataron a España fueron los 40 que duró el franquismo. Es precisamente esa hostilidad antisocialista de Franco lo que más admiran hoy muchos demócratas españoles que se sienten indignados ante los abusos y corrupciones del sanchismo.

La España de Sánchez es una pocilga infectado de falsedades y mentiras, donde se alteran los datos y las cifras, se ocultan los fracasos, se niegan los retrocesos económicos, se tapan los escándalos y se apoya en silencio la corrupción y el saqueo.

Si el caso Koldo, que es el caso del ministro Ábalos y de Pedro Sánchez, mentor de ambos, es el paradigma de la corrupción en el sanchismo, la injusta y anticonstitucional Ley de Amnistía lo es del odio socialista a España, a la democracia y al Estado de Derecho.

La pocilga española de Sánchez es el paraíso internacional de casi todas las porquerías existentes: mentiras, tráfico y consumo de drogas, trata de blancas, blanqueo de dinero, refugio de delincuentes y mafiosos, divorcio entre ciudadanos y políticos, abuso de poder, hipertrofia enfermiza del Estado, despilfarro, endeudamiento suicida, opacidad, asalto a la Justicia, manipulación, protección a los okupas ladrones de viviendas, compra de medios y voluntades y un larguísimo etcétera que incluye inmigración ilegal descontrolada y un pavoroso crecimiento de la inseguridad ciudadana.

Todo eso es puro odio a España porque "obras son amores y no buenas razones" y las obras del poder sanchista constituyen puñaladas a la grandeza y solvencia de España como nación de hombres y mujeres libres.

Francisco Rubiales



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