En los procesos de catalización química existe un componente (el catalizador) que siempre permanece inalterable, mientras que el resto reaccionan y se precipitan hacia un cambio rápido.El Neoliberalismo, en este escenario posdemocrático ha dejado de ser sólo una forma de relacionarse con el mercado, de regularlo o des-regularlo se ha convertido en el núcleo básico sobre el que gira todo el sistema, en lo económico, en lo político y en lo social. El elemento catalizador inalterable es, sin duda, el capital, por una parte amparado ideológicamente en el contexto hegemónico neo-liberal, y por otra, una vez liberado de sus corsés físicos y transmutado en pura información, capaz de circular y replicarse a la velocidad de la luz, convirtiendo el planeta en un solo mercado (24/365) que debe funcionar con las nuevas reglas que marca el capitalismo gaseoso.
En este modelo, las instituciones estatales y los mecanismos políticos que gestaron después de la 2ª guerramundial, lo que en Europa se ha llamado el Estado del Bienestar, son obstáculos que necesariamente deben desaparecer para que la catálisis del sistema funcione y se adapte a este nuevo orden mundial. Si nos fijamos, todo esto afecta a lo micro del comportamiento político, vemos como se presentan las situaciones en esta fase de transición pos-democrática, en la que aún conviven formas de representación clásicas, con otras formas de ejercicio que distan mucho de lo que hasta ahora entendíamos como reglas del comportamiento político.¿Que pasa?:
- Cuando los partidos políticos han perdido su base social y parecen más “expertos en marketing” que otra cosa.
- Cuando democracia y corrupción se nos presentan, interesadamente, como las dos caras de una misma moneda.
- Cuando asistimos a la transmutación del debate político por el scoop en prime-time de la televisión. ( debate Congreso de los Diputados / Esquerra Republicana, expulsión).
- Cuando los cómicos son capaces de igualar o superar resultados de los partidos de amplia tradición, (Beppe Grillo).
- Cuando hasta las monjas contemplativas, nos transiten más credibilidad y los percibimos como más representativos que los políticos al uso (mejor dicho al desuso).
Recomiendo leer a Colin Crouchcuyo libro Post-Democracyha inspirado este post.