REFLEXIONA, POR MAL CAMINO VAS de la banda sonora de Jesucristo superstar
Nuestros padres, el sistema educativo, nuestros amigos... en fin, quienes más nos quieren nos han enseñado muchas cosas, menos la más importante: VIVIR; así, con mayúsculas.
Hemos entendido el mundo como una acumulación de materiales por si acaso. Por si acaso lo necesitas, por si acaso te quedas en paro, por si acaso... Por supuesto que todos precisamos de unos mínimos para vivir con suficiencia y dignidad nuestra vida. Pero llegados ahí, bueno sería reflexionar si somos agradecidos por lo que poseemos; y si lo que hacemos lo planteamos bajo el prisma de la ética.
Vivimos como si no nos fuéramos a morir y acumulamos sin medida, hasta el punto de que medimos el éxito por la cantidad de recursos que poseemos y que hemos arrancado a la Naturaleza. Cada día hay millones de personas que se acuestan a dormir y ya no se despiertan. Lo sabemos pero no nos lo creemos. Les pasará a otros, pero a nosotros no. Si supiéramos fehacientemente que mañana íbamos a fallecer, ¿actuaríamos igual?
Debiéramos cambiar la pregunta ¿cómo estás? por: ¿cómo eres? Las respuestas a ambos interrogantes no son baladíes y se enmarcan en el cómo vives la vida y en cómo sientes lo que vives. El ¿cómo eres? habla de valores, de conocimiento personal, de recogimiento e introspección, de soledad que ayuda a madurar. Pasamos por la vida de puntillas, tanto que no somos capaces de escuchar y de sentir el único movimiento que hacemos involuntariamente: respirar.