Revista Medios
La historia nos arroja con frecuencia capítulos que censuramos, porque no entendemos que alguien se desmarque de un orden establecido y, sin romper nada, nos advierta de que hay otras formas de entender la vida. Hace un tiempo publicaba en mi sección de facebook, un pequeño comentario, resumido de un artículo que publiqué en este diario hace ya algunos años. Un vecino de "Pernía" vivió toda su vida ajeno a la explosión de júbilo que para el resto de vecinos supuso la llegada del teléfono, o lo imprescindible que para casi todos se hizo la electricidad, pudiendo así conservar los alimentos en una nevera, planchar o poner una lavadora y olvidarse de frotar con las manos a la orilla del río.
Si es cierto que, frente a la vida oscura que supuestamente llevó siempre, aunque no por dinero, pues tenía cuentas millonarias en los bancos, no sufrió nunca los desmanes de las eléctricas o de las compañías telefónicas.
Fue comentar el hecho y ver su vida repetida en la figura de un cántabro que ha muerto recientemente, después de acogerse a la misma fórmula de vida, aunque al contrario de nuestro protagonista, que dejó una fortuna, éste a punto estuvo de ser embargado por el accidente provocado por una de sus 19 vacas.
Policarpo Sainz, vecino de Selaya, vivió su vida solo en una cabaña pasiega situada en lo alto de la Braguía, entre los valles de Pas y Pisueña, sin agua, sin luz, sin teléfono, sin gas... como pudo, como quiso. Sólo el embargo de su cabaña al que hizo frente con donaciones anónimas y el apoyo de su causa por cientos de internautas nos hizo conocedores de su historia.
Curiosamente, ambos casos se dan en zonas alejadas de montaña. Ambos protagonistas, sin saber uno de otro, cada uno con su causa, a ambos lados de Peñalabra, deciden cerrar sus puertas a la llamada del progreso. Probablemente haya más casos parecidos, que nos dejan absortos y sin aplaudir su gesta, me congratula que ganaron a esas grandes compañías que nos lo han cobrado a precio de oro y contra las que no podremos ni pleitear en los próximos años.
Imagen por gentileza de "Orgulloso de ser Cántabro"