¿Tiene la impresión de que pierde demasiado tiempo con el correo electrónico? ¿Sufre de “reunionitis”? ¿Es un esclavo de la Blackberry?
Vivimos tiempos de hiper comunicación e hiper información. Podemos estar permanentemente comunicados y acceder a montañas y montañas de información. ¿Es eso bueno? Sólo si se sabe gestionar. Si no, nos puede producir un empacho y hacernos perder productividad. Es un fenómeno que preocupa. Los directivos necesitan espacios de reflexión. Las empresas necesitan controlar y regular ese fenómeno.
¿Qué vías de interacción se tienen hoy en día en una empresa? Muchas, demasiadas:
- Como siempre, reuniones y visitas. una movilidad cada vez mayor, gracias a la mejora de las comunicaciones y al abaratamiento de los costes de viaje.
- Las llamadas telefónicas, ya no sólo a fijos, filtrables por un asistente, sino a móviles, que impactan directamente en la persona, esté donde esté y en lo que esté.
- Correo electrónico (el físico es testimonial), que incluye mucho spam (salvo sistema de filtrado) y también mucho mensaje innecesario (copia de todo para todos, porque es fácil darle a la tecla).
- Mensajería instantánea, a través de SMS o de Internet (messenger, Skype, etc.)
- Contactos a través de las redes sociales (blogs, tweets, facebook, linkedIn…)
¿Cómo organizarse y defenderse de ese alud de impactos?
a. Evitando el vicio de la multitarea. Que podamos ahora hacer varias tareas a la vez no quiere decir que sea bueno. Conviene que asumamos una disciplina, que abordemos una tarea tras otra, al menos de aquellas que son importantes y que requieren de un ínimo de concentración y reflexión.
b. Estableciendo filtros.
c. Educando a nuestros remitentes habituales.
d. Educando a toda la empresa (estableciendo unas normas).
Aunque hay que adaptar las normas a cada caso, parece que es imprescindible hacer algo si queremos sobrevivir en este nuevo mundo.