" ¿Quién dijo que la magia es sólo cosa de niños?. La magia es un arte que encandila tanto a niños como a padres, por lo que un espectáculo de magia es un plan perfecto para disfrutar en familia"
Hay quienes creen que la magia (excepto la de magos tipo David Copperfield) está más orientada a niños y no suele acudir con asiduidad a este tipo de espectáculos (quizás en parte yo era una de esas personas, pero estaba equivocada).
Una vez más mi hijo me ha permitido descubrir que no es así, que la magia y la ilusión no tienen edad, y que este tipo de espectáculos son para todos los públicos y perfectos para disfrutar en familia.
El sábado 24 de enero, estábamos en Monzón (donde vive mi familia) pasando el fin de semana y con comidas familiares por doquier.
Casualidades de la vida ese fin de semana, el Colegio Salesianos de Monzón celebraba su VII Festival Anual de Magia. Evento consolidado como una cita destacada en los círculos mágicos de todo Aragón, y para más casualidad este año el encargado de actuar en este festival era mi cuñado (si tengo un cuñado artista (pero de esto ya os hablaré más detenidamente en otro post)).
El espectáculo se llamaba "Magia Cinco Estrellas" de
Hasta ahora nunca habíamos ido a ver una actuación de magia con mi hijo, porque es un niño muy movido y parecía misión imposible mantenerlo sentado más de un minuto y ya ni te cuento en silencio y sin moverse... Se habían dado un cumulo de casualidades, y no podíamos dejar de pasar la oportunidad, así que, decidimos, por lo menos, intentarlo.
Civi-Civiac y consistía en un repaso por las principales disciplinas de la magia (magia general, evasiones y escapes, apariciones y desapariciones, magia cómica). Un espectáculo muy dinámico, con participación directa del público (tanto niños como adultos), y con un toque de humor.
¡Increíble pero cierto!. Alex (mi hijo de 18 meses) estuvo la hora y cuarto que duro el espectáculo, sentado en mi falda y estupefacto, sin levantar la mirada del escenario ni un solo segundo. No sabría deciros quien disfruto más, el niño salió encantado, pero los padres salimos como en una nube. El espectáculo (en teoría más orientado a niños) nos encanto, pero además pudimos disfrutar de la inocencia de nuestro hijo, y verlo así, tan quieto, nos emocionó; porque era sin duda la mejor señal de que le había encantado. Repetiremos sin duda.