Revista Expatriados

Vivir en Alemania (eins)

Por Maletas@sinrumbo
Vivir en Alemania (eins)

Vivir en Alemania (eins)

Alemania perderá 250.000 ingenieros e informáticos al año a partir del 2015. Sus empresas de tecnología necesitan jóvenes cualificados para cubrir esos puestos y con los de casa no llega. Necesitan contratar 500.000 profesionales por año los próximos cuatro años. Prefieren jóvenes de la Unión Europea y no retocar las leyes de extranjería.
Pensaba haceros un resumen con las noticias más llamativas aparecidas los últimos ocho meses en la prensa alemana sobre la “Fachkräftemangel” o falta de trabajadores cualificados. Creo que todos agradecemos ir a las fuentes y sacar nuestras propias conclusiones. Sobre todo cuando se trata de temas serios como plantearse vivir fuera. Eso lo haré en otro post. En éste he pensado compartir mis experiencias con quien se esté planteando mudarse allí a un nivel más humano.

Puede que mi hermana me dé una colleja cuando lea estas líneas. Y hará bien. Casada con un alemán (guapísimo) vive desde hace 10 años en Hamburgo. Ahora bebe agua con gas, duerme con la ventana abierta, incluso en invierno, no necesita persianas, la luz a las seis de la mañana no le molesta, hasta ha aprendido a cocinar tartas. Para ella descalzarse antes de entrar en casa, y no molestar con los tacones a los vecinos, es un acto reflejo. Ni se da cuenta de que lo hace.
Defiendo que hay tantas alemanias como personas viviendo en ella. Yo no soy tan civilizada. Necesité “meses” para acostumbrarme a hacer planes con dos semanas de antelación, guardar la bici en el sótano y no molestar a los vecinos en el párking (me daba miedo ese cuarto oscuro), reciclar y separar como es debido la basura -una visita y un trozo de tarta en casa de mi vecina, me animó a querer entenderlo-, ponerme el chip de hablar en pasiva, tratar de usted a mis compañeros de trabajo, no interrumpir a la gente, dejarles hablar más de dos frases seguidas, y aprender a escuchar. Allí no discuten, debaten.

Cada uno tiene sus razones para ir a Alemania, cada uno la vive a su manera. Os contaré la mía. Aprendí alemán porque estudié filosofía. Aprendí a decir cosmovisión -Weltanschauung- antes que comida –Essen-, fui una Erasmus feliz, protegida por buenos amigos, con un novio alemán muy atento. Adaptarse fue fácil, todo me parecía bien.
El año pasado regresé para trabajar; lo hice sola, como diría la canción de Polar Kreis “allein allein”. Cerré el círculo de estudiante enamorada, hermanita consentida durante las vacaciones, para integrarme a la cultura alemana sin amigos, sin novio, allein. Creía conocer el país, y sin embargo, muchos detalles se me hicieron visibles por primera vez.

Dar la propina

“Zusammen oder getrennt?”, te preguntará el camarero cuando quieras pagar la cuenta. La mayoría de tus amigos alemanes pagará sólo lo suyo (getrennt) en vez de hacer bote y pagar todos juntos. Los camareros y camareras llevan monederos enormes. Cuando os digan cuánto tenéis que pagar, por ejemplo “13 euros”, y queráis dar propina –hacedlo, los pobres no tienen sueldo de verdad, viven de las propinas- tenéis dos fórmulas: dar 15 euros y decir stimmt so! (así está bien) para que se quede con el cambio, o decir machen Sie (usted) 15€! si dais un billete mayor, por ejemplo de 20 €.

Ir en bici

Por las mañanas a primera hora alucinaréis con el tráfico y el atasco ¡por el carril bici! En muchas empresas suele haber una ducha para los fans de este medio de transporte: das Fahrrad. Te sientes más despierto, más joven, más persona, y con más sangre en las venas, cuando te levantas y vas en bici a trabajar; la mayoría de ciudades alemanas son de tamaño medio, no suele haber grandes distancias, y el país en general es llano.

Te sientes en el paraíso, hasta que te bajas de ella, te conviertes en peatón y otra bici haga amago de atropellarte. En Alemania lo estipulado está por encima del sentido común, si una parte de la acera está pintada para el tránsito de bicis significa “por ahí tiene que pasar mi bici y tú peatón ingrato apártate a un lado”, confiarán en que tengáis un sexto sentido para adivinar su presencia incluso si se acercan por vuestra espalda, no tocarán el timbre y… y ese día empezaréis a temer por la vida de vuestros padres o amigos cuando estén de visita.

Continuará…Weiter im nächsten Kapitel.


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