Revista Viajes

Vivir sin estaciones

Por Bbecares

Desde que llegué a vivir en Colombia he visto mucha confusión con esto del clima y las estaciones. Me preguntan, tanto de un lado, como del otro, cosas sobre temperaturas en el país que está al otro lado del charco. Y veo un gran desconocimiento sobre lo que supone vivir cerca de la línea del Ecuador y sobre lo que supone tener que aclimatarse a 4 estaciones.

Así que, ya aviso, la próxima vez que alguien me pregunte, le voy a pasar este link y me ahorro la explicación una vez más.

En Colombia la duda es: ¿qué son las estaciones? Algo que para ti, español, europeo, es tan básico y que llevas estudiando desde el mismísimo año que empezaste al colegio, justo después de los coleros e incluso antes que los números. Eso que condiciona tu vida, tu vestimenta, tu humor y tus vacaciones del trabajo, aquí no tiene ningún tipo de valor.

Y por ello, más de una vez, personas de Colombia, sobre todo gente mayor o de zonas rurales, me han preguntado por eso de qué es el invierno y cuándo se produce, o en qué estación es en la que nieva y cuál en la que se caen las hojas de los árboles, tal y cómo aparece en las películas.

Amigos españoles y europeos, diréis: “ay qué ignorantes”, una cosa tan básica y no la saben. Me adelanto a ello porque el europeo y, también el norteamericano, tienden a pensar de forma muy egocéntrica y creen que sus circunstancias han de ser de conocimiento universal. Ellos, europeos, no sabrían decir qué día celebran los musulmanes o los judíos sus grandes fiestas, pero piensan que un marroquí sí debería saber en qué días del año es Navidad (¿o no?).

Pero el colombiano no es menos, ni más, ignorante que lo que somos nosotros, cuando no comprendemos que hay lugares en el mundo (yo me incluyo, hace algo más de un año, antes de vivir en Asia, donde hay lugares similares a las condiciones de Colombia nunca me dio por pensar en esto) donde el clima es el mismo todo el año y donde no existen las estaciones.

En Colombia sucede así. Es una vida sin estaciones. Estamos en la zona ecuatorial del planeta. El clima del sitio en el que estés, viene condicionado por la altitud. Lo que trae una gran variedad de climas porque este país es montañoso con ganas. Sí que puede variar con que unos meses del año son más lluviosos que otros.

Así, que por ejemplo en Bogotá, no hace calor, como todos creen. Bogotá está a 2.400 metros de altura, por lo que se vive un ‘otoño’ permanente. Es clima de montaña (¿eso lo recordáis del colegio, a más altura, más frío?). Lluvia los 365 días del año (si es época de lluvias, pues con más intensidad),  cielos grises a menudo y da igual el mes, nunca hace realmente calor, siempre hace fresco y se pone frío cuando anochece (y anochece a las 6, todo el año a las 6, no se cambia la hora), siempre hace falta llevar chaqueta y las sandalias no son parte del vestuario. Los que me seguís sabéis lo poco que me gusta esta ciudad. Su clima, su carencia de al menos un par de meses de sol, no ayuda a que me guste más. Vamos que lo tiene todo esta ciudad para mí (sarcasmo).

Yo creo que este otoño permanente afecta a la actitud de la gente que a diario se empujan unos a otros  tan amargamente en el Transmilenio (el sistema de transporte público de la ciudad, o un castigo que le caído a esta pobre gente por parte de sus gobernantes). Imagináos que no existe la ‘Primavera’, que nunca hay esa sensación de alegría repentina, de hormonas revolucionadas. Nunca pueden tener esa sensación de ‘que la sangre se altera con la primavera’, la alegría que produce saber que el frío ha acabado y que llegan las flores. El cambio del fondo de armario.

Cuando yo vine a vivir aquí y miraba ropa, mis ojos se iban hacia los vestidos veraniegos, las faldas, las camisetas frescas y, resignadamente, tenía que recordar que en la ciudad en la que vivía esa ropa no podía ir, sino acompañada de medias y una chaqueta gorda por encima. Un punto más que me hizo estallar y pedir más flexibilidad para viajar este hermoso país fuera de esta ciudad que me da pocas alegrías.

Los bogotanos sólo abandonan el otoño cuando toman el coche y se van fuera de Bogotá, a ‘tierra caliente’, como se dice.

Y es que, cuando sales de Bogotá, cuando vas bajando estas montañas, llegas a tierra caliente. Y cuando más bajes, más caliente.

Eso quiere decir que hay lugares en Colombia que viven siempre en primavera, como Medellín que está a poco más de 1.000 metros de altura y precisamente es la ciudad a la que llaman la ‘eterna primavera’. Y si bajas más, hay sitios como Cali o toda la costa en donde siempre es verano. Siempre los 35 grados rondándote. Siempre la ropa veraniega, los pantalones cortos y las camisetas de tirantes. Siempre sudando. Tiene que ser agotador la verdad, vivir así los 365 días del año, pero ese calor, viene (explicablemente) acompañado de música, en esas ciudades donde siempre hace calor, también escuchas música a todas horas y en todos lados, a diferencia de la gris ciudad de Bogotá.

Y aunque los cartageneros, caleños o baranquilleros puedan quejarse de ese calor incesante, os digo yo, que siempre se les ve más felices, alegres, bailongos, amables, cálidos y sonrientes. Mientras que en Bogotá la tendencia es ver caras serias.

Ahora me acaba de llegar un mail del que será mi anfitrión dentro de unas semanas en Leticia, la capital del Amazonas, diciendo que es época de lluvias, que hay muchísima humedad (dice que llega al 100% estála humedad allí). Otro clima diferente más para conocer. No suena muy apetecible. Ya me ha advertido de llevar repelente y mangas largas a pesar del calor. Pero me muero de ganas por conocerlo.


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