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Vivir en Estados Unidos: Cómo conseguí el “sueño” americano

Publicado el 12 noviembre 2017 por Packandclick

Respondo a las preguntas que me han realizado varias personas sobre cómo conseguí vivir en Estados Unidos

Antes de empezar a contar este relato, quiero aclarar que esto se trata de una experiencia personal. Ni es la única forma de conseguir vivir en Estados Unidos, ni la mejor, ni la peor... Esto sólo es mi relato particular. Sólo una historia más de tantas. Si te ayuda a perseguir tus sueños, me alegraré mucho pero, por favor, no tomes mi ejemplo al pie de la letra porque ni soy abogada, ni experta en materia de inmigración... Yo sólo persefuí un sueño. ¡Gracias!

Aclarado esto, vamos a empezar con el relato. Te dejo también el vídeo que acompaña a este post:

1.Los Estados Unidos están más lejos

Recuerdo muy bien cuándo fue la primera vez que dije que iba a viajar a los Estados Unidos. Tenía 8 años y me encontraba en la portería de mi colegio hablando con un compañero de clase que se llama Gorka (Jorge, en euskera). Él me comentaba que, cuando fuera mayor, viajaría a Londres para aprender inglés.

Ni corta ni perezosa, le miré y le dije: Pues yo me iré a los Estados Unidos porque están más lejos.

Es que, de niña, yo era muy descarada. No tenía vergüenza y decía lo primero que se me pasaba por la cabeza, sin filtro.

Llegué a casa preocupada porque no sabía si los Estados Unidos estaban más lejos que Londres o no. Mi madre me tranquilizó al decirme que yo estaba en lo correcto.

¡Menos mal!

Pero, esa frase, es momento de soberbia ante mi compañero hizo que me parase a pensar. Y si, ¿en realidad me iba a los Estados Unidos a aprender inglés? Entonces comenzó una misión imposible por convencer a mis padres de que me dejaran ir a Nueva York.

Cada primavera llegaba a casa con folletos de intercambios con familias americanas en Buffalo o la misma ciudad de NYC. Y, cada año, me decepcionaba porque la respuesta de mis padres era siempre la misma: "No, eres muy joven todavía".

Verano de 1999 en Virginia

Cumplí los 15 años y mis padres me dijeron que ya era lo suficientemente mayor para hacer las maletas y cruzar el charco. Pregunté información en la academia de inglés a la que asistía y me dijeron que el programa había cambiado, y ya no viajaban a Nueva York sino a Virginia.

¿Virginia? ¿Y qué pinto yo en Virginia? Allí no está el Empire State Building, ni las cataratas del Niagara.... Yo no quería ir a Virginia... quería ir a Nueva York.

Mis padres me dijeron que era o eso o nada. Así que, el 3 de julio de 1999 me planté en Hampton, Virginia.

Y recuerdo que lo primero que vi fue la bandera más grande que jamás había visto y, justo después, una persecución en carretera. ¡Estaba en Estado Unidos!

Éste fue uno de los mejores veranos de mi adolescencia. Conocí a gente con la que aún mantengo contacto, vi cosas que me enamoraron como el Capitolio en Washington DC y decidí que, algún día, en el futuro, conseguiría vivir en Estados Unidos.

2.Erasmus en Santa Clara

Vamos a dar un pequeño salto en el tiempo. Volví durante 3 veranos seguidos a Virginia, con la misma familia, y después me olvidé un poco de los Estados Unidos, cuando empecé la Universidad.

Pero la ilusión por volver seguía vigente. Y fue así como, tras varios años de esfuerzo y una puntuación alta en el TOEFL (Test of English As A Foreign Language) obtuve una de las dos becas para estudiar en la Universidad de Santa Clara, California, en el otoño/invierno de 2004.

Volvía a los Estados Unidos y ¡esta vez a California!

Mi experiencia de Erasmus fue de lo mejor que ha pasado en mi vida. Disfruté de la vida fuera de casa, aprendí muchísimo acerca de la cultura universtaria estadounidense, y aprendí mucho sobre mí también.

