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Estimable película sobre gángsters de Boston en los años 20 que más que un relato criminal es un drama personal sobre la redención. Filmada de forma elegante y con un ritmo imparable (la verdad es que el argumento daba para una mini serie) tiene la pega de un Ben Affleck que como protagonista no logra dar a su personaje el magnetismo que precisaba, máxime con los compañeros de reparto que tiene y su más que correcto trabajo tras la cámara.