Esta road movie ambientada en los 60’s quizás tampoco sea la gran película que aupará a los altares a David Trueba (yo creo que aún va a hacer mejor cine) pero se acerca mucho gracias al tono agridulce, a la desbordante humanidad que late en los personajes (se sale Javier Cámara) y a una nostálgica mirada del pasado que, en realidad, habla mucho del presente.
****Película: Vivir es fácil con los ojos cerrados. Guión: David Trueba. País: España. Duración: 109 min. Género: Comedia dramática. Reparto: Javier Cámara (Antonio), Natalia de Molina (Belén), Francesc Colomer (Juanjo), Ramón Fontseré (Ramón), Rogelio Fernández Díaz (Bruno), Jorge Sanz (padre de Juanjo), Ariadna Gil (madre de Juanjo). Producción ejecutiva: Cristina Huete. Fotografía: Daniel Vilar. Montaje: Marta Velasco. Dirección artística: Pilar Revuelta. Vestuario: Lala Huete. Distribuidora: Universal Pictures International Spain. Estreno en España: 31 Octubre 2013.Calificación por edades: Apta para todos los públicos.
Va a gustar más a los espectadores ya entrados en años, pero tiene mucho de juvenil descubrimiento, de toma de conciencia e inflexión vital, aludiendo sutil y no tan sutilmente con su argumento que la comunicación y la educación son los motores de todo cambio. Al margen de todo ello hay que destacar que el casting es un acierto mayúsculo porque sin estos actores la película perdería muchos enteros.
Me pasa un poco lo que me ocurrió con la ópera prima de David Trueba “La buena vida”. Aunque no me apasionan como otros grandes títulos hay aspectos que me gustan mucho y os disfruto al máximo. Me atrapa por ejemplo ese poso melancólico que inunda todo y reverbera en miradas y gestos y el tono amable, lo buenas personas que son los protagonistas, me conmueven y por sí mismos consiguen que mantenga el interés de inicio a fin porque quiero saber qué les ocurre, pero en ambos casos me da la sensación que tras el interesante arranque luego el desarrollo se desmaya un poco en su tramo intermedio.
No quiere esto decir que sea poco lo que el argumento te susurra, los guiños que te hace, es que la historia en sí, lo que acontece resulta aparentemente intrascendente, mera anécdota y a eso a veces, en pleno visionado te hace pensar ¿a dónde lleva esto? ¿sólo estoy viendo una simple huida puntual de tres personajes? Por otra parte esto también tiene su “magia” puesto que a partir de unos acontecimientos relativamente simples David Trueba habla de cosas más importantes y profundas sobre las que uno de pronto se sorprende pensando.
La anécdota es la que nos cuentan en el trailer: 1966, un profesor de escuela enamorado de los Beatles emprende viaje a Almería hasta el rodaje de una película donde sabe que está John Lennon y a él se unen un chico de dieciséis años que se ha marchado de casa y una chica de veintiuno que huye por algo que no voy a destripar.
A parte de ese ir y venir con el coche, hay más en esta particular road movie inundada de luz y sol, de carreteras secundarias y personajes amables y otros que no lo son tanto..Hay un proceso de descubrimiento personal y se palpa un país que pretende avanzar, pero que aún está anclado en el pasado en muchos aspectos; se percibe dificultad y misería, pero también arrestos para salir de ella; las miradas son melancólicas y revelan cierta tristeza interior pero las sonrisas son luminosas...Por suerte en España siempre hay alguien como don Antonio (el profesor al que interpreta Javier Cámara) capaz de hacer brotar con su desparpajo sonrisas y en algún momento carcajadas. No queda otra, sea cual fuere el contexto, los españoles siempre hemos sido de carácter soleado aunque la procesión vaya por dentro.
En realidad la película es una metáfora de España, de la de entonces y de la de ahora, porque de algún modo andan relacionadas ya que sólo hay un camino por recorrer y ha de ser el de mejorar. La que nos muestra el menor de los Trueba es una España en la que llevar el pelo largo es un atentado contra la estética o enseñar canciones de los Beatles en inglés una frivolité educativa...la de ahora también tiene sus peros. En ambos casos lo que a todos nos gustaría sería poder escapar aunque sólo fuera por unos días como hacen los personajes, encontrar un asidero de afecto e integridad donde refugiarnos y recuperar fuerzas para seguir adelante.
Realmente yo diría que lo mejor de esta película, al margen de los actores que están soberbios, creo que es el tono, esa sensibilidad que emana de todo y que es algo inasible, inexplicable, que hay que experimentar viéndola. Contribuyen a crearlo la fotografía y la banda sonora, pero sobretodo los actores. Hay muchas miradas que lo dicen todo y al respecto Natalia de Molina (gran descubrimiento) y Francesc Colomer tienen varios primeros planos magníficos. Claro, el plato fuerte de la función es Javier Cámara que se encuentra con su personaje como pez en el agua y en auténtico estado de gracia. Me parece imposible no empatizar al instante con los tres protagonistas y en cuanto lo haces te encuentras embarcado en su viaje.
Ya digo, puede que esta película, por su argumento, dé la sensación de anécdota sencilla; pero hay en ella un cocktail de sensaciones difíciles de amalgamar, una cierta poesia existencial, emoción tanto sutil como explícita, solapada crítica social, humor agridulce, dolor íntimo que se transmuta en risa, descubrimiento personal....Su visionado resulta entrañable y según como te pille puede tocarte bastante la fibra sensible.