Pero, algo cambió en mí en este viaje. Creo que fue durante mi estancia en Santa Clara cuando hice una decisión consciente de mudarme y vivir en Estados Unidos.

Decidí que quería quedarme en Santa Clara, y moví cielo y tierra para hacerlo posible. Fui a todos los departamentos habidos y por haber del campus para ver si me podía registrar en un Master. Pero, todas las ramas de la universidad me respondían con lo mismo:

"Maider, es muy tarde para matricularte. Tendrás que esperar al año que viene."

Qué bajón, ¡yo no quería esperar un año más! ¡Quería continuar con mi aventura americana en estos momentos!

3.Graduación y primer trabajo profesional

Me resigné a volver y graduarme en Deusto, y empezar a preparar un plan para volver al año siguiente. Estando en Santa Clara, me hablaron de Fulbright, una beca que cubre todos (o prácticamente todos) los gastos que conllevan estudiar un Master en los Estados Unidos.

¡Ésta podía ser mi oportunidad! Así que, eché mi aplicación para estudiar un Master en Comunicación. Sabía que las posibilidades de que me seleccionaran a mí eran remotas, ya que dan MUY poquitas becas. Pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?

Y seguí con mi vida, me gradué y empecé a trabajar como becaria en un periódico regional en el País Vasco. La verdad es que estaba a gusto trabajando allí pero, al mismo tiempo, seguía pensando en la posibilidad de volver a California.

4.Bifurcación con tres caminos distintos

La última semana de octubre de 2005 fue una de las más estresantes. Mis prácticas en el periódico habían llegado a su fin. Empecé a colaborar los fines de semana y una radio local me hizo también un contrato a media jornada. Aún no sabía nada acerca de Fulbright...

Recuerdo estar sentada en el sofá de casa, llorando, porque tenía muchas interrogantes acerca de mi futuro y odiaba estar tumbada sin tener nada que hacer. ¿Y si no encontraba nada y me quedaba en el paro para siempre?

Esa agonía duró 48 horas, porque en ese tiempo pasaron 3 cosas casi de forma simúltanea:

  • La radio me ofreció un puesto a tiempo completo.
  • El periódico también me invitó a quedarme de forma permanente, con un puesto en la oficina de Irun.
  • Recibí una carta de Fulbright diciendo que había sido preseleccionada para la beca.

¿Y ahora qué? Pues... más lágrimas porque al igual que me sentía muy afortunada, también estaba estresada por no saber qué camino tomar. Hablé con mi familia y decidimos que lo mejor era quedarme en el periódico, y comenzar mi carrera profesional.

Eso hice y mi sueño americano salió volando por la ventana... o eso creí.

5.Nos conocimos en Canal Street, Nueva York

Me olvidé de la posibilidad de vivir en Estados Unidos. Al menos por un par de años, cuando mi amiga Katherine, que había conocido en Santa Clara, me invitó a visitarla en Nueva York.

¡Nueva York! Por fin podría visitar la Gran Manzana. Mi sueño de infancia.

Si algo aprendí, sin embargo, fue que tiendo a tener una visión romántica de todo en la vida y mi primera impresión de Manhattan fue horrible.

Pero los días que pasé en Nueva York fueron maravillosos y, justo cuando me disponía a volver a casa, conocí a un chico en Canal Street (Chinatown) y esto reavivó mi deseo de volver a vivir en Estados Unidos.

No quería quedarme en Irun, me daba igual cuán bueno fuera mi trabajo. Me estaba ahogando.

¿Y cuál iba a ser el plan? El mismo al de hacía un par de años. Solicitar la beca Fulbright. Además, también supe que LaCaixa tenía un programa similar y con mejor compensación económica. Así, hice una solicitud doble.

6.Sueños rotos

Llegué a la fase final de ambas becas y tuve que viajar una semana a Madrid y la semana siguiente a Barcelona para la entrevista final. Fueron unas semanas de mucho estrés porque hacía los vuelos de ida y vuelta en el mismo día, y no dije nada en el trabajo.

