La Villa 31 es una villa miseria ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Retiro. El asentamiento surgió en 1932 con el nombre de "Villa Desocupación" y a partir de allí se sucedieron diversos intentos de erradicación por parte de las autoridades, aunque éstos nunca lograron eliminarla por completo. Si bien no es el asentamiento ilegal más grande de la Ciudad, si es el más emblemático, por su ubicación estratégica, ya que se encuentra junto al principal centro de transbordo de pasajeros de la Capital y a escasos metros de los barrios más cotizados. La villa simboliza un inframundo dentro de una enorme ciudad, que contrasta su fisonomía con los modernos edificios que la rodean. Todo un símbolo de la década robada.
¿Quién recuerda haber visto alguna vez tanta decadencia en la sociedad argentina? Los logros que este gobierno se arroga en materia de DDHH no son más que basura putrefacta, que no han hecho más que hacernos retroceder en años el nivel de valores, de respeto y de educación, que son fundamentales para una nación que pretende convivir en un marco civilizado para alcanzar sus sueños y objetivos, y así poder ser reconocida y tenida en cuenta en el mundo. Pero desde la llegada de este régimen pro-fascista, nos han forzado a aceptar los excrementos que rescataron desde el fondo de la letrina infra humana, sacando a la superficie, toda clase de personajes infradotados otorgándoles privilegios inmerecidos, frente a la reacción impávida de los argentinos de bien, que vemos con asombro y estupor, como delincuentes, violadores, travestis, trapitos, barras bravas, hoy gozan de libertades para moverse dentro de la sociedad, con la anuencia de un gobierno a su semejanza, para llevar a cabo sus fechorías contra una sociedad prácticamente desamparada y sola. No cabe en la memoria argentina semejante bajeza y deterioro de los principios éticos y morales como los que estamos padeciendo hoy, después de más de diez años de populismo irritante y decadente.
Para los que no saben el “Vatayon Militante” es una agrupación Kirchnerista , de presos, y ex presos que buscan obtener su libertad a cambio del apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, obteniendo privilegios que otros no obtienen. En las últimas horas la Cámara Federal de Casación Penal resolvió que los presos deben tener los mismos derechos laborales que cualquier trabajador, como asignaciones familiares, aguinaldo y agremiación. “Para cualquier preso que trabaje no pueden dejar de gobernar como estándares –entre otros– el derecho a la remuneración y la regla de asimilación al trabajo libre, con todos sus alcances, (vgr. asignaciones familiares, capacitación laboral, agremiación) por imperio del principio de progresividad”, sostuvieron los jueces Ángela Ledesma, Alejandro Slokar y Pedro David. Otro síntoma de la decadencia social que nos dice que estamos viviendo en el inframundo…
Solo los gobiernos que han tenido al populismo como eje en su gestión, terminan dinamitando al núcleo principal de una sociedad: el ser humano, el individuo, como pieza fundamental que en los países serios y civilizados, recibe o tiene acceso a herramientas tales como educación, salud, alimentos, esparcimiento, que son necesarias para su realización como persona, y cuya mayor satisfacción es que pueda explotar al máximo su potencial tanto intelectual como físico. Pero para alcanzar ese propósito es necesario gozar de las libertades necesarias, para sentirse plenamente a gusto consigo mismo y con los demás. Es decir, sentir haber cumplido sus sueños, su proyecto de vida y haber contribuido con la sociedad que le permitió ejercer su derecho a ser alguien en el paso por esta vida. Y ¿Qué ha hecho este gobierno para que los argentinos podamos sentirnos así de plenos? NADA, absolutamente nada constructivo. Por el contrario, ha fomentado la vagancia de los jóvenes convirtiéndolos en los famosos “ni-ni”; ha permitido la creación desde la cárcel de grupos como batallón militante; que las barras bravas del futbol, atormenten en los estadios a los hinchas o atacar instalaciones de los clubes por diferencias en sus “negocios” non santos; le ha dado identidad y protagonismo a travestis, transexuales, transformistas; ha dejado que punteros políticos tomen de rehenes a los habitantes de las villas miserias haciéndolos cautivos del voto a cambio de comida y promesas de la casa propia; ha infestado de ñoquis el parlamento y de empleados en las empresas públicas del estado a través de agrupaciones como La Cámpora; ha desvirtuado la medición de los indicadores económicos, tergiversándolos para que reflejen una realidad virtual, esa en la que la presidente se siente tan a gusto… Hay tantas cosas malas que fueron dándose durante todo este tiempo, que enumerarlas seria eterno. Sin embargo todas esas atrocidades que este régimen ha causado, las seguirá cometiendo.No es una exageración pensar que la sociedad argentina está inmersa en un mundo de abajo, en un pozo al cual hemos caído desde que esta gente que gobierna, ha querido llevar a cabo su plan destructivo de valores éticos y morales, como también, del funcionamiento y desarrollo de una nación que esta