Revista Espiritualidad
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas.
Y tener el valor de contestarse, y la alegría de poder gritar lo averiguado
Salir y entrar de la gatera, sin contar los pelos arrancados, pedir un vino, una cerveza, vislumbrar al fondo aquel que nos observa, y tomarlo en préstamo esa noche, un poco, solo un rato, como un guiño.
día a día a día a día a día a día a día día a día a día
Vivir como se pueda, con la lágrima al borde de los dientes en sonrisa, con los recuerdos negros, con las esperanzas verdes y los días azules del verano, con aquellos que te arropan, y los que te arrancan pesadillas.
otro día otro día otro día otro día otro día otro día otro
Vivir no es otra cosa que perder los modales, los modelos, la ropa, los esquemas, los mapas, y las instrucciones, buscar en los boquetes, andar bajo el felpudo, tras las puertas, sin dejar hueco donde poder encontrar algo que brille, con la inquietud de los cestos de gatos, la paciencia de los gusanos de seda, y el afán del que copula con el ceño fruncido.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntasY tener el valor de contestarse, y la alegría de poder gritar lo averiguado.