Las entrevistas fueron un poco desastrosas. Nunca había tenido una entrevista formal como aquéllas, y no fui bien preparada.

No obtuve ninguna de las dos becas para estudiar un Master en California. Y mi mundo volvió a venirse abajo nuevamente.

¿Qué podía hacer? No mucho, ya que en esos momentos nuestra familia pasaba por un momento delicado y tuve que dejar mi ilusión por volver a los Estados Unidos en un segundo plano.

Me dieron tres ataques de ansiedad casi seguidos en la ducha, y supe que algo no estaba bien. Empecé a ir a un psicólogo porque no era feliz y no sabía a qué se debía esa infelicidad. LLegamos a la raíz del asunto, y así sin planificar las cosas, compré un billete a Nueva York.

7.Un giro en la dirección de mi vida

Me volví a plantar en Nueva York un 9 de Mayo de 2009. Aún no me creía que estaba allí, y tuve sensaciones muy encontradas porque cada calle que recorría, cada letrero que veía, cada parque en el que me sentaba, me recordaba a él.

Pero, no había vuelto a los Estados Unidos para lamentarme por una relación terrible. Tenía 7 días y un plan muy concreto de lo que debía hacer allí.

Quería saber qué posibilidades tenía de poder volver a vivir en Estados Unidos. Así que me reuní con el entonces delegado del Gobierno Vasco en los Estados Unidos. Recuerdo que las oficinas, por aquel entonces, estaban ubicadas cerca de las Naciones Unidas.

Hablamos durante casi dos horas y básicamente me dijo que las posibilidades de encontrar trabajo sin un visado eran nulas. Me dijo que las cosas habían cambiado mucho desde el 11-S y ahora era muy difícil conseguir trabajo allí.

Me habló de distintas opciones que hasta entonces me habían sonado a ruso como la visa J-1, para hacer una especie de prácticas remuneradas; la L-1, que se obtiene cuando te transfieren de una empresa a su sede en EE.UU.; la I-Visa, para periodistas; o la H-1B, un visado de trabajo limitado a personas con profesiones especiales.

Una alternativa menos certera era solicitar la lotería de la Green Card, que empecé a echar, sin éxito hasta la fecha, cada año desde aquel verano de 2006 en que conocí a Rup.

¿Qué opciones me quedaban? Casarmen con un americano. Nos reímos un rato y, en un momento, me preguntró: "¿Por qué quieres venir aquí, Maider?" No supe qué responder. Creo que a esas alturas era, sobre todo, tozudez. "La calidad de vida en Euskadi es mejor que aquí, piénsatelo bien".

Una periodista en Nueva York

Y eso hice, por dos minutos. Aitor me puso en contacto con la entonces corresponsal de Estados Unidos para EiTB, y pasamos una mañana juntas. Al igual que Aitor, Olatz no me pintó las cosas de color de rosa precisamente. "La situación para los periodistas aquí están muy difíciles. Pagas por pieza que publicas y yo de 10 que propongo, igual me sale una. Las condiciones no son las mejores y hay mucha gente queriendo optar a los 4 puestos que tenemos aquí en Nueva York".

Bueno, pues ahí se iba mi sueño de ser periodista o corresponsal porque no había ningún puesto disponible y si llegaba a haber una vacante, seguro que había decenas de periodistas peleando por el mismo puesto y luego para qué, ¿comerme los mocos en una ciudad tan cara como Nueva York?

En fin, me volví a casa pensando que aún debía quedar una alternativa...

8.La respuesta se llama U-C-L-A

Cuando no sabía qué camino seguir, volvieron a pasar dos cosas curiosas: recordé que la compañera que había venido conmigo a Santa Clara hizo un posgrado en UCLA; y volvía a retomar el contacto con mi amiga Laura, y ella estaba haciendo el mismo posgrado.

Podía entrar en EE.UU., como estudiante con el visado F-1 y si estudiaba un posgrado en UCLA durante un año académico, después podría obtener lo que se conoce como OPT (Optional Practical Training) y poder empezar a trabajar allí.

