Hace unos días el diario catalán El Periódico publicó una historia sobrecogedora sobre una persona que sufre Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Una más, porque escuchar a quienes padecen este síndrome suele ser sobrecogedor. Como ven se trata de un reportaje titulado La burbuja del horror que tiene como protagonista a Josep María Masip, un hombre que padece SQM y que como no aguanta la contaminación ambiental en su vivienda del barrio barcelonés de Hostafrancs ha debido huir en su coche a e instalarse en el parque natural del Garraf. Hoy ha aparecido un minuto en Antena 3 y su deterioro físico para quienes le conocen es evidente. Quien haya probado a dormir en invierno en un automóvil sin acondicionar sabrá que es peor que hacerlo al raso, una nevera vaya.
Josep y su mujer Aurora sienten el desamparo y abandono de la Seguridad Social, la Administración y los servicios sociales de Barcelona que les han negado toda ayuda. Lo sé porque Pilar Remiro me ha hecho de asistente en esta historia, todo un lujo. Masip al tener un accidente estando sin trabajo no cobra nada y con el sueldo de ella no llegan. Él tiene diagnosticada SQM en su grado más alto por eso le es imposible continuar viviendo en su barrio y tiene que estar en el coche.
Le están negando el derecho al tratamiento, que realiza en el Hospital Breakspeare de Londres, el que lleva la doctora Jean Monro, que es quien ha diagnosticado su enfermedad. Josep reclama que Sanidad costee los gastos que supone dicho tratamiento y poder continuarlo, pues como aben quienes padecen SQM la duración del tratamiento no es corta y menos en las condiciones ambientales que se encuentran estas personas (que son las mismas en las que nos desenvolvemos todos, claro; aviso a navegantes). Me cuentan que en Italia no solo les pagan el tratamiento, llegan a ponerles intérpretes para que exista una relación menos estresante y en Francia a los afectados de SQM también les están pagando el tratamiento en dicha clínica del reino Unido, superespecializada en Medicina ambiental.
A raíz del accidente tiene diagnosticada además de SQM Hipersensibilidad a los Campos Electromagnéticos o electrohipersensibilidad (EHS), disautonomía que no puede ser tratada ya que no tolera ningún fármaco. Josep María, gracias a la inmunoterapia que le dieron en Breakspeare, puede tolerar 25 alimentos y dos tipos de aguas. Su deseo es que alguien esté interesado en hacer una fundación que cree una ecoaldea o similar en la que puedan vivir al menos los enfermos que estén al límite (el resto también, por supuesto, pero si está preparada para las situaciones límites es donde tendrán cabida los distintos grados de SQM).
Más info para saber sobre estas enfermedades ambientales en el libro La salud que viene. El blog de la asociación Asquimiem ya publicó hace tiempo sobre el caso.