A muchas personas el blanco en decoración les resulta muy aburrido, a mi sin embargo me entusiasma, nos aporta luminosidad, amplitud, y convierte nuestra casa en una especie de lienzo en blanco para que nosotros podamos pintarlo con pinceladas decorativas haciendo a los objetos protagonistas.
Eso es lo que ocurre con esta preciosa casa. Además del blanco que inunda la casa en su suelos, paredes y techos, tenemos delante un espacio muy personal. En el piso de abajo se encuentra la cocina que comunica con el salón, uno de los elementos más llamativos que nos encontramos aquí es una escotilla que conduce a una bodega de 100 años. Otro elemento destacable son las escaleras de caracol.
La casa está llena de lucernarios y ventanales que le aportan una gran luminosidad. No dejéis de fijaos en el detalle del escalón con la piedra de granito, es genial.
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