Se me abrieron las puertas del cielo. Laura me convenció para ir a Los Ángeles, y así comenzó una carrera contrareloj para entrar en el país como estudiante.

En estos, momentos me pareció la forma más viable, pero también es una de las más caras. Te explico el porqué:

Para vivir en Estados Unidos como estudiante debes mostrar que eres solvente. Y esto, en 2009, se traducía en demostrar que tenía $30,000 dólares y fondos para mantenerme durante mi estancia en los EE.UU.

Afortunadamente, como desde hacía años llevaba queriendo estudiar un Máster, tenía ese dinero ahorrado. Pero fueron muchos papeles que tuve que preparar, tuve que volver a Barcelona a sacarme el TOEFL porque caduca cada varios años y me volví feliz porque obtuve un resultado casi perfecto.

Volví a Madrid para hacer la entrevista en la Embajada de Estados Unidos, y así volví a conseguir mi preciada F-1.

Sólo quedaba hacer las maletas y empezar una nueva vida en Los Ángeles.

9.Una vida austera en la ciudad de los ricos y famosos

Y así me planté el 1 de enero de 2010 en California. En mi primer año en Los Ángeles, viví una vida bastante austera. Tenía un presupuesto mensual de $500 dólares para poder seguir pagando mis estudios con el dinero que había ahorrado y no tener que trabajar.

Compartí habitación con Brenda, mi desconocida compañera que con el tiempo terminó convirtiéndose en mi amiga.

Cursé mi posgrado en Publicidad y completé el programa en septiembre. Tal y como he mencionado anteriormente, si entras en los Estados Unidos con la visa F-1 y estudias durante, mínimo un año académico, después puedes solicitar la OPT (Optional Practical Training). Esto de ta permiso para trabajar durante un año en un puesto de trabajo relacionado con tus estudios y, lo mejor, mientras estás trabajando se puede optar la visa de trabajo H-1B, la cual también te permite solicitar la residencia permanente y vivir en Estados Unidos.

Esto, a priori, suena todo muy bonito y fácil, pero no lo es tanto. Al menos, no lo fue en mi caso... somos Izeta, gafes con suerte como dice mi Aita.

Búsqueda de trabajo contrareloj

Conseguí la OPT y empecé a buscar trabajo. Pero, no sé si te has dado cuenta de las fechas en las que estamos.

Sí, el mundo estaba viviendo su mayor crisis mundial desde el crack de 1929. La tasa de paro en California era la más alta del país y como comprenderás, si había tanto desempleo, lo último que iban a hacer era contratar a un extranjero sin experiencia previa en ese país. Tenía 90 días para encontrar algo antes de tener que salir del país.

No me di por vencida y seguí echando CVs por doquier. 20, 30, 40, 50 curriculum... y no recibía ni una sola llamada. 60, 70, 80... Buscar trabajo era un trabajo a tiempo completo.

Llega la primera entrevista

Vi una oferta para trabajar como copy en español para una agencia Latina. Eché mi CV... y recibí una llamada de teléfono. Y así tuve mi primera entrevista. Todo iba muy bien hasta que me preguntaron los siguiente:

"Y dinos, ¿tienes permiso para trabajar?". A lo que yo respondí, "Sí". "Y, ¿en algún momento te vamos a tener que patrocinar?"

Mierda. "Sí". "Muy bien, estamos entrevistando a dos personas más y ya te llamaremos".

Nunca me llamaron. Pero me di cuenta de algo... la agencia Hispana me llamó.

Así que cambié mi estrategia y sólo empecé a echar solicitudes donde saber hablar y escribir en español eran un requisito.

Claro, había menos oportunidades y la búsqueda se convirtió bastante cansina. Pero obtuve 6 entrevistas más de trabajo. Algo que hasta entonces no había ocurrido.

Todas llegaban hasta la misma fase en la que me preguntaban si iba a necesitar el patrocinio (H-1B) en un futuro. Todas las entrevistas terminaban ahí mismo.

¿Qué podía hacer? Sólo me quedaban 30 días para encontrar algo antes de que este país me echara y todos me hacían la misma pregunta. Ya había enviado más de 125 CVs. Dejé de contar. Me deprimía sólo de pensarlo.

