Revista Creaciones

Viviendo con ansiedad y depresión – Dejar la medicación

Por Gemma Adeva @holawasel

Viviendo con ansiedad y depresión, ¡sin medicación!

Antes de nada, quiero dejar bien claro que no estoy en contra del uso de medicamentos para tratar este tipo de enfermedades. Al contrario. Durante estos cinco años desde que me diagnosticaron ansiedad y depresión he tomado medicación de forma continuada hasta hace bien poco, y creo sinceramente que fue lo que me salvó la vida. Sin medicación no hubiera podido empezar a recuperarme, lo tengo claro. Los medicamentos me han ayudado a ser yo misma de nuevo y a recuperar el control de mi vida, así que estoy agradecida.

En mi caso la ansiedad y la depresión no provenían de factores externos. Es decir, que no había nada que lo hubiera desencadenado, no había motivos, no tenía problemas… Fue algo totalmente químico y con un gran componente genético (dos miembros directos de mi familia también las padecen). Porque sí, recientemente se ha demostrado que la depresión y la ansiedad se heredan en la mayoría de los casos. Maravilloso :P

Teniendo esto en cuenta, ¿por qué he querido dejar la medicación? Uno de los propósitos que me hice a principio de este año fue dejar de tomar medicación para la ansiedad y la depresión, y si me seguís en Twitter, os he ido contando un poco el proceso y cómo me ha ido. Mi idea es no tener que depender de una pastilla el resto de mi vida. Quiero poder vivir sin temor a que ocurra algo imprevisto por no tomarla. Quiero tomar la mínima medicación posible (con esto y con el resto de medicamentos). Y sobre todo, tengo mucha curiosidad por saber cómo funciona mi cerebro actualmente y si puede cuidar de sí mismo. Ahora soy bastante veterana en este tema, y conozco cuáles son los mis síntomas si algo empieza a ir mal, así que estaba preparada para intentar dejar la medicación.

Realmente no hay que hacer nada especial para dejarla, pero sí os recomiendo que consultéis con vuestro médico, porque hay mil tipos de medicación y cada una actúa de una forma cuando se retira. En el caso de la mía suele tener síntomas de retirada bastante intensos al principio, cosa que ya sabía, por lo que hay que ir bajando la dosis muy poco a poco.
Durante los dos últimos años he tomado una única pastilla diaria, con la mínima dosis que se comercializa, así que yo ya estaba en una dosis muy baja cuando empecé a dejar la medicación. El último año no he tenido ansiedad ni síntomas de depresión (sin contar casos puntuales de ataques de pánico o ansiedad, quizá uno o dos). Decidí empezar con el comienzo del año y bajé de una pastilla a media.

Las primeras semanas fueron duras. No por mí, si no por los síntomas de retirada. Hubo quince días en los que me encontré bastante mal, con dolores de cabeza, sensación de mareo constante, mucho cansancio… Y también algo de incertidumbre por no saber qué ocurriría. Hay que añadir que aún estábamos en Navidad y a pesar de que es una época que me encanta, me resulta bastante estresante (gente por todas partes, colas, muchos compromisos sociales). ¡Pero fue bien! Evité las situaciones que más me estresan para no saturarme y pasados esos días, la cosa mejoró y volví a encontrarme fuerte.

Mantuve esa media pastilla todo el mes, hasta llegar a Febrero. Decidí que para ese mes tomaría media pastilla en días alternos. Tenía muy claro lo de hacerlo lentamente, después de dos años, no tenía ninguna prisa :)

Y en Febrero pasaron grandes cosas, pese a las que me siguió yendo bien: una ruptura tras dos años de relación, me apunté a la autoescuela para sacarme el carnet de coche y de repente subió el volumen de trabajo. Nada de esto me hizo rendirme, es más, manejé las cosas con bastante soltura, para mi sorpresa. Fue sin duda el mes de los cambios, quién me iba a decir a mí lo del coche… hace un año habría sido impensable. Nada en especial que resaltar, salvo un ataque de ansiedad medianamente manejable mientras esperaba una cola eterna en Correos. Otro mes más tachado del calendario.

Lo cierto es que no tenía claro cuál sería mi plan para los siguientes meses. Mis pastillas se pueden partir por la mitad, pero nada más. Cualquier intento de cortarlas en cuartos está destinado al fracaso, por lo que las opciones no eran muchas. Marzo llegó rápidamente y tuve muchos pensamientos negativos. Más cercanos a lo depresivo que a la ansiedad. Al inicio mantuve lo de la media pastilla en días alternos, pero cuando iba por la mitad del mes empecé a saltarme días, así que podía pasarme tres o cuatro días sin tomar nada, luego tomar media pastilla un día, después no tomarla en dos días, etc. Mi estado de ánimo fue un poco variable a nivel emocional, con períodos algo depresivos. Pero la verdad es que también puedo achacarlo a todos los cambios que estaban sucediendo en mi vida, no sólo a dejar la medicación. De todas formas, no fue a más y empecé a sentirme mejor cuando empezó Abril.

Y ahora, ¿qué es lo que estoy haciendo respecto a la medicación? Mientras escribía esto me he puesto a pensar y me he dado cuenta de que llevo prácticamente todo el mes sin nada de medicación. No ha sido planeado, simplemente se me ha ido olvidando que tenía que tomarme media pastilla de vez en cuando y ahora mismo no puedo ni recordar cuándo fue la última vez que tomé una. Y todo va bien :D
No sé si esta situación durará mucho o poco, si será algo definitivo o tendré que volver tarde o temprano a la medicación. Por ahora no pienso en ello. Me encuentro bien, sigo haciendo vida normal, no noto nada que no debería notar. Quizá esto sólo sea un éxito temporal, pero voy a disfrutarlo. Tengo muy claro que ante el menor síntoma de ansiedad que no sea puntual voy a volver a la medicación, porque la experiencia me dice que una vez que empiezan los síntomas, no se van. Sólo se hacen más fuertes y se repiten con más frecuencia hasta que te dejan completamente anulado. Hay que estar bien atenta para poder cortarlo a tiempo.

¡Estoy contenta! Como dije, la clave de esto ha sido hacerlo poco a poco y sobre todo, sentirme fuerte emocionalmente. No animo a nadie a que deje de tomar medicación, debe ser algo muy meditado y hablado con el médico, algo que quieras hacer realmente. Tomar medicación para la ansiedad o la depresión no es algo vergonzoso.

Si quieres conocer un poco más sobre mi historia con la ansiedad y la depresión, haz clic aquí. Y sobre todo, algo que repito constantemente: si crees que tienes un problema, si estás triste durante mucho tiempo o si crees que algo va mal, ¡pide ayuda! Ve al médico, habla con alguien de confianza, ¡no lo pienses!

Entradas relacionadas:El fin del mundo debe ser esto...Mucho que decir, poco que escribirBienvenido SeptiembreMientras tantoUp in the sky

Volver a la Portada de Logo Paperblog