Después de un sentido adiós a mi ya querido Santiago de Compostela, que me conmovió con toda su historia, espiritualidad y misticismo, llegué esta vez por aire - en un vuelo de Ryan Air- a mi siguiente destino donde me reencontraría con Ana y Pedro y viviría la ciudad en su semana más movida del año, respondiendo a una invitación que me habían hecho cuando los visité el año anterior.(http://lavidaviajera.blogspot.com/2020/02/48-horas-en-valencia-por-primera-vez.html).
Nada más aterricé en el aeropuerto de Valencia y Ana ya me estaba esperando con una programación para los tres días siguientes, que incluyó como es habitual comida y bebida, pero también mucha tradición, que tuve la fortuna de vivir junto a ellos y a sus amigos, porque esta es una fiesta que se vive en comunidad, en toda la ciudad, pero con mucha identidad de barrio.
Lo primero que hicimos luego de deleitarme con el delicioso almuerzo de Ana, fue salir a recorrer la ciudad para ir interiorizándome en el ambiente Fallero, donde todos son bienvenidos, también los turistas.
Las Fallas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por Unesco, y se trata de una celebración de 19 días, entre el 1 y el 19 de marzo de cada año, que comprende diferentes hitos y etapas.
La tradición se remonta al siglo XV, cuando cada 19 de marzo, el día de San Josep, celebrando además la llegada de la primavera, los carpinteros del gremio quemaban fuera de sus talleres los atriles y los muebles que les servían para iluminar los espacios de trabajo en invierno, armando unas piras en la calle frente a cada taller. Desde esos tiempos se identificó la fiesta con la renovación y con los nuevos inicios.
Actualmente los días de fiesta comienzan con la Crida y la Despertá, que se celebra el último domingo de febrero de cada año, oportunidad en que se anuncia el inicio de las fallas, dándolas por inauguradas esa noche el mismísimo Alcalde y la Fallera Mayor en las Torres de Serrano.
Cada 15 de marzo se lleva a efecto la Plantá, que marca el inicio de la semana de más ferviente actividad en toda la ciudad. Todo empieza a media noche con la Nit del Alba, que anuncia el inicio con todo con un espectáculo de fuegos artificiales en la plaza del Ayuntamiento, al mismo tiempo que empieza el montaje de las figuras o Ninots por cada Comisión Fallera y el artista encargado.
Hay en cada barrio, varias comisiones y se levantan tanto fallas infantiles como fallas mayores, ambas cuales son calificadas y compiten por el honor del barrio y también para salvar al Ninot Indultat, que es el único que no arde en la Cremá, final de la fiesta que se celebra el día 19 de marzo de cada año.
Yo justamente llegué el día de la Plantá, así que pudimos pasear por cada cuadra e ir visitando las fallas, que son hermosas y coloridas. Ana y Pedro, me explicaban que aquellas figuras representan los acontecimientos más importantes del año, muchas veces en clave de sátira en especial a los políticos y también a la monarquía, pero también sirve de ocasión para despertar la sensibilidad en la población respecto de temas relevantes como la violencia de género, tópico elegido en 2016.
En nuestro deambular fallero recorrimos - pañuelo tradicional al cuello- los sectores más importantes de la ciudad en gratas caminatas, en las que aprovechamos también para ponernos al día de todo el acontecer familiar. Saliendo de casa, cruzamos los Jardines de Turia, levantados sobre el antiguo cause del río, donde sonaban los petardos y yo me fascinaba más y más, cuando me di cuenta que podía comprar petardos y estrellitas, que acá están prohibidas ...
Llegamos avanzando sólo unos pasos al hermoso Barrio El Carmen, donde nos recibió la falla de Na Jordana, dedicada a los besos, en todas sus formas y que fue una de las ganadoras de esta versión.
Seguimos caminando y fuimos encontrando cantidad de Ninots por todas partes, tanto de los barrios, como de los gremios, como esta de los trabajadores de la radio.