Una llamada esperanzadora

De repente, un viernes por la tarde, recibí una llamada.

"¿Maider? Hola, soy Teresa Hernández. Te llamo porque hemos visto tu CV y nos gustaría que vinieras a la oficina a hacer una entrevista". Se me había olvidado que había echado una solicitud como Especialista en Comunicación para esta empresa.

No tenía coche para llegar desde la zona oeste donde yo vivía a la este, donde estaba la oficina. Cogí un taxi y me planté allí, en un lado de Los Ángeles hasta entonces desconocido para mí.

Tuve cuatro rondas de entrevistas aquel día. Creo que las hice muy bien.

Cuando me disponía a salir, una de las personas que me entrevistó se asomó y me dijo con un marcado acento argentino:

"Sos española, ¿no? Todo va a salir bien. Estamos en contacto, ¿eh?".

Y me fui a casa. Volvieron a llamarme para una siguiente ronda. Algo caótica y desorganizada.

¿Qué clase de empresa era ésta en la que me tuvieron casi dos horas esperando para la entrevista?

Empezó a entrarme pánico. Y sólo me quedaban 20 días para acabar mi plazo.

"Maider, el Gerente General quiere tener una entrevista contigo. ¿Podrías venir la próxima semana?"

Asentí y volví a plantarme por tercera vez en esas oficinas. Gacias a mi amiga Fefa por prestarme su coche cada vez.

¿Realmente quería vivir en Estados Unidos? Antes de entrar en la oficina para la siguiente entrevista, llamé a casa y hablé con mis padres. Tenía miedo y no estaba segura de si ésta era la empresa en la que quería trabajar, pero no tenía más opciones y se me acababan los días.

Me derrumbo en la oficina de mi futuro jefe

Llegué temprano a la oficina y Claudio, el argentino que me entrevistó la primera vez, me hace pasar a su despacho.

"No puedo hacerlo, Claudio. Esto es demasiado para mí". Su cara, un cuadro.

"Espera aquí", me dice. Y sale de su despacho.

Vuelve al rato. "Vamos a comer. Quiero que conozcas mejor la empresa. El puesto se va a cubrir contigo u otra persona, pero nos gusta tu perfil. Ven".

Claudio tuvo la paciencia de explicármelo todo. Fuimos a comer. Y después recorrí las intalaciones de la oficina con él.

"Éstas son algunas de las cosas que harías, Maider. Vas a trabajar conmigo y ya verás que nos vamos a divertir mucho. Te lo vas a pasar bien aquí", dijo.

"Claudio, sólo tengo un permiso de trabajo por un año. Tendríais que patrocinarme en un futuro", le respondí.

"Llegado el momento, ya lo hablaríamos. No pienses en eso ahora. Mira, te voy a dar el fin de semana para que te lo pienses. Escríbeme y si quieres darte una oportunidad bien, y si no, no pasa nada".

¿Cómo no iba a querer trabajar con una persona así?

Volví a casa y le escribí un e-mail dándole las gracias por su paciencia conmigo. Que aceptaba el reto.

Tuve dos entrevistas más y, a finales de noviembre, 7 días antes de que mi periodo de búsqueda de trabajo llegase a su fin, empecé a trabajar para esta empresa.

10.Altibajos y solicitud de visa

No voy a entrar en detalles de cómo fue la experiencia de trabajar en esta empresa. Sí puedo decir que he hecho amistades con antiguos compañeros que van a durar toda la vida. A ellos les estoy eternamente agradecida por haberme apoyado en cada etapa de este proceso.

Si quieres soliticar la visa H-1B debes presentar toda la documentación antes del 1 de abril de cada año. Es entonces cuando se abre el plazo para hacer la solicitud, que luego se hace efectiva el 1 de octubre. Cada año suelen entregar 65,000 visas de este tipo, pero el cupo se suele llenar el mismo día 1 de abril. Muchas veces llevan a cabo loterías porque se suelen duplicar el número de solicitudes el primer día.

