no sé tú, pero yo desde que descubrí la opción de reproducir audios y videos a doble velocidad, me paso el día escuchando de todo en modo pitufo, me da igual si es wasap que un podcast que una formación online.
tiene sus ventajas, porque me permite librarme de muchos tostones cuando de cursos laborales obligatorios que no aportan se trata, lo que es un gustazo. y también es una opción perfecta para poder escuchar un montón de podcasts entretenidos en los pequeños huecos que saco.
pero toda moneda tiene su otra cara, y ya me empieza a pasar que me genera una especie de ansiedad escuchar a velocidad normal cualquier cosa que no sea una serie en netflix. da lo mismo que sea algo que me interesa, o que necesito escuchar con calma para poder disfrutarlo, entenderlo, e incluso tomar notas.
rápidamente (como no podía ser de otra manera en el caso que nos ocupa), aparece mi pequeño demonio interior diciéndome «¿pero qué pérdida de tiempo es ésta? ¡acelera!»
y claro, una que ha bautizado su blog haciendo honor a su filosofía de vida (o a lo que aspira que sea), pues cortocircuita y se estresa innecesariamente.
lo tengo casi superado ya, pero de verdad que he tenido una pequeña fase un poco angustiosa de «venga, lo pongo a 1.25, ni para ti ni para mi». en fin, parece que tengo controlada a la bestia.
el caso es que, en un ámbito más, me he sentido arrollada por las prisas locas de ésta nuestra vida, que como te descuides te engulle tontamente.
así que, be water my friend, y a pisar el freno, que al final derrapamos y vamos a acabar mano a mano con la niña de la curva. y ya llegadas a este punto, no es plan, creo yo.
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