Drama social en el que Jean-Luc Godard relata la caída en el submundo de la prostitución de Nana -en la piel de la musa y pareja del director galo Anna Karina- tras ver malogrados sus sueños de convertirse en actriz. Doce secuencias, o cuadros, estructuran el film en el que Godard atenuó los preceptos libertarios de la nouvelle vague francesa que tan disciplinadamente había seguido hasta ese 1962, sin abandonar la libertad creativa y expositiva característica de la citada corriente artística, pero haciéndose más entendible, más accesible. Una obra cargada de filosofía, de la vital y de la académica, dura sin ser efectista ni tremendista, que posee un aire documental importante y mantiene plena vigencia como testimonio creíble. Fresca y, por supuesto, inusual, entonces y ahora.
Puntuación @tomgut65: 7/10