Mi permiso de trabajo de un año caducaba el 3 de octubre de 2011.

Llegado marzo de 2011, empecé a molestar en RRHH para comenzar los trámites de la H-1B.

"Sí, ya nos pondremos. No te preocupes".

Que no me preocupe... para entonces ya conocía cómo trabajaban algunas personas... y sí, estaba bastante preocupada.

Llega abril. Nada. No hay solicitud. Mayo. Nada. Junio. Tampoco. Julio. Rien de rien. Agosto...

Afortunadamente, debido a la crisis, no están pidiendo visas H-1B porque no se están contratando a gente. Y en Agosto aún quedaban 20,000 solicitudes.

En Agosto también viví una de las épocas más estresantes en la empresa. Habíamos sido demandados por varios empleados y para evitar que la cosa fuera a mayores, tuvimos que empezar a recolectar firmas de empleados de las tiendas. Entre Agosto y Septiembre me recorrí prácticamente todas las tiendas que hay entre Santa Bárbara y San Ysidro (frontera con México).

Por lo pelos....

Y seguía sin tener noticias de qué iba a pasar conmigo. No voy a entrar en lo que sucedió, pero Claudio, mi apoyo allí, dejó de trabajar en la empresa.

Cada vez quedaban menos días para hacer la solicitud y tenerla aprobada antes del 3 de octubre de 2011. Mi sueño de vivir en Estados Unidos se estaba yendo un poco al garete.

18 días antes de que acabase septiembre, mientras estaba en una tienda recogiendo más firmas, recibo una llamada:

"Maider. Han aprobado lo de la H-1B. Prepara toda la documentación para que hagamos la solicitud cuanto antes".

Volví a empezar una carrera contrarreloj para conseguirlo todo a tiempo. Generalmente, el proceso de solicitud y obtención de la H-1B lleva tres meses. Pero puedes pagar un premium y que lo tramiten en 2 semanas. Eso fue lo que hizo mi empresa al ver que no quedaba tiempo antes de que me quedara out of status.

Lo preparamos todo y se lo enviamos a la abogada deprisa.

El 1 de octubre de 2011 recibía la aprobación de USCIS para seguir en los Estados Unidos con la visa H-1B.

¡Por fin podía respirar un poco de aire! La H-1B tiene una validez de 4 años y se puede renovar una vez por otros 3 años.

11.Persiguiendo la Green Card

Los siguientes meses trancurrieron sin mucho que compartir aquí, al menos nada que esté relacionado con visas o cuestiones migratorias.

Seguía con el objetivo de obtener la Green Card (residencia permanente) y seguía echando la solicitud para la lotería. Pero como toda lotería, pues... las posibilidades de ganar la Green Card de esta forma para vivir en Estados Unidos son prácticamente nulas. Sólo conozco a una persona española que la ha ganado y la conocí hace 8 años en una fiesta, así que con eso te lo digo todo...

Empecé a molestar a RRHH sobre el tema de la residencia meses después, en Febrero de 2012. Nuestra empresa pasaba por un periodo transitorio y me pareció una buena oportunidad hablar de ello. Y lo fue, ya que la vice presidenta de RRHH dio la luz verde para hacer la solicitud.

¡Bien! ¿No?

Sí, pero tras esto empezaron los problemas. La persona por la que se va a solicitar la Green Card no se puede involucrar en el proceso.

Una vez entregué los documentos que la abodaga me pidió; cartas de referencia laboral, un CV actualizado, etc. Mi parte en el proceso terminaba.

