Quizás la mayor razón para hacer este viaje, además de visitar a mi amigo Juantxu recién cumplidos los setenta, fuera conocer San Andrés de Teixido donde es famoso el dicho: "vai de morto quen non foi de vivo". Se localiza en la comarca coruñesa de Ferrol, en la Sierra de Capelada, cerca de los acantilados sobre el mar. Pero qué hay que ver en este lugar de peregrinación, le pregunto a mi amigo.
Lo que se ve en todos los demás: comercio, aunque no voy a hacer comentarios al respecto ni valoraciones porque tampoco desmerece un paseo hasta este lugar, a doce kilómetros de Cariño, pueblo costero de cinco parroquias donde no faltan lugares de interés, como los acantilados más altos de Europa; lugar reconocido como Santuario de las Aves y en el apartado patrimonial una obligada visita a San Xiao do Trebo, antiguo asentamiento romano. El topónimo de teixido se corresponde con el nuestro de "tejedo", lugar donde abundan los tejos, y hecho a la mar, extraigo la impresión que me ha producida esta parada. En principio no sé si mi alma contará como visitante en ese juicio final que se aventura, citando a quienes cumplieron con la promesa de llegar a este sitio. Mi amigo Juantxu me empujó a venir y me animó a tirar una piedra en los túmulos o milladoiros, como hacían los romeros, piedras que servirían como justificante de haber llegado hasta este punto. Sí he visto el templo gótico, de tipología marinera, con su arco triunfal, de tipo apuntado.
La tradición señala que hay que beber agua de "La Fuente de los Tres Caños", pedir a San Andrés un deseo y echar en el agua un pequeño trozo de pan, que si no se hunde nos ayudará a encontrar la fortuna, al menos durante un año. Pero, cuando uno está en un camino que le lleva sin muchos sobresaltos, tiene para vivir modestamente, ama y es correspondido en buena medida, prefiere someterse al azar implacable del destino. Tal vez, si el mar de mi vida sigue sereno luego, vuelva en junio a estos parajes para disfrutar de la "rapa das bestas" que se celebra cerca de San Andrés, en el Monte da Pena Toxosa.
LA MADEJA | DIARIO PALENTINO-2020