Revista Ciencia

Vivir de memoria

Por Bitacorarh

vivir de memoria

¿Qué sería de nuestras vidas sin la memoria?. Ella guarda los recuerdos y nos permite disponer de los mismos para saborear de nuevo lo vivido. Es una especie de DVD que nos permite rebobinar y buscar aquella parte de la película de nuestras vidas que queremos volver a revivir. 

Una vida sin memoria no merece ser vivida ya que la memoria y los recuerdos que guardamos en ella son los testigos de que realmente hemos disfrutado de todo tipo de experiencias que a la postre conforman nuestras vidas, y son precisamente nuestras experiencias las que le dan sentido y coherencia a nuestra existencia. Por ejemplo, ¿te gastarías un buen pellizco de tus ahorros en hacer el viaje de tus sueños si te dijesen que a la vuelta de dichas vacaciones los recuerdos de las misma no formasen parte de tu memoria?. Un porcentaje importante de la población no estaría dispuesto a hacer esta inversión ya que no sería rentable al no poder ser recordada, sería algo así como si no hubieran existido. Los recuerdos son importantes porque son éstos los que trazan los límites de nuestras vidas.

Pero hay algo curioso acerca de nuestra memoria que matiza lo expuesto en el párrafo anterior y de lo que no somos conscientes. Se trata de la imperfección de nuestros recuerdos. Vivimos con la ilusión de que nuestros recuerdos son como fotos de nuestro pasado, recopilaciones de información que guardan de forma fehaciente todos los detalles de lo ocurrido, pero lo que realmente ocurre es que nuestros recuerdos son totalmente imperfectos. El paso del tiempo modifica los detalles que nuestra memoria guarda sobre lo que realmente nos ha sucedido, de alguna forma funcionamos como una especie de guionistas que reescriben de forma constante la verdadera naturaleza de las historias.

William Hirst y Elizabeth Phelps han seguido los recuerdos que guardan los testigos de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. Lo que se encontraron estos investigadores, es que un año después de esta fatal tragedia las personas a las que habían entrevistado inicialmente modificaron un 37% de los detalles que habían comentado en las primeras entrevistas. Aunque no se han publicado todavía, es muy probable que los recuerdos mostrados por estos individuos 10 años después sufran una sustancial modificación respecto a lo comentado inicialmente.

Las conclusiones de este estudio se vieron reforzadas por el trabajo que se realizó con testigos presenciales en todo tipo de delitos. A estos se les solicitaba su presencia en ruedas de reconocimiento para identificar las caras de los presuntos culpables. En Estados Unidos, más de 75.000 juicios al año están fundamentados en los recuerdos que los testigos guardan sobre los culpables, y lo que los neurocientíficos nos están demostrando es que nuestros recuerdos se ven modificados cada vez que los traemos al presente. En realidad, nuestros recuerdos se ven modificados cada vez que los recordamos, de manera que cuanto más revivimos acontecimientos pasados menos nos podemos fiar de nuestra memoria, básicamente porque en cada momento los recuerdos se ven alterados por los sentimientos y los conocimientos actuales. Como estos cambian, los recuerdos lo hacen también.

Si nuestra memoria nos falla, ¿qué nos queda para dominar esos recuerdos inestables que conforman la historia de nuestras vidas?. Bajo mi punto de vista, nuestros sentimientos y emociones son ese as en la manga para convertir nuestras experiencias en algo positivo, en algo que sume y no que reste. Cuando vivimos el presente con energía, vitalidad y optimismo es más probable que la corriente incesante de modificación de nuestros recuerdos conforme un contexto expansivo donde vivir sea algo mucho más agradable que un mundo donde los sentimientos negativos conforman una historia llena de amargura, angustia, remordimientos y suplicios. Vivir una vida repleta de recuerdos cuyo factor común es el dolor nos deja un escenario futuro un tanto complejo.

Nuestra memoria es imperfecta, pero nosotros podemos hacerla perfecta si somos capaces de vivir un presente repleto de aquellas emociones que nos gustaría que dominasen nuestras vidas. Cada uno de nosotros somos nuestra forma de ser, ¿tú que forma quieres darle?.

    

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