Una de las más impresionantes para mi fue la falla de la Plaza del Pilar, primero por lo grande y hermosa, tenía 35 figuras de estética Rusa y también porque estaba atochadísimo de gente lo que hacía difícil poder admirarla en su totalidad, aunque se podían reconocer fácilmente a los personajes que la conformaban, del ámbito de la política y la monarquía.
Todo nuestro paseo por supuesto se iba matizando con varias invitaciones a probar todas las delicias tradicionales como los buñuelos, chocolate caliente y varios pescaditos rebosados también exquisitos, como para comer de pie rápido, y seguir paseando.
Otra tradición hermosa con la que uno se tropieza estos días son los muchos pasacalles que se ven, con banda de música y mujeres y hombres de todas las edades, incluso con guaguas en coche, vestidos de falleros, que caminan y bailan al ritmo por todos los barrios.
Una de las fallas más bonitas y grandes es la que se levanta en la plaza del Ayuntamiento, que no está en la competencia, y que ese año se dedicó a la importancia de la mujer y al arte fallero. La estatua enorme que tenía un corazón digital rojo que latía en su interior, y estaba hecha íntegramente en un material parecido a la paja y rodeada de varias representaciones de las construcciones más famosas del mundo, como la torre Eiffel, el David, y Lady Liberty.
En casa las cosas también estaban en "el ambiente"; Ana tiene mil detalles conmigo cada vez que los he visitado, y tiene de todo para alimentarme y consentirme: jamón del más rico (que es la única carne que como), buñuelos exquisitos del horno de abajo (que jamás me ha dejado pagar), juguito fresco de naranjas al desayuno y también mi pañuelo fallero. Entre las conversaciones, las caminatas, la sobremesa, las mini siestas y las ya tradicionales visitas a "vitrinear" al Corte Inglés de Nuevo Centro, combinábamos el plan tradición con el más familiar.
Lo más lindo de pasar esta fiesta en familia es poder vivirla desde dentro, Ana y Pedro me incluyeron además en sus planes de Verbena y paseos, pero también me explicaron cada uno de los ritos, las etapas y las indumentarias: el traje fallero, sus componentes, en especial el de las mujeres que incluye vestido y zapatos, joyas y peinado.
Los demás días los dedicamos a repasar algunos puntos más turísticos como el Mercado Central, con sus hermosos vitrales y la Lotja de la Seda, cada uno también con sus respectivas fallas cercanas. Cruzamos el Barrio El Carmen y nos encontrábamos cada vez con los pasacalles, la música y los bailes.
También pude presenciar la ofrenda, que es una de las tradiciones más bonitas y queridas de esta fiesta, que tiene sede en la plaza de la virgen contigua a la catedral. Se trata de la ofrenda floral que cada comisión fallera hace a la Virgen de los Desamparados, Patrona de la ciudad, representada en una escultura de madera enorme situada al centro de la plaza.
A medida que van llegando los y las falleras depositan a sus pies ramos de claveles rojos y blancos, que se van disponiendo en orden en el manto según el diseño correspondiente a ese año, hasta estar totalmente cubierto. Debo decir que este rito de la fiesta es de los más emotivos que me tocó ver, incluso algunos falleros se retiraban llorando del lugar, lo que hacía la experiencia más conmovedora.
Un paseo interesante también fue la visita a la Plaza Lope de Vega, que además de servir de sede a una hermosa falla, presume de contener uno de los edificios con una de las fachada más angostas de Europa. La "estrecha" como la llaman es hoy una tasca en conjunto con su piso vecino, pero sirvió como casa anteriormente, con sus solitos 107 centímetros de ancho.
Esta plaza también me gustó mucho porque en ella también se encuentran los Turrones Ramos, donde casi enloquecí ... había todo tipo de turrones: de Alicante, Jijona y de nieve, además de exquisitos mazapanes. Ana compró varios mazapanes de regalo, pero tengo que reconocer que no llegaron a Chile. (Si llegaron a salvo todos los chorizos y los jamones, que anduve paseando tres semanas para que papá y Marce disfrutaran de ellos)
Desde ahí nos trasladamos caminando hacia Eixample, para disfrutar otra de las maravillas de Fallas, y que son como un sueño. La Falla Sueca Literat Azorín, es muy destacada y premiada por el espectáculo de luces que se monta cada año y que es impresionante, por su altura y también por su diseño; es un pasillo, con miles de ampolletas, que hacen figuras hermosas como de mandalas o arabescos... había tanta gente que no se podía avanzar muy rápido, lo que fue excelente porque nos permitió no perdernos detalle.
