Vive sin preocuparte…

El mundo moderno está lleno de infelicidad, problemas, gastos de dinero a mansalva, injusticia, crisis… o eso dicen. ¿Qué peor condena, digo yo, que el propio hecho de hacer un castigo de todo lo que suceda? ¿No es un suceso, al fin y al cabo? Estamos vivos después de todo, lo suficientemente vivos como para vivirlo y contarlo. Eso es más que nada. Aquí y ahora, me aventuro a decir que muchas personas somos unos fatalistas. Nos gusta sacar problemas de donde no los hay, sumarnos a la mayoría y culpar al gobierno, a la crisis y al resto de las personas de nuestros males y de los males ajenos. ¿No lo véis como algo un poco absurdo? yo sí, la verdad. Siempre hay casos y casos, pero creo que deberíamos aprender a ver cada cosa que nos pase -ya sea buena o mala- como una experiencia que nos enseñe algo. Algo positivo -que nos gustaría repetir- o algo negativo -que sabemos que debemos evitar- . Ya no sólo eso sino que, ¿de qué sirve estar enfadado constantemente con el mundo, porque no te garantiza lo que tú quieres? No veo al mundo como algo justo, injusto o neutral, sino más bien como un gran lugar donde las cosas pasan. Ya sean cosas muy malas, malas, neutras, buenas o muy buenas. Deberíamos empezar a comprender que las cosas no giran entorno a nosotros, ni los lunes que odiamos, ni los atascos que nos hacen llegar tarde, ni las personas que no soportamos -que al fin y al cabo, son sólo diferentes a ti, ni más ni menos, por muy extrañas que puedan llegar a ser- . ¿Cuántos de vosotros no podéis soportar los problemas cotidianos? ¿No sería mejor si de cada cosa que pasara, se sacaran experiencias y lecciones? Pero claro, todo lo que digo aquí es demasiado extraño como para ser cierto. No estoy hablando de sólo sentirse bien y ser demasiado positivista, simplemente que de todo lo que nos pase, se pueden sacar cosas buenas y, de un modo u otro, disfrutar. Salid por la puerta de casa y ved que hay magia y cosas bellas en cualquier lugar donde miréis. En los árboles, en las nubes, en el cielo, en el Sol, y en la lluvia. Las cosas pequeñas, sin importancia, nos hacen sonreir.