cada día más alejada del contexto mundial desde todo punto de vista. Hemos caído en un inframundo que no podemos dejar. Al menos, por ahora…Todo lo peor que un gobierno populista puede ofrecer, resulta inimaginable a la hora de evaluar los hechos como los que hasta hoy hemos vivido. Ni que hablar con esta administración que demuestra ya sin ocultarlo en su tramo final de su tercer ciclo, su perfil de régimen político de carácter nacionalista y totalitario, inspirado en la doctrina de cualquier régimen de ideología dictatorial derechista, porque nada de progresismo hay en su gestión si nos remitimos como ejemplo, al tramo del primer periodo del ex presidente Kirchner. Esta mujer, lejos de profundizar las bases del modelo de su esposo, solo logro destruir lo poco bueno rescatable que se construyó durante el periodo 2003-2007. Y esto no significa que también mucho de lo que hoy padecemos no tenga sus orígenes desde esa fecha. Porque si bien la reconstrucción que iniciara Eduardo Duhalde, luego de la hecatombe económica del 2001, todo lo demás que vino a partir del 2003, se puede resumir en la famosa frase del economista Luis Espert: “Esto fue Soja y Suerte”. En ese tiempo de vacas gordas no se crearon los mecanismos preventivos para establecer políticas contra cíclicas que permitan amortiguar los cambios que se producen en las economías cada siete u ocho años, luego de un periodo prospero. Todo se motorizo hacia el consumo, el gasto a discreción y así hoy estamos pagando caro la fiesta. Ahí se fundamenta uno de los condimentos tradicionales que ofrece el populismo: incentivar a la gente a que gaste sin control y no motivar el ahorro como base y sustento de su progreso económico. Justamente es allí cuando más cuidado y propensión al ahorro hay que tener, evitando gastar innecesariamente. Pero como estos gobiernos generan permanentemente déficit económico en las sociedades como la nuestra, tampoco existe una reacción de sus habitantes a no permitirles que avancen son su políticas destructivas. Y los argentinos hemos sido siempre seducidos por los espejitos de colores que nos han vendido, en todos los gobiernos peronistas.Lo quieren ungir como prócer pos mortem por los “logros” que su gestión dejo en el primer periodo del régimen K. Pero todo lo que se robó, y que luego su familia siguió robando, desde las filas del Kirchnerismo lo niegan, e intentan acallar a aquellos que se atreven a difamar al extinto ex presidente, o pretenden investigar a la familia presidencial. Tal es ahora el caso de Juez Bonadío que viéndose traicionado por la primera mandataria a través de la denuncia del senador kirchnerista, Marcelo Fuentes (Frente para la Victoria-Neuquén) juro venganza eterna hasta las últimas consecuencias.Y no exageramos al decir que vivimos en el inframundo porque en muchos aspectos de la vida cotidiana, lo padecemos. Cuando viajamos en el trasporte urbano, cuando vamos al supermercado, cuando asistimos a los hospitales públicos, cuando hacemos la cola para algún trámite, todo es tortuoso, decadente y triste porque todo demanda el uso de nuestra energía psíquica y física para tolerar los “abusos y saqueos morales”, toda vez que necesitamos solucionar un tema o cumplir con una obligación. También tenemos que soportar oír a personas infradotadas que nos dicen estupideces todo el tiempo, pretendiendo hacernos creer que vivimos en el mejor de los mundos… El sistema en el que desarrollamos nuestra vida cotidiana nos dice todo lo contrario; está obsoleto, vetusto y anacrónico. Todo ha sido tergiversado. Toda institución que representa un servicio público está acabado, por la presencia omnipotente de un estado elefante, que acapara todo y no resulta efectivo en su gestión. La justicia, que tan ausente se encuentra, no logra revertir esta situación y permite que este gobierno, que gobierna para los chorros, narcotraficantes, usurpadores de las fronteras territoriales, evasores impositivos, lavadores de dinero, empresarios amigos del poder y del estado, todo ese combo de incongruencias satánicas nos hagan sentir que estamos insertos en un inframundo, en un calvario donde nos metió “ella”, porque así vivió todo el tiempo desde que tuvo halito de vida: con rencor, odio y resentimiento, y ese castigo solo se sufre estando atrapada en un averno, donde nos quiere hacer sufrir a todos por igual. Nadie tomara esto en serio hasta el día que despierte y vea todas estas plagas actuar en conjunto; ya hay días que vemos como pasan por la puerta de una casa y la revientan de una patada, entran a ella, para robar, violar y matar. Así de loco pero así de cierto, todo puede suceder en segundos; y vemos con sospecha que no tienen ni la menor intención de irse; pretenden quedarse y si es posible, para siempre. Si los dejamos avanzar un tramo más, entonces nada será igual como fue alguna vez. Resultará entonces que habremos claudicado ante sus planes destructivos o, de lo contrario, podremos revelarnos y combatirlos, comenzando desde ahora, porque lo que viene será una contienda muy salvaje, casi mortal. ¿Ud. no lo cree? Pues entonces dejemos que el tiempo lo decida. Mientras tanto sigamos viviendo en el inframundo.