Fases del proceso de la Greend Card

O eso creí yo. Para obtener la residencia permamente por medio de tu empresa, el proceso sigue varias fases:

  • En la primera, recopilan toda esa información de la que he hablado. Es parecida a la de H-1B.
  • Posteriormente y, en base, a la información obtenida, se crea un anuncio de trabajo que se debe publicar durante un mes en los medios locales. Se crea un perfil en el que, básicamente, la única persona que puede optar al puesto eres tú.
  • Se recogen todos los CVs de personas que podrían optar a tu mismo puesto de trabajo y se hace la entrevista. Cuando se confirma que nadie puede realizar las labores que tú llevas a cabo...
  • La abogada se pone en contacto con RRHH, o la persona encargada de tramitar tus papeles, para preparar la documentación que posteriormente se va a presentar a inmigración.
  • Inmigración analiza toda la documentación y te pone en una categoría para procesar la documentación.
  • Recibes el OK o el nay-nay de tu proceso, y sigues con los siguientes pasos. Si es que sí...
  • Llegan los pasos de los biométricos, revisión médica, vacunas, etc.
  • Y luego sólo queda esperar... a recibir la preciada tarjeta.

¿Cuánto crees que llevó este proceso? En mi caso, la solicitud inicial se hizo a principios de febrero de 2012 y obtuve la carta diciendo que mi petición había sido aprobada el 20 de noviembre de 2015. Como ves, hacer tu sueño de vivir en Estados Unidos realidad lleva su tiempo.

Podría haber sido bastante más rápido, pero recuerda lo que te he dicho antes... Somos Izeta, gafes con suerte.

Así que las cosas que podrían haberse resuelto en semanas, llevaron meses.

Resumen de lo que fue mal

Desde el momento en que yo entregué toda mi documentación y hasta que se publicó el primer anuncios en el LA Times pasaron 6 meses. No porque este proceso llevase mucho tiempo, sino porque en RRHH no tramitaron este paso.

Al final, fui yo quién llevó el papeleo con la abogada y lo dejó todo preparado para el LA Times.

Lo mismo pasó con el proceso posterior. Recibimos unos 40 CVs y se quedaron amontonados en una mesa durante meses.

Me estaba empezando a poner nerviosa porque mi visado H-1B iba a caducar y mi sueño de vivir en Estados Unidos parecía estar más lejos.

Pasó casi un año y mi petición seguía en standby. Hasta que dije que, contra las normas del proceso, yo me encargaría de leer todos los CVs de las personas que hicieron la solicitud.

De 40 personas, identifiqué tres posibles perfiles que podrían cuadrar con mi descripción. Y así lo hice saber.

Pasaron tres semanas y seguían sin entrevistar a las personas que había identificado.

No sabía qué hacer al respecto... Entonces, algo pasó en la empresa.

12.Cambios empresariales

¿Recuerdas la transición de la que te hablé anteriormente? Con estos cambios empresariales llegó un nuevo Gerente General a la empresa. Tuvimos uno temporal con el que establecí una muy buena relación laboral.

Fue él quien me comunicó, el 20 de octubre de 2013, que en 48 horas iban a despedir a 165 personas de la empresa y yo tenía la responsabilidad de preparar 7 comunicados diferentes, y hacerlos llegar a cada grupo.

Creo que fueron las 48 horas más intensas que viví en mi vida profesional. No dormí por las noches. Sobre todo porque me dieron la lista de las personas que no iban a regresar a la empresa, y no podía ni mirarles a la cara sabiendo cuál iba a ser su futuro próximo.

Nuevo departamento

En lo que me corresponde, a pesar de saber qué iba a pasar con la plantilla... No sabía qué me iba a pasar a mí. Y no lo supe hasta el momento en que, después de hacer el anuncio oficial, nos agruparon por departamentos y el entonces nuevo Vice Presidente de RRHH me dijo:

"Perdona, se me había olvidado comentarte... ya no formas parte de Recursos Humanos. Ahora vas a estar en Marketing, así que deberás ir a la reunión de Merchandising".

Menudo jarro de agua fría me cayó en ese momento. Lo primero que pasó por mi mente fue... ¿Y ahora qué pasa con mi proceso y sueño de vivir en Estados Unidos?

Llevaba 48 horas sin dormir, exhausta y tensa por todo lo que supuso tener todos los comunicados al milímetro y me derrumbé. No pude contener el llanto frente a la asistente del CEO, con quien también tenía una buena relación.

El Gerente temporal me llamó pasar a su oficina: "Maider, no tenía ni idea de lo que estaba pasando con tu proceso de la Green Card. Me lo acaban de comentar. Déjame que hable con Recursos Humanos".

