Revista Viajes

Vivir en Fuengirola

Por Constanza @lamaletadecon
Fuengirola siempre me ha parecido desde la autopista A7 un lugar  horroroso, jamás la hubiera elegido para veranear, y al igual que Torremolinos y Benalmádena  me parecía una jungla de cemento.
Y quién me iba a decir a mí que acabaría viviendo aquí, eligiendo uno de estos núcleos urbanos indignos a la medida del hombre para venir a posicionar mis huesos.

Vivir en Fuengirola

La vista de la A7 a espaldas de mi casa


De todas maneras, cuando bajas de la autopista, cuando te metes en la ciudad y la vives a escala humana, Fuengirola tiene algo más que ese esqueleto de ladrillo que se ve desde lo alto .  Por empezar dentro de la escarpada morfología de la Costa del Sol, Fuengirola es una ciudad amable al caminante, casi toda su área urbana es plana, lo cual la ha hecho hogar de innumerables ancianos del norte de Europa, y se ha convertido en la colonia más importante de finlandeses fuera de Finlandia. A la vez, y no es poco, es una ciudad en la que sólo necesitas tus pies y tu bicicleta para moverte, ya que además el Ayuntamiento se las ha ingeniado para bloquear los accesos al centro a los coches, y me han dicho que en verano las 4 ruedas se convierten en un vehículo infame para sus  propietarios. Las plazas de garaje se rifan a 200€ al mes, y en muchos sitios a esta altura del año ya están todas alquiladas.

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Una tienda de finlandeses en Los Boliches


 Por tanto es una ciudad bastante silenciosa, salvo las áreas de bares y restaurantes; y a la vez, es una ciudad llena de vida. Tiene durante el año 70.000 habitantes y en verano triplica su población , experiencia que temo realizar, y que os iré contando a lo largo del período estivo. Cuando la eliges como hábitat desechando a sus vecinas es principalmente porque se encuentra a mitad de camino de todo, considerando que para mí la Costa del Sol es lo que va entre Málaga y Marbella. Sin embargo, creo que es la extensión de toda la costa de la provincia malagueña.
 Cuando decides venirte a vivir a esta zona es muy difícil decidir dónde vivir si no tienes nada que te condicione como un trabajo o una persona. Para mí, en cambio, era definitiva la decisión de estar durante todo el año, y por lo tanto elegir un lugar lleno de servicios que no me obligaran a coger el coche hasta para ir a comprar el pan. Y como todo en la vida, en este caso tienes que elegir, y cuando eliges, ganas por un lado y pierdes por otro. En este caso elegí estar en área urbana, en una de las puntas de la ciudad, y poder venir caminando al centro y a los supermercados.
 La ciudad, como he dicho , se extiende plana a lo largo de sus  7km de playa de arena no siempre original u oriunda de esta costa. Por un lado linda con Benalmádena, y por otro con terrenos de Mijas, pero en esta parte no tropieza con área urbana ninguna. En cambio con su vecina del este prácticamente se acarician por la costa y se pasa de una a otra sin apenas darte cuenta. Lo que más impacta de estas ciudades de turismo de masa, son las escalas: las innumerables moles de cemento que se han hecho de cara al mar. Suelen ser edificios uniformes, de unos 10 pisos de altura, que son los más codiciados por mirar de frente al mar, y es prácticamente imposible conseguir uno para alquilarlo por el año completo, ya que en los meses de julio y agosto se le puede sacar por meses lo que consigues por un año de renta.

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La playa de Los Boliches


 La ciudad podríamos decir que en relación al mar, se divide en dos, por el eje de la Avenida que desemboca en el puerto. Hacia el este, o sea hacia Benalmádena, se encuentra el famoso barrio Los Boliches, que podríamos decir que es Little Scandinavia.  Es la zona preferida por los residentes del norte de Europa, con preponderancia de finlandeses, como he dicho anteriormente, y éstos se han afincado en un ángulo de esta parte llamada Los Pacos, de lo que escribiré un post un día de estos. Los Boliches es una zona muy animada, con muchos bares y comercios, y con iglesias, supermercados, y clubes sociales de estas personas del norte de Europa. Del otro lado de la ciudad,  se encuentra lo que se llama o conoce como el centro, es decir , lo que fue el pueblo original, y al extremo se encuentra la zona de “los Cordobeses”. 
Fuengirola es la zona preferida de estos ciudadanos del interior andaluz para veranear, a  los que se suman otros tantos de Jaén.  Esta zona, para mí, es urbanísticamente superior, los edificios si bien  igual de altos, no están construídos uno al lado del otro, sino que se separan por enormes áreas parquizadas, por hoteles grandes e importantes, por lo cual no es un área tan superpoblada como la del extremo. A la vez tienen una  enorme mezquita, que ocupa algo más que una manzana, de cuya historia ya me enteraré porque seguramente no ha estado exenta de polémica, y que hace normal que por esta zona te cruces con ciudadanos de origen fundamentalmente marroquí. En esta zona vivo yo. 

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El puente del Parque fluvial en la zona de los "Cordobeses".


 Y curiosamente cuando el otro día volviendo a casa, la ví desde la autopista, es una de las tantas que me horrorizaban cuando pasaba por aquí rumbo a Marbella.  Porque para mí, uno de los dramas de Fuengirola, es que ha sido tajeada por la A7 y en sus extremos se mete prácticamente dentro , y hace que la tengas que atravesar una y otra vez como si fuera una calle normal. Algo que en otro momento de mi vida me hubiera horrorizado, y en este me lo compensa la sensación de estar en un área cosmopolita de mar. Jamás hubiera elegido Fuengirola para veranear, pero sí la he elegido para vivir.   

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