La vecina Cuba Literat Azorín fue la que se llevó los premios ese año, es también es muy visitada e impresionante su diseño e iluminación. Estaba dedicada en esta versión a lo inapropiado del piropo y por eso se llamaba "Calla, canalla!"
Otro rito diario de las fallas es la Mascletá, que es un conjunto de explosiones de petardos que estallan a mediodía en los barrios. Nosotros asistimos a la de la plaza del ayuntamiento y también con ocasión de la Verbena a la que asistimos justo coincidimos con el sonoro acontecimiento.
La mascletá del centro es más multitudinaria y más grande, por lo que además es ensordecedora. A su alrededor hay varios puestos de comida y todo el mundo pasea muy animado. Este sector que también había visitado mi primera vez en la ciudad lucía distinto a la calle llena de comercio de marcas y hoteles, aunque siguen destacando sus lindos edificios estilo art decó.
La verbena es una fiesta comunitaria, que se monta en cada barrio y donde se celebra el contexto de fallas. Nosotros fuimos de día y de noche, y en ambas ocasiones se come, bebe y disfruta por igual. Acá Ana y Pedro se cruzaron con todos sus amigos y los hijos de sus amigos, muchos de ellos, en especial las mujeres más jóvenes luciendo el traje fallero, por lo que aproveché para preguntar en confianza todas mis dudas.
Y algunos que amenizaba la velada ... muy simpática !
Otro sitio que no tiene mucha relación con Fallas, pero se ha convertido en uno de mis favoritos de la ciudad es el Café de las Horas (http://www.cafedelashoras.com/), contiguo a la Plaza de la Virgen, que es un lugar con súper linda decoración y con una estética muy interesante y que además por lo que me contaron tiene una escena cultural muy variada, con lecturas, representaciones de teatro y mucha música bajo su hermoso cielo estrellado pintado en el techo.
Nos sentamos con Pedro y Ana, su amiga María José y su marido a tomar la famosa Agua de Valencia, que está hecha de zumo de naranja, cava, vodka y gin, y que como todo cocktail suave, es sumamente engañador... y nos dejó bien contentos y entusiastas para seguir disfrutando.
Ya de regreso a casa, y previo paso por la verbena, donde había banda en vivo y unos gin tonic, nos instalamos a la orilla de los jardines de Turia para disfrutar las alternativas de la Nit del Foc, última noche antes del gran cierre. Esta noche se montan varios espectáculos pirotécnicos en el Ayuntamiento y también en las Torres Serrano, que fueron los "castillos" que alcanzamos a ver y escuchar.
La tarde del día siguiente yo partiría en tren a Madrid y de ahí a Amsterdam, por lo que me perdería el broche de oro de las fallas: la Cremá, en la que emulando a los talleres de los carpinteros de antaño le prenden fuego a los Ninots exhibidos en cada barrio, salvo los ganadores a los que se les indulta y se les lleva al museo.
Mis anfitriones estaban tristes porque me perdería el gran final, pero yo me quedé feliz porque en mi memoria estas hermosas figuras vivirían para siempre, y en realidad, porque me daba pena verlos arder ... aunque más pena y emoción me daba despedirme de ellos una vez más, aunque sin saberlo los vería más pronto de lo que pensaba el verano siguiente, cuando estuvimos disfrutando de unos días maravillosos de sol en el Mediterráneo, en su departamento de La Pobla de Farnals.
Me despedí de mi familia feliz y agradecida por recibirme nuevamente en casa y pasearme por la hermosa ciudad y por permitirme vivir de su mano la fiesta y esta maravillosa tradición de fuego y renovación, inmersa en la cultura, como no habría podido si no fuera por el cariño y las atenciones de mis anfitriones.
Next destination: Amsterdam !