Gracias a él y que habló con la persona que llevaba mi caso, el proceso siguió su curso. Por fin entrevistaron a las personas y prepararon la documentación posterior para entregársela a la abogada.

13.Mi caso es auditado por inmigración

Pero, ¿por qué iban a ir las cosas bien cuando podían ir mal? La documentación no fue entregada correctamente.

A lo tres meses de haberla entregado, recibimos una carta de inmigración diciendo que iban a auditar mi caso porque faltaba información.

¿En serio? ¿Por qué coño no salían las cosas bien a la primera?

La abogada se puso en contacto conmigo y me pidió muchísima información y documentación acerca del trabajo que había hecho hasta entonces para la empresa. Sobre todo, necesitaba trabajos que había hecho en español.

Lo tuve todo preparado en una semana y ella lo presentó a inmigración. Afortunadamente, la persona que se había encargado hasta entonces de mi caso no estaba en la empresa, y todo fue más rápido a partir de entonces.

Nos informaron de que debido a la cantidad de peticiones que había, la auditoría de mi caso se retrasaría, como mínimo, un año.

Así que me olvidé del tema. Fue aquí cuando empecé a pensar en mi viaje por el mundo.

Durante este tiempo me tocó renovar la visa H-1B, y como imaginarás no estuvo exenta de sustos... Entre otros, la Embajada perdió mi pasaporte cuando fui a renovar la visa en Madrid... Pero no quiero ahondar mucho en este tema.

Llega el resultado de la auditoría

Después de más un año, en abril de 2015, recibo una carta de inmigración diciendo que mi ha caso ha sido auditado y el resultado es favorable. ¡Bien! ¡Por fin una buena noticia y puedo empezar a pensar en vivir en Estados Unidos de forma permanente!

Aquí llegan más papeleos, los biométricos de los que te hablé y la revisión médica. Cuando me piden revisar toda la documentación, me doy cuenta de que han puesto mal mi fecha de nacimiento.

Tienen que volver a tramitarlo todo. ¡Hostia! ¡Es que, de verdad, nada sale bien a la primera! ¿Cómo podía ser posible?

Corrigieron los errores y presenté los resultados de la revisión a inmigración.

Ya no quedaba nada para hacer mi sueño realidad. Y así, en octubre de 2015 recibí la carta tan deseada y esperada:

"Mi petición de Green Card había sido aprobada y recibiría la tarjeta en una semanas".

Sostuve esa tarjeta el 20 de noviembre de 2015. No me lo podía creer. Lloré... y lloré un poquito más.

Por fin podía empezar a vivir en Estados Unidos de forma tranquila. Ya era, oficialmente, residente de este país.

14.La suerte... se busca

Como ves, es posible conseguir vivir y trabajar en los Estados Unidos, pero no es fácil. Si vas a hacerlo por la misma vía que yo: Visa F-1> OPT> Visa H-1B> Green Card, te va a llevar tiempo y puede que termines desgastado emocionalmente.

Mucha gente me dice que he tenido mucha suerte. Y sí, puede ser cierto, pero si has leído todo este relato, de principio a fin, te habrás dado cuenta de que YO busqué esa suerte. Las cosas no me cayeron del cielo, sino que fui persiguiendo esos sueños y, a base de constancia y presionar y molestar a la gente, conseguí lo que quería.

Si yo he podido hacerlo, tú también puedes. Pero sé paciente y fuerte emocionalmente, porque salvo que optes por la vía de casarte con alguien para obtener tu residencia, este camino es largo y bastante agotador.

Y, ahora que ya estoy viviendo en Estados Unidos, ¿cómo es ese sueño americano del que tanto hablan?

Ja, de eso ya te hablaré en otro momento... pero, créeme, no es para tanto ;-).

Gracias por haberte tomado tu tiempo en leer mi historia. Si te ha inspirado a perseguir tu sueño, me alegro, y si no, espero que hayas podido conocerme un poco mejor.

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Foto de portada